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José María Manzanares. / EFE
Las lesiones han vuelto a cebarse con José María Manzanares. El diestro alicantino tenía previsto iniciar su temporada este mismo sábado, día 9 de marzo, en la localidad toledana de Illescas pero una intensa lumbalgia que empeora con cualquier movimiento le impide realizar cualquier esfuerzo y ha truncado sus planes. Por este motivo, será sometido el próximo lunes a una rizolisis bajo anestesia general en el Hospital Quiron-Salud Sagrado Corazón de Sevilla. Manzanares será sustituido este sábado por Sebastián Castella en un cartel que completan Morante de la Puebla y Roca Rey. Los toros reseñados para la ocasión pertenecen a la divisa de José Vázquez.
“En la próxima semana, tras la intervención, los médicos podrán estimar el plazo de la recuperación. Lo siento mucho...” ha expresado el propio matador a través de sus perfiles oficiales de las redes sociales. Este contratiempo, además, podría poner en peligro otros compromisos cercanos, especialmente en Valencia. Manzanares está anunciado el próximo 16 de marzo en uno de los carteles estrella de la feria de Fallas junto a Enrique Ponce y Paco Ureña para estoquear un encierro de Juan Pedro Domecq. Más lejanos son los ajustes en Castellón -el día 29- o Cehegín, el 31 de marzo. Tampoco hay que olvidar que el matador levantino es una de las bases indiscutibles de la Feria de Sevilla. Si no surgen contratiempos, Manzanares actuará en la plaza de la Maestranza el 21 de abril, Domingo de Resurrección y en las tardes del 3 y 6 de mayo. Aún cumplirá un cuarto compromiso el 28 de septiembre.
Los problemas de espalda de José María Manzanares no son nuevos. En agosto de 2017 ya se vio obligado a frenar en seco por una peligrosa lesión cervical. Aquella dolencia le exigió afrontar una intervención quirúrgica que dirigió el doctor Trujillo. Entonces, como ahora, fue intervenido en Sevilla de un desplazamiento severo de un disco intervertebral en la región cervical que amenazaba con causarle lesiones irreversibles. El diagnóstico determinó que uno de los discos vertebrales –entre la vértebra C-5 y la C-6- oprimía de tal forma la médula espinal que cualquier movimiento brusco podría llevar al matador a una silla de ruedas. Los plazos de recuperación de aquella lesión le obligaron a cortar la temporada.