Observatorio taurino

Luque golpea fuerte en las primeras ferias del litoral

El matador de Gerena, en el mejor momento de su vida, ha abierto la puerta grande de las plazas de Huelva y El Puerto de Santa María pidiendo sitio en la primera línea del toreo

02 ago 2022 / 10:57 h - Actualizado: 02 ago 2022 / 11:01 h.
"Observatorio taurino"
  • Daniel Luque abandona a hombros la Plaza Real del Puerto de Santa María el pasado sábado.
    Daniel Luque abandona a hombros la Plaza Real del Puerto de Santa María el pasado sábado.

En la orilla atlántica

Llegó, vio y venció. Luque era el tercer hombre de la primera de Colombinas. Posiblemente su nombre no daba al cartel los mismos oropeles que Morante o Pablo Aguado pero el diestro de Gerena, dueño de la escena, logró indultar un bravo y completo toro de Juan Pedro Domecq –isla feliz de una temporada más que mediocre- y dio la verdadera medida de su gran fondo como torero doblegando el complejo pitón izquierdo del segundo de su lote. Ésa fue la verdadera clave de su faena, posiblemente de toda la tarde. Las cuatro orejas y el rabo conseguidos, más el perdón de la vida del ‘juampedro’, dieron la medida de la importancia de lo que había pasado en un festejo en el que Pablo Aguado pasó sin pena ni gloria y, una vez más, hay que consignar la maravillosa tauromaquia de Morante de la Puebla al que ya le importan un bledo las condiciones de sus toros para ponerse a crear obras inolvidables. Ya lo hemos dicho alguna vez: es uno de los grandes de la historia, uno de los mejores de nuestra vida...

Al día siguiente, en la misma plaza, no hubo la misma importancia. Con una manejable corrida de Luis Algarra Roca Rey se empleó en su más genuina puesta en escena y Manzanares se limitó a pasar sus toros con compuesto aire funcionarial. Tomó la alternativa un novillero local, Alejandro Conquero, que se entregó a su modo... El caso es que las entradas vividas en esas dos primeras jornadas de las fiestas colombinas fueron más que aceptables. No se puede decir lo mismo de las que se han registrado en la Plaza Real del Puerto de Santa María con dos carteles de presunto relumbrón. Media plaza dos días seguidos con Morante, Juli, Manzanares, Talavante... ¿Qué está pasando aquí? Nos quedamos con los triunfos del madrileño y el extremeño, despertado de su siesta; también con el dulce momento de la ganadería de La Quinta pero, sobre todo, con el despliegue de Daniel Luque ante una mala corrida de Garcigrande, al día siguiente de su gran pronunciamiento choquero.

En otro circuito, en otra órbita, se celebró una corrida en la coqueta placita de Guillena, televisada por Canal Sur. Su tardío comienzo, retrasado una hora larga por problemas con la UVI móvil prevista, prestó la anécdota a una tarde de calor sideral en la que Oliva Soto volvió a mostrarse como un torero recuperable y Rafa Serna se hartó de torear en una gran faena malograda con la espada. Ruiz Muñoz, el sobrino nieto de Curro Romero, también mostró su mejor faz y una mayor seguridad delante de los toros. Que estuvieron bien los tres, vamos. Y una cosa más: hubo cosas que no debieron pasar, es verdad, pero benditos pueblos...

Rescoldos del ciclo de promoción

El pasado jueves, por cierto, concluyó el serial de festejos de promoción con una terna de finalistas que atendió al habitual dictamen del jurado de los asesores artísticos de la presidencia de la plaza. Es otra victoria ganada a la cotidianidad después de dos años de ausencia por imperativo del famoso bichito. Pero todo estaba en su lugar, adelantando media hora más unos festejos que no hace tanto comenzaban a las diez de la noche y ahora lo hacen a las nueve. El ganador del asunto ha sido el novillero algabeño Manuel Jesús Carrión, que se impuso en la final –convertida en un duelo provincial entre La Algaba y la Puebla del Río- al cigarrero El Exquisito gracias, entre otros condicionantes, al decidido, entusiasta y necesario apoyo de los muchos partidarios que vinieron a alentarle desde su pueblo.

Ojo, ese apoyo no quita ni un gramo de legitimidad a su triunfo. En realidad se trata de una bendición para los tiempos que corren. Los partidarios son necesarios; son sal y levadura de la competencia entre novilleros y apoyo indispensable para poder montar esos festejos menores que, no hace tanto, salpicaban las ferias y las fiestas de los pueblos. Toca tomar nota...

Al Exquisito tampoco le faltaron fieles, entre ellos su ilustre paisano Morante de la Puebla al que se le pudo ver visiblemente molesto, hablando con los delegados gubernativos del callejón. La razón se supo luego: los duendes de los corrales habían cambiado el primer novillo por el sexto. Resumiendo: El Exquisito lidió en último lugar el eral que le tenía que haber correspondido matar a Emiliano Ortega, cabeza del cartel. Fue, con mucho, el peor del manejable envío de Fernando Sampedro, seguramente el mejor del elenco ganadero del ciclo.

¿Pudo cambiar el podio del festejo? La evidencia es absoluta. Nadie está exento de error pero cuando estas cosas han pasado siempre se ha advertido para que el matador y la cuadrilla correspondiente, variando el orden de antigüedad, se hagan cargo de la lidia. El sorteo es sagrado, mucho más en unas circunstancias como la del final del pasado jueves en la que tanto se jugaban los chavales. ¿Existe alguna forma de reparar el entuerto? Pues ni idea...

Cuestiones de ambiente

Pero ya que andábamos hablando del ciclo de promoción es obligado hacerlo del ambiente que lo rodea. Ha ido in crescendo, recuperando ese sano público familiar y juvenil sin el que no se entendería la verdadera idiosincrasia de este ciclo en el que siempre sobra –parece que este año han levantado la mano, eso sí- el ridículo rigor del servicio de seguridad. Estos festejos son lo que son por el aire distendido, la relajación de los tendidos y esas neveritas que hacen más placentera la espera. La hipertrofia de la reglamentación de la vida cotidiana es nefasta y las leyes están para interpretarlas, atendiendo a la naturaleza de la parroquia que puebla los escaños maestrantes. No es lo mismo –jamás lo será- un partido de alto riesgo que una novillada sin picadores, en una noche de julio, en la plaza de la Maestranza. Qué va a ser...