Manolete y Sevilla: a 75 años de su muerte

El grandioso califa cordobés, caído trágicamente en Linares el 28 de agosto de 1947, mantuvo una intensa relación con la plaza de la Maestranza

28 ago 2022 / 10:08 h - Actualizado: 28 ago 2022 / 10:12 h.
"Toros"
  • Monumental pase de pecho de Manolete en Sevilla, en la Feria de Abril de 1941.
    Monumental pase de pecho de Manolete en Sevilla, en la Feria de Abril de 1941.

Este domingo, 28 de agosto y festividad de San Agustín, se cumplen tres cuartos de siglo de la trágica cogida mortal de Manuel Rodríguez ‘Manolete’ en la plaza de Linares. El aura del diestro cordobés –ese torero para olvidar una guerra- marcó a fuego la España de los años 40 dentro y fuera de las plazas de toros. Manolete rindió todos los bastiones del universo taurino antes de inmortalizarse en su propio ocaso. El torero, además, mantuvo una relación especialísima con el coso del Baratillo antes y después de su alternativa convirtiendo el trascendental escenario hispalense en el definitivo trampolín de su califato.

Manolete y Sevilla: a 75 años de su muerte
Manolete y Pepe Luis Vázquez en su época de novilleros.

El diestro cordobés ya gozaba de gran ambiente cuando debutó en la plaza de la Maestranza como novillero. Fue el 26 de mayo de 1938, en plena Guerra Civil –la hizo sirviendo como artillero en el regimiento de Córdoba- acompañado de Torerito de Triana y Juanito Belmonte para estoquear una novillada de Ramón Ortega. No pasaron demasiados días para verse anunciado de nuevo en Sevilla, el 5 de junio, para lidiar un envío de Gallardo. Abría cartel Manuel Calderón y lo cerraba Pepe Luis Vázquez que se presentaba como novillero con picadores en el coso sevillano después de haber hechizado a sus paisanos en unos festejos previos, aún sin picar. Manolete volvió el 18 de septiembre –con Gallito y Manolo Martín Vázquez en el cartel- pero volvería a coincidir con Pepe Luis el 9 de octubre de aquel “III Año Triunfal” para repartirse cinco orejas y un rabo de un encierro de Villamarta. Había nacido una nueva era...

Manolete y Sevilla: a 75 años de su muerte
Chicuelo concede la alternativa a Manolete el 2 de julio de 1939 en la plaza de la Maestranza.

Manolete ya estaba listo para la alternativa en la temporada de 1939 pero volvió a anunciarse en la plaza de la Maestranza para despedirse de novillero el 21 de mayo junto a Fernandi y Manolo Martín Vázquez, con reses de Felipe Bartolomé. No le quedaba demasiado para el doctorado que se preparó, cómo no, en Sevilla. Fue el 2 de julio de aquel “Año de la Victoria”. Manuel Jiménez ‘Chicuelo’ fue el encargado de cederle la espada y la muleta en presencia de Gitanillo de Triana en un festejo apoteósico en el que se repartieron seis orejas y un rabo –lo cortó Chicuelo- de un encierro de Clemente Tassara.

La corrida se había organizado a beneficio de la Asociación de la Prensa de Sevilla y no estuvo exenta de anécdotas previas y posteriores, trufadas del ambiente político que se respiraba en un país en el que aún retumbaba el eco de los fusiles y los cañones. El toro escogido para la ceremonia tuvo que ser rebautizado a prisa y corriendo como ‘Mirador’. En el herradero se le había puesto ‘Comunista’ y obviamente, el ambiente no era el más propicio para mantenerle el nombre. Como colofón a la triunfal alternativa, un grupo de aficionados organizó un homenaje a Manolete en la Venta Marcelino. La nota más curiosa de este banquete queda recogida en la edición de El Correo del 4 de julio de 1939 señalando que se sirvió “Champang que se cría en Jerez y no en Francia” de la casa Pedro Domecq. Cosas de la autarquía. El horno no andaba para muchos bollos en la España devastada de 1939...

Pero el doctorado sevillano de Manolete encierra otras claves. No podía ser casual que el genial Chicuelo fuera el encargado de ceder espada y muleta a Manolete. Chicuelo había recogido las aportaciones de los colosos de la Edad de Oro, especialmente de Joselito, convirtiéndose en el transmisor de un concepto: el toreo ligado en redondo, que el torero de la Alameda de Hércules adobó de su gracia personal, de sus propios condicionantes físicos y estructuró en series diferenciadas y rematadas, dotando al trasteo de muleta de un metraje musical que se ha perpetuado como un canon inamovible -base de las sucesivas aportaciones de otros diestros fundamentales- hasta nuestros días.

Manolete y Sevilla: a 75 años de su muerte
Manolete cortó el rabo de un ejemplar de VIllamarta en la Feria de Abril de 1941. Foto: Archivo Paco Laguna

El rabo del toro de Villamarta

Manolete aún volvería a torear otra corrida en Sevilla en 1939, a los pocos días de su alternativa. Fue el 18 de julio, organizada a beneficio de la restauración del santuario despanzurrado de la Virgen de la Cabeza. El futuro califa alternó en esa ocasión con el Niño de la Palma y Pepe Bienvenida. Por delante rejonéo un toro Mascarenhas. Pero en la Feria de Abril de 1940 ya era el diestro base de un ciclo que sólo constó de tres festejos. Toreó ‘tassaras’, ‘villamartas’ y hasta cortó la oreja de un ‘miura’ pero, sobre todo, derrotó a Domingo Ortega -que nunca se lo perdonó- y se hizo amo y señor del toreo hasta la tragedia irremediable de Linares. En 1941 tampoco le haría ascos a la divisa de Miura pero su mayor triunfo, además de la oreja cortada a un ejemplar de Urquijo, lo logró arrancando el rabo de un toro del marqués de Villamarta compartiendo cartel con Pepe Bienvenida, Juanito Belmonte y el mismísimo Pepe Luis, que le había calentado los cascos con los toros de Zahariche. El califa se rebeló contra todo y contra todos erigiéndose en el definitivo triunfador del serial sevillano. Estaba Manolete. Después, todos los demás...

En el 42 creció la Feria, sumando cuatro tardes. Y en las cuatro estaba anunciado Manolete junto a Pepe Luis. Polarizaban una afición que tuvo que contemplar estupefacta a sus ídolos pasar con más pena que gloria por el dorado albero maestrante. El cordobés recompuso los platos rotos en la corrida del 18 de julio sin saber que se estaba cocinando un velado veto de la patronal taurina. Efectivamente, llegaría a quedarse fuera de la Feria de Abril de 1943. Eduardo Pagés había acordado junto a Orduña, Balañá y Peris, entre otros, fijar un tope salarial de 30.000 pesetas en los honorarios del califa cordobés. Pero aquel pacto no tardaría en romperse y el propio Pagés tuvo que doblar la cerviz para contratar a Manolete tres tardes –y en las tres alternó con Pepe Luis- en la feria de 1944, cortando dos orejas a un toro de Montalvo.

En 1945 volvió a barrer, cortando orejas en las cuatro corridas que contrató para despachar toros de Tassara, Nuñez, Miura y Curro Chica. Lidió ocho toros y cuajó por todo lo alto a siete, manteniendo un intenso duelo con el nuevo ídolo de la afición: el mexicano Carlos Arruza. Entonces no podía saberlo pero la tarde del 21 de abril de 1945 iba a ser la última vez que pisara el ruedo sevillano. En 1946 se tomó un largo descanso y en el 47 aguardó hasta el verano para comenzar una temporada que concluiría, como su propia vida, el 28 de agosto de 1947.

Manolete y Sevilla: a 75 años de su muerte
El ‘Monstruo’ cordobés es conducido a la enfermería de la plaza de Linares el 28 de agosto de 1947. Foto: Cano

La muerte le esperaba en Linares, sólo ocho años después de aquella alternativa sevillana. Ocho años que sobraron y bastaron para hacerle un hueco en la mitología del propio país. La agonía del califa cordobés está en la historia: las primeras operaciones en la enfermería de la plaza hasta lograr estabilizarlo; el traslado angustioso al hospital de los Marqueses de Linares; las esperanzas de una evolución que nunca llegaría. Hasta el último cigarrillo y aquel fatídico plasma -eran otros tiempos para la hematología- que Giménez Guinea trajo desde Madrid y que fulminó al torero en muy pocos segundos. Manolete dejó de existir en la madrugada del día 29 de agosto de 1947, ahora hace 75 años. A la vez que El Pipo le cerraba los ojos se ponía fin a una etapa fundamental en la historia del toreo y se le daba puerta a toda época en la historia de un país que se despidió de la dura posguerra detrás del ‘Buick’ azul de Manolete.