Observatorio taurino

Morante: bronca a Abellán y homenaje a Antonio Bienvenida

El diestro de La Puebla ha acaparado la atención del mundillo taurino con su aireado enfrentamiento con el director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid

10 oct 2022 / 12:37 h - Actualizado: 10 oct 2022 / 12:40 h.
"Observatorio taurino"
  • Morante hizo el paseíllo en pasado sábado en la plaza de Las Ventas de Madrid. Foto: Plaza 1
    Morante hizo el paseíllo en pasado sábado en la plaza de Las Ventas de Madrid. Foto: Plaza 1

Un dedo acusador

Si ha habido una imagen llamativa en estos últimos días de toros que anuncian el final de la campaña ha sido la de Morante de la Puebla, visiblemente disgustado con su colega Miguel Abellán que ahora ejerce como director –magníficamente remunerado- del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid. El principal activo del invento, precisamente, es la plaza de toros de Las Ventas por herencia del patrimonio de la extinta Diputación Provincial que engulló el ente autonómico.

Morante ha convertido el estado de los pisos de plaza en un auténtico caballo de batalla, una recurrente obsesión que le lleva a inspeccionar cada uno de los ruedos que pisa. ¿Y por qué no? Es un artista que le gusta controlar los detalles del espacio escénico en el que desarrolla su arte. Así se hace en otras facetas del mundo del espectáculo. Pero el asunto venía de largo. En San Isidro ya se le había podido ver, visiblemente contrariado, comprobando el estado del ruedo. Y la mañana del sábado, cuentan, volvió a saltar alguna chispa entre Abellán y Pedro Marques, el apoderado del cigarrero enviado a dar cuenta a su torero del estado de la arena.

Se queja de su dureza, también de la elevación de un peralte que él mismo había conseguido rebajar en ésa y otras plazas, incluyendo la de Sevilla. El caso es que el diestro de La Puebla volvía a estar anunciado en el Foro en la recentísima feria de Otoño, falta de eco por la ausencia de las cámaras de televisión. No le acompañó la suerte y el matador arremetió contra Abellán haciéndole definitivo responsable del estado del pavimento, que corre paralelo al de la propia plaza de Las Ventas, ese sueño de Joselito El Gallo –no pudo verla en pie- que necesita de un urgente remozado. Se podría discutir si el callejón del coso madrileño era el sitio apropiado; si la finalización de la corrida de toros era el momento justo para hacerlo... pero no se le puede discutir a Morante que ese dedo acusador de las fotografías que no tardaron en rodar por las redes apunta directamente a la mala imagen de una plaza que mete muchos millones en las arcas de la comunidad.

Morante: bronca a Abellán y homenaje a Antonio Bienvenida
Antonio Bienvenida instrumenta el célebre pase cambiado que marcó su carrera. Foto: Santos Yubero

Morante, Bienvenida y los pases cambiados

Y ya que andamos con el diestro de La Puebla hay que señalar que está a punto, a puntito de rebasar esas cien corridas que se planteó cumplir a comienzos de temporada. Se trataba de hacer un homenaje personal a la figura de Gallito, su mayor referente en la profesión. Son gestos habituales en el genio de La Puebla que suele bucear en su impresionante cultura taurina para rendir pleitesía a su forma a otros toreros históricos. Los galleos, aquellos cambios de rodillas que evocaban a Fernando El Gallo, algunos trasteos incomprendidos sobre los pies –impregnados de un sabor arqueológico sólo apto para buenos paladares-, el cartucho de ‘pescao’ para evocar a Pepe Luis... En Madrid también se decidió a ensayar aquel pase cambiado a muleta plegada que fue gloria y tragedia de Antonio Bienvenida, aquel torero de la eterna sonrisa que nació en Caracas hace un siglo pero fue bautizado en Sevilla, en la misma pila –la de Omnium Sanctorum- en la que había sido cristianado Juan Belmonte.

La historia merece ser recordada: Antonio Bienvenida había irrumpido como figura novilleril el 18 de septiembre de 1941 a raíz de la célebre faena de los tres pases cambiados –herencia remota del Gordito a través del Papa Negro- precisamente en la plaza de Las Ventas. Ése y otros triunfos le colocaron a las puertas de la alternativa, que tomó el 9 de abril de 1942 en la plaza de Las Ventas, con toros de Miura y después de haber pasado por el calabozo con su hermano Pepe por la negativa a estoquear toros que no fueran del prometido hierro de Zahariche.

Ese mismo año, el de 1942, con todo a favor, fue incluido en la llamada corrida ‘monstruo’ de Barcelona, el 26 de julio. Hizo el paseíllo junto a Chicuelo, Nicanor Villalta, su hermano Pepe, Manolete y Pepe Luis Vázquez para lidiar un encierro de doce toros. El último ejemplar, un bronco ‘trespalacios’ marcado con el hierro de Ignacio Sánchez, no era apto para florituras pero Antonio se empeñó en repetir esa suerte del pase cambiado a muleta plegada sufriendo una horrenda cornada en el vientre. Era la misma casta, de la Trespalacios, que había sentenciado la carrera de su padre y acababa de marcar la propia trayectoria de Antonio. Curiosidades de la historia...

Morante: bronca a Abellán y homenaje a Antonio Bienvenida
La imagen del Señor de Sevilla en un célebre capote de paseo donado a la corporación penitencial. Foto: Paco Cazalla

A las plantas del Gran Poder

Y mientras Morante ronda ese centenar de corridas que podrán ser 101 en la localidad serrana de Ubrique –se anuncia con Pablo Aguado y Alfonso Cadaval el 29 de octubre- la gran temporada empieza a recoger velas entre Zaragoza y Jaén mientras se echan cuentas del verdadero estado de un negocio que ha recuperado su relativa normalidad después del parón y las circunstancias excepcionales que se vivieron en los dos años de pandemia.

El paisaje es tan inquietante como el que –volviendo a poner la vista en Ortega- ofrece el propio país: en medio de una sequía extrema, con una crisis inédita, una desquiciante inversión moral y gobernados por lo peor de lo peor. Habrá que encomendarse al Señor del Gran Poder, que tiene las llaves del cielo, de la tierra... y de la plaza de la Maestranza. Este miércoles se echa el candado de la temporada hispalense con el lujoso festival que engrosará los fondos de la ejemplar Bolsa de Caridad de la cofradía de la Madrugada. Hay que ir a los toros. Además es por una buena causa.