- El diestro de La Puebla, en la entrega del terno en el Salón de los Carteles.
El vestido que lucía Morante la tarde del pasado 26 de abril en la plaza de la Maestranza ya forma parte de su mejor historia. El diestro de La Puebla lo ha donado al museo del cuerpo nobiliario en un concurrido acto celebrado a mediodía de este jueves en el Salón de los Carteles de la plaza de toros. Se subrayaba así la importancia del acontecimiento vivido en aquella tarde primaveral en la que el torero cortó un rabo a un gran toro marcado con el hierro de Domingo Hernández. Se trata de un terno celeste –o jacaranda- bordado en azabaches de la sastrería madrileña de Justo Algaba que se había basado en unos antiguos diseños del antiguo obrador de Uriarte para reproducir el mismo terno que llevó Joselito El Gallo el 30 de septiembre de 1915, fecha en la que cortó la primera oreja que se concedía en la historia del propio coso del Baratillo.
“Este traje va a ser parte de la historia de esta Casa, de la historia de un toreo espléndido, de una tarde memorable, gracias también a ‘Ligerito’, un toro de la ganadería de Domingo Hernández –la ganadera Concha Hernández, su propietaria estaba presente en el acto- que propició una memorable faena y el corte de las dos orejas y un rabo. Se trata de un traje precioso que tan buena suerte nos ha traído a todos”, enfatizó Santiago León Domecq, teniente de Hermano Mayor, al comienzo de un acto revestido de carácter de acontecimiento.
El teniente advirtió que la donación del traje de Morante –de otro terno que ya ha vuelto al ropero del torero- ya estaba prevista en la agenda de actos de la Maestranza pero el suceso del día 26 acabó cambiando los planes sin modificar el calendario. El propio torero se presentó en la plaza después de su gran triunfo para recoger el vestido que ya había entregado a la Casa. Lo mudó –ayudado por el propio Santiago León- por el que había vestido para cortar el rabo del astado de Concha Hernández en una de las mayores apoteosis que se recuerdan en el coso del Baratillo.
Santiago León habló del “aprecio y la consideración” que la Maestranza profesa a Morante de la Puebla al que definió como “torero de la Casa”. Ramón Valencia, gerente de la empresa Pagés y organizador del histórico evento, alabó el papel del diestro cigarrero. “Hubo toro, hubo matador y hubo traje, que deberías volver a ponértelo”, bromeó. El delegado del Gobierno de la Junta en Sevilla, Ricardo Sánchez, renunció a hablar desde su papel institucional y prefirió hacerlo desde su rol de aficionado. “La tauromaquia es una expresión superlativa de arte y el arte da la felicidad y ese día recibimos una dosis de felicidad” señaló Sánchez uniéndose al coro de felicitaciones.
Pero el principal interés estaba en escuchar al protagonista de esta donación, centro absoluto de un acto que despertó el interés de numerosos medios de comunicación que habitualmente no cubren este tipo de convocatorias taurinas. La Real Maestranza, además, había invitado a la plana mayor de la junta de gobierno de la Hermandad de la Macarena que el pasado día 26, precisamente, había sido testigo del suceso morantista desde el palco de convite del Real Cuerpo. El presidente de aquel día, José Luque Teruel, la junta de la propia Maestranza, el cuerpo de caballeros o el presidente de la Caja Rural del Sur, José Luis García Palacios, se unían a este acto de donación que acabó en gran celebración.
“Habíamos pensado en uno de los trajes de los toros a los que ya había cortado dos orejas pero después del triunfo, del rabo que corté, creí que este traje era el que tenía que venir al museo de la Real Maestranza; en mi casa lo guardaría con mucho cariño pero aquí va a tener más notoriedad y lo van a poder disfrutar mucha más gente, los aficionados y todos aquellos que quieran echar la vista atrás para recordar la faena del rabo”, explicó Morante con su suave tono de voz. “Lo he entregado con mucho cariño”, añadió el torero concluyendo que “el traje pertenece a vosotros, a la historia”. El teniente de Hermano Mayor, como muestra de agradecimiento, le entregó una medalla conmemorativa –son piezas numeradas y el número 1 corresponde al rey Felipe VI, Hermano Mayor del cuerpo nobiliario- del 350 aniversario de la Real Maestranza que se conmemoró en 2020.

El teniente de Hermano Mayor, Santiago León, agradece a Morante la donación del vestido.
Un vestido con historia
El propio torero, en un corrillo posterior con los periodistas, explicó el origen del dibujo del bordado, tomado de un vestido cosido por Uriarte que había pertenecido a Joselito, el mismo con el que se había encerrado en solitario con una corrida de Santacoloma . Fue en la tarde del 30 de septiembre de 1915, cortando la orea al toro ‘Cantinero’ un ejemplar de Santacoloma, la primera que se concedía en la historia de la plaza de Sevilla.
“Los dibujos del vestido cayeron en manos de mi sastre, Justo Algaba, y me comentó la posibilidad de hacer algún traje parecido a los que llevaba José en aquel tiempo; me gustó la idea y uno de ellos fue este, el celeste y azabache que reproduce el que se puede contemplar en algunas fotos coloreadas que hay por ahí. El del Domingo de Resurrección –un grana y oro- también estaba inspirado en José pero para él fue una fatídica tarde, la fecha de su muerte en Talavera. Le han llegado muchos dibujos de aquel tiempo y me gusta sacarlos a la luz, sacar esa historia que está entre bambalinas”, argumentó el torero.
“Ha sido una semana de muchas emociones y el disfrute a veces tarda en llegar porque estás pensando en una cosa y en otra y esto no es la Copa de Europa. Aquí sigue la liga: ahí está Jerez, Madrid, Córdoba... pero son satisfacciones muy bonitas sobre todo de cara a mis seguidores, que anhelaban un triunfo así en la Maestranza” añadió Morante destacando, de todas esas felicitaciones, una muy especial: “Me llamó Curro Romero por teléfono y esa me hizo especial ilusión; me dio la enhorabuena con un cariño y una torería muy bonita; no me lo esperaba”. Más allá queda el recuerdo de aquella clamorosa salida a hombros por la Puerta del Príncipe y el paseo hasta la misma puerta del hotel Colón: “veía las caras de los aficionados que querían llevarme un rato a hombros y tenían lágrimas en los ojos. Eso es emocionante”.