Miura, Sorolla y Beauchy: un encierro de toros en la Hispanic Society de Nueva York

La imagen del fotógrafo sevillano, refrescada dentro del proyecto ‘Joyas taurinas en los museos estatales’, pudo servir para documentar la ‘Visión de España’ del creador valenciano

28 ene 2023 / 10:33 h - Actualizado: 28 ene 2023 / 10:40 h.
"Toros","Fotografía"
  • Eduardo Miura al frente de sus reses en una imagen tomada en 1897. Foto: Emilio Beauchy
    Eduardo Miura al frente de sus reses en una imagen tomada en 1897. Foto: Emilio Beauchy

“Esos tiempos que se fueron en los campos de Sevilla/ eran anchos los sombreros/ y cortas las chaquetillas...” la letrilla de Juan de Dios Pareja Obregón, interpretada por los Romeros de la Puebla, idealiza toda una época que también se retrata en el poemario de Fernando Villalón, aquel cantor de la Baja Andalucía que soñó con criar toros de ojos verdes en sus campos de Morón: “que me entierren con espuelas y el barbuquejo en la barba... La imagen que encabeza este reportaje retrata ese tiempo irrepetible: los vaqueros conducen la tropa de toros y mansos desde el Cortijo de Cuarto, a dos pasos de Sevilla y en el borde de la antigua marisma, para ser encajonados y embarcados en un ferrocarril camino de alguna plaza de aquel tiempo.

La fotografía, con la serie que le acompaña, fue tomada por el histórico fotógrafo sevillano Emilio Beauchy y pertenece a la colección del Museo Sorolla pero ha sido refrescada gracias al proyecto titulado ‘Joyas taurinas en los museos estatales’, una iniciativa encuadrada dentro de la acción de la unidad de Asuntos Taurinos de la Dirección General de Bellas Artes del ministerio de Cultura. “Pretende visibilizar la presencia de la cultura del toro, en sus diferentes manifestaciones, en las colecciones de los museos estatales” explica Antonio Amorós, su coordinador. El proyecto ya había tenido otras tres entregas previas que, además, sirvieron para dar contenido y argumento a la exposición ‘La memoria taurina’ que se pudo contemplar en el Archivo de Indias de Sevilla el pasado año 2022.

Miura, Sorolla y Beauchy: un encierro de toros en la Hispanic Society de Nueva York
Otro encuadre de la misma serie de fotografías, posiblemente en el cortijo de Cuarto. Foto: Emilio Beauchy

En esta cuarta entrega, el eje temático es la fotografía taurina histórica para la que se han seleccionado distintas imágenes de extraordinario valor. Pero nos interesa sobre todas esa toma del encierro de los toros de Miura que forma parte de una serie más amplia. ¿Qué tiene que ver Sorolla en todo esto? Conviene ubicar todos los empeños que confluyen en la imagen –los ganaderos y la mítica finca, el pintor que la pudo usar como documentación y hasta el autor de la misma- para darnos cuenta de su trascendencia y valor documental: testigo de un tiempo, un paisaje y unos modos que se fueron para no volver.

No hace falta hablar demasiado de Sorolla pero sí conviene reivindicar el legado fotográfico de Emilio Beauchy que ejerce como memoria de toda una época. Era hijo del francés Julio Beauchy, pionero en la introducción de la fotografía en Sevilla en la segunda mitad del siglo XIX. Cultivó todos los géneros pero nos interesa sobre todo su papel de reportero gráfico, especialmente vinculado a los aconteceres de la ciudad de la Giralda, con trabajos publicados en revistas como Sol y Sombra, la Ilustración Española y Americana y en las célebres colecciones de postales en las que destacan sus series de nazarenos de las cofradías hispalenses.

Miura, Sorolla y Beauchy: un encierro de toros en la Hispanic Society de Nueva York
Sorolla retrató este encierro para su monumental obra ‘Visión de España’. Imagen: Hispanic Society de Nueva York

La serie de placas fotográficas del encierro de los toros de Miura se tomaron en 1897. Sorolla, por su parte, visitó algunos años después el Cortijo de Cuarto, hoy sede de una escuela universitaria, para tomar apuntes dentro del largo periplo que realizó por las regiones de nuestro país para documentar la monumental obra ‘Visión de España’ de la Hispanic Society de Nueva York. El conjunto, a la postre, no dejaba de ser el testamento pictórico de un retablo de tipos, costumbres y paisajes a punto de ser engullidos por el ritmo frenético e inconoclasta impuesto por el siglo XX. Hay que reiterar el dato: las imágenes de Beauchy habían sido tomadas en 1897 y Sorolla no recibió el encargo del prócer norteamericano Archer Milton Huntington –fundador de la Hispanic Society de Nueva York, donde se sigue exponiendo el conjunto- hasta 1911, casi tres lustros más tarde. ¿Usó las imágenes tomadas por el reportero sevillano para ampliar la documentación? La respuesta es tan evidente como la presencia de esas imágenes fotográficas en el legado del pintor.

La web del Ministerio de Cultura identifica al célebre ganadero Eduardo Miura Fernández, el de las patillas, al frente del encierro en la imagen que encabeza el reportaje. Vivió el primer tramo de la Edad de Oro –dicen que sufrió un gran disgusto cuando le contaron que Belmonte le había agarrado un pitón a un toro suyo- y falleció en Sevilla en 1917, haciéndose cargo de la vacada sus hijos Antonio y José Miura Hontoria a los que sucedería Eduardo Miura Martínez, padre de los actuales criadores: Eduardo y Antonio Miura.

Miura, Sorolla y Beauchy: un encierro de toros en la Hispanic Society de Nueva York
En las cercanías de Salteras había otro encerradero ferroviario para el ganado. Foto: Archivo Luis Rufino

Los encerraderos de ganado

Aquel encierro en el entorno del cortijo de Cuarto no fue la única escena localizada en Sevilla para el impresionante friso neoyorquino. Unos nazarenos precediendo un paso de palio –no fue la única incursión del pintor valenciano en la Semana Santa de Sevilla- y la celebración de una Cruz de Mayo en un patio se sumaron a un deslumbrante paseíllo en la plaza de la Maestranza. Las chumberas, el espeso olivar y el caserío del fondo –¿es el cortijo de Cuarto?- parecen idénticos en la obra de Sorolla y las fotografías de Beauchy. Las vías del tren del cuadro del pintor valenciano y los cajones de transporte que aparecen en la placa fotográfica evidencian la cercanía del embarcadero ferroviario. La revista ‘Sol y Sombra’ -en el número 39 fechado en Madrid el 13 de enero de 1898- ubica la imagen en el antiguo encerradero de El Empalme que, con el de Salteras, los Merinales y Dos Hermanas fueron usados por las ganaderías del entorno de Sevilla para embarcar sus reses, olvidando aquellos tiempos bizarros en los que cruzaban España por las viejas cañadas pero antes de que el imperio del asfalto borrara para siempre esas estampas costumbristas. Aquelllos encerraderos no dejaban de ser la definitiva pasarela del ganado de la Baja Andalucía a las plazas de toda la geografía nacional.

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Paco Rufino Martín y Justo Rufino Moreno Santa María en un encierro en Cuarto. Foto: Archivo Luis Rufino.

El valioso archivo del investigador Luis Rufino Charlo –descendiente de las familias ganaderas Martín y Moreno Santa María- aporta algunas imágenes y datos valiosos para refrescar la memoria estas instalaciones que llegaron a ser propiedad de una misma persona, la viuda de Mata, que vivía en la calle San Eloy. Embarcar y encajonar una corrida de seis toros a una plaza patria costaba, por cierto, 375 pesetas de hace más de un siglo; poco más de dos euros actuales... Rufino destaca, dentro de una extensa documentación, dos recortes de prensa de El Heraldo de Madrid y El Liberal correspondientes a marzo de 1911 que dan cuenta del encierro de las reses correspondientes a la Corrida de la Prensa de Madrid.

Fue en El Empalme. El rey Alfonso XIII acabó siendo el visitante más imprevisto pero también el más celebrado de una jornada en la que se encerraron en los correspondientes cajones de los vagones dos reses de Santa Coloma, tres de Benjumea y otros dos de José Anastasio Martín. Manuel, hijo de este último, prestó la jaca montada por el rey, que no dudó en participar en la faena campera, “entrando el monarca delante del ganado acompañando a los garrochistas” según señalaba la crónica de El Liberal. El mismo día, en el encerradero de Salteras, se embarcaban otros dos toros de Pablo Romero –la ganadería pastaba en la cercana finca de La Herrería- con destino al mismo festejo que se celebró en el viejo coso madrileño de la Carretera de Aragón el 2 de abril de 1911. Aquellas reses que viajaron de los campos de la Baja Andalucía al corazón de la Meseta fueron estoqueadas por Machaquito, Rafael El Gallo –aún anunciado como Gallito- Vicente Pastor y Regaterín. El sobresaliente, un tal Gámez, mató el sobrero de Benjumea. No dejan de ser retazos de la historia íntima de España...