Toros

Los restos de Jaime Ostos darán una vuelta al ruedo póstuma en la Maestranza

Será el próximo 21 de enero, en un acto pendiente de algunos flecos organizativos, que servirá para despedir al valeroso torero antes de recibir la definitiva sepultura en Écija

11 ene 2022 / 18:31 h - Actualizado: 11 ene 2022 / 18:39 h.
"Toros"
  • Imagen de archivo, tomada el 4 de agosto de 1999, del torero español Jaime Ostos. / EFE - Gustavo Cuevas
    Imagen de archivo, tomada el 4 de agosto de 1999, del torero español Jaime Ostos. / EFE - Gustavo Cuevas

Las cenizas del matador de toros Jaime Ostos, fallecido este sábado en Colombia, darán una vuelta al ruedo póstuma en el ruedo de la plaza de toros de la Real Maestranza de Sevilla siguiendo los deseos de la familia del diestro ecijano, que han elevado la correspondiente petición a la junta de gobierno del cuerpo nobiliario. Será el próximo día 21, viernes, en una secuencia de actos que aún tiene pendientes algunos flecos organizativos forzados por el protocolo covid que podría incluir la celebración de una misa de réquiem que aún está pendiente de concretar en todos sus detalles. Posteriormente, los restos del torero serán trasladados hasta su localidad natal, Écija, donde serán inhumados en la sepultura familiar.

Así lo han confirmado fuentes familiares aclarando que la esposa de Ostos, María Ángeles Grajal, aterrizará a mediodía de este miércoles en el aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid acompañando los restos de su marido, incinerado en Bogotá, la capital colombiana en la que falleció de un infarto fulminante mientras dormía. El funeral se ha organizado en la iglesia de Santa Bárbara de la capital el próximo 20 de enero, jueves.

Ostos, de 90 años, se encontraba pasando las fiestas navideñas en Colombia, país al que se encontraba estrechamente unido. Nacido en Écija en 1931, fue un matador de gran trascendencia –famoso por su valor y marcado por numerosas cornadas- en la década de los 60, coincidiendo en el tiempo y en el espacio con una de las generaciones de toreros más importante de todos los tiempos. Era miembro de una acomodada familia de labradores ecijanos y aunque llegó a prepararse para seguir la carrera de aviador civil, la vocación taurina se impuso finalmente tomando la alternativa el 13 de octubre de 1956 en Zaragoza de manos de Miguel Báez ‘Litri’, que le cedió un toro de Urquijo en presencia de Antonio Ordóñez.

Siete años después, en julio de 1963, estremeció a todo el país después de sufrir una gravísima cornada en el ruedo de Tarazona de Aragón que le mantuvo varias semanas entre la vida y la muerte. Contra todo pronóstico logró reaparecer sin acusar el percance aunque su estrella iría apagándose paulatinamente a lo largo de la década siguiente antes de su retirada definitiva y, sobre todo, de entrar en el universo rosa que eclipsó parte de su verdadera fama, ganada a sangre y fuego en la cara de los toros.