Mario Navas deja el poso y Durán corta oreja

El novillero de Valladolid cuajó la actuación más compacta de la última novillada del abono maestrante. El utrerano se llevó el único trofeo de un importante ejemplar de Buenavista

01 jul 2022 / 08:11 h - Actualizado: 01 jul 2022 / 08:14 h.
"Novilladas de promoción en la Maestranza"
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  • Imágenes de Arjona-Pagés
    Imágenes de Arjona-Pagés

La novillada de Clotilde Calvo –que se presentaba en la plaza de la Maestranza tres décadas después de iniciar su aventura ganadera- tuvo pegada y mantuvo el interés sin llegar a la excelencia. Hubo un ejemplar, el cuarto, de importantísima embestida y espectacular prontitud que formaba un lote exigente junto al bravucón que hizo primero, que también tuvo su aquel. El tercero, manejable, también dio opciones de triunfo aunque fue emparejado con un sexto cargado de defectos y peligros que supuso una dura prueba. Eso sí: hubo un dúo a la contra formado por un deslucido segundo y un quinto manso de solemnidad que huyó de todo y de todos.

Hasta ahí la lectura apresurada del juego del ganado, que tuvo delante una terna de escaso equilibrio. Abría cartel el ya más que veterano novillero Curro Durán que había pasado por la cercana capilla del Baratillo, vestido de luces, para poner su carrera a las plantas de la Virgen de la Piedad. Debió escucharle. Para él fue la única oreja del festejo que marcó un agravio comparativo con un trasteo, el de Mario Navas, mucho más sólido y compacto. Cosas de los palcos... Pero tampoco hay que restar méritos a la entrega del utrerano que se había enfrentado en primer lugar a un utrero con más genio que bravura que cantó la gallina al sentir el hierro del piquero. Había que andar listo con él. Curro Javier comprobó el disparo de su embestida durante el tercio de banderillas antes de que Curro lo pasara con buenos muletazos por bajo para comprobar que había tralla en esos viajes. El caso es que el bicho transmitía aunque tenía el defecto de reponer sobre las manos sin despedirse del engaño. Una estocada al encuentro sirvió para finiquitar el asunto.

Le quedaba ese cuarto, bien lidiado por Curro Javier, que tuvo carbón en la embestida y otorgaba una importancia enorme a todo lo que se le hacía. Las primeras arrancadas, en la distancia larga, tenían un punto de emoción que había que administrar tapándole siempre para no dejarle parar. Posiblemente le faltó un punto de continuidad por el pitón derecho pero el propio Durán iba a comprobar la grandeza del lado izquierdo por el que acabaría empleándose en la segunda mitad de su larga labor para lograr los momentos más redondos. El espadazo validó el trofeo que paseó feliz y contento. Toca hacer balance y pensar en el futuro.

Hay que subrayar como merece la faena instrumentada por Mario Navas, debutante vallisoletano de recentísima presentación con picadores, que constituyó la gran sorpresa de la noche. Navas torea con sentido clásico, empaque y personalidad. También maneja el capote con infrecuente hondura tal y como se pudo comprobar en el recibo al manejable segundo, un novillo de medio tono que al menos le permitió enseñar ese elegante concepto y la atractiva expresión de su toreo, siempre bien dibujado con trazo nítido y curvo. La faena parecía hecha pero Mario continuó toreando por bajo y hasta se dio el lujo de enjaretar unos bellos naturales a pies juntos antes de rematar su faena con media fulminante. La petición era unánime y el trofeo habría sido un premio más que justo para resaltar sus posibilidades de futuro. El palco, incomprensiblemente, se enrocó...

Y a pesar de su encomiable disposición no iba a poder sacar nada en claro del peligroso ejemplar que saltó en sexto lugar. Navas dio la barba y llegó a ser alcanzado un par de veces sin que la cosa pasara a mayores. El bicho era reservón, orientado, siempre andaba detrás de la mata buscando la presa... Matarlo sin pasar por la enfermería ya era un triunfo.

Marcos Linares, que era el más esperado, se iba a llevar el peor lote del envío de Buenavista. A pesar de todo dejó ganas de seguir muy pendientes de su evolución. El novillero de Linares supo sumar su evidente compostura a una natural capacidad de resolución para apurar las escasísimas posibilidades que ofreció el deslucido segundo. El quinto, manso absoluto y con comportamiento de buey de rodeo, no le dio la más mínima opción. Huía hasta de su sombra. Sólo cabía echarlo abajo.

FICHA DEL FESTEO

Ganado: Se lidiaron seis novillos de Buenavista, desigualmente presentados. El primero, bravucón y con genio, tuvo tralla en las embestidas; probón, andarín y muy deslucido el segundo; manejable el tercero; pronto en la distancia larga el cuarto, que tuvo un gran pitón izquierdo; manso absoluto el quinto y peligroso y orientado el sexto.

Novilleros: Curro Durán, de corinto y oro, ovación y oreja

Marcos Linares, de vainilla y oro, ovación y ovación

Mario Navas, de azul cobalto y oro, vuelta tras fuerte petición y ovación

Incidencias: La plaza registró casi media entrada en tarde noche de agradable temperatura. Destacaron en la brega Curro Javier y Juan José Domínguez. Roberto Blanco saludó después de banderillear al sexto.