Morante se estrella con los ‘miuras’ en su homenaje a Manolete

El diestro de La Puebla sorteó un lote infumable en la conmemoración del aniversario de la cogida mortal del califa cordobés, que se saldó con el legítimo triunfo de Rafaelillo y Curro Díaz

29 ago 2022 / 10:01 h - Actualizado: 29 ago 2022 / 10:03 h.
  • El matador cigarrero no pudo redondear con un triunfo su gesto en Linares. Foto: @JaenJunta
    El matador cigarrero no pudo redondear con un triunfo su gesto en Linares. Foto: @JaenJunta

La presencia de Morante de la Puebla, presto y dispuesto a despachar su segundo encierro de Miura, había dotado de carácter de acontecimiento a esta corrida del día de San Agustín en el que se conmemoraba el aniversario de la cogida mortal de Manolete, ese torero para olvidar una guerra que marcó a fuego la vida social y taurina de la España de la posguerra. Eran números redondos: el 75 aniversario de aquel seco derrote de ‘Islero’, el toro de Miura que inmortalizó la hierática figura del califa cordobés que iba a expirar en la madrugada del 29 de agosto en el hospital de los Marqueses de Linares, fulminado finalmente por aquel funesto plasma traído desde Madrid por el prestigioso doctor Luis Jiménez Guinea...

Son esquinas de la historia que Morante quiso refrescar apuntándose a la miurada para destacar la efeméride y honrar a Manolete, evocado en una corona de flores que marcaba el punto exacto de aquella funesta cogida, hace tres cuartos de siglo. Después llegaría el minuto de silencio, la Marcha Real y hasta el parloteo de una megafonía prescindible. El gesto, antes de hacer el paseíllo en el hermoso coso de Linares, ya honraba al diestro de La Puebla, comprometido con la historia del toreo. Ya se había apuntado a la corrida de Miura en la atípica feria sevillana de San Miguel de 2021 pero sólo pudo estoquear un ejemplar.

Morante se estrella con los ‘miuras’ en su homenaje a Manolete
Se guardó un minuto de silencio en memoria de Manolete, cogido mortalmente el 29 de agosto de 1947. Foto: @JaenJunta

La suerte, una vez más iba a estar esquiva para Morante que se puso a todo el público en contra desde que el segundo de la tarde, un ejemplar con carita de niño en sus 464 kilos, se hizo presente en el ruedo. A partir de ahí no cesaron las protestas, que se volvieron una bronca fenomenal cuando Morante salió a lidiar el animal con la espada de verdad en la mano. Le quitó las moscas y dejó un pinchazo que no llegó a media mientras se desencadenaba un sainete al que tampoco fue ajeno la cuadrilla antes de que el bicho acabara doblando de media lagartijera que necesitó de dos descabellos.

Morante ya estaba sentenciado y no le iban a dejar ni ponerse delante del quinto, otro toro anovillado que pegaba saltos por encima de la esclavina del torero. Los hombres de plata tampoco tuvieron su tarde con los palos y el matador cigarrero –de nuevo con el estoque de acero en la mano- hizo que se ponía aquí o allí mientras el animal iba de un lado a otro pegando tarascadas. La espada entró y la bronca, intensa, fue más breve. Así quedó la cosa...

Morante se estrella con los ‘miuras’ en su homenaje a Manolete
Rafaelillo y Curro Díaz salieron a hombros. Foto: Eduardo Porcuna-Twitter Rafaelillo

Y en medio de ese despropósito, Rafaelillo y Curro Díaz se iban a llevar el gato al agua sacudiéndose el supuesto rol de convidados de piedra al gesto morantista. El murciano lo hizo apretando de verdad desde que saltó el primero, un torazo retinto y con bragas al que endilgó dos largas de rodillas en el tercio antes de comprobar su extrema blandura. El palco acertó al dejarlo en el ruedo –los sobreros eran de Juan Pedro Domecq- ya que el animal acabaría entregándose con cierta nobleza en la muleta de Rafaelillo que toreó derecho y relajado, descolgado de hombros y hasta inspirado en los cambios de mano. El toro ya fue otro cuando tomó la muleta con la izquierda y abusó un poco en los últimos muletazos. Una estocada baja no impidió que cortara una oreja a ley.

La paseó feliz y contento, al igual que la que se llevó del ‘cuvillo’ que hizo cuarto, brindado al célebre diestro José Fuentes –Linares se lo llevó, Linares nos lo devuelve, rezaba el eslogan de El Pipo- antes de comprometerse en una entonada faena en la que hubo que tirar mucho del animal, aplomado pese a su buen fondo, que remató de una estocada precedida de un pinchazo. Había sufrido un fuerte golpe en el intento anterior. Ya eran dos orejas; se había ganado la salida a hombros.

Algo parecido le iba a ocurrir a Curro Díaz que sorteó al precioso sardo que hizo tercero. Fue un toro que se descolgó en el capote del diestro de Linares pero que tuvo sus teclitas por tocar en la muleta. Pero Díaz acabaría cogiéndole los puntos, especialmente sobre la mano derecha, soportando algunas desigualdades de un animal que acabó siendo agradecido. Curro le sacó muletazos a medio viaje y no dio nunca por perdida la pelea hasta cortarle una oreja después de un espadazo algo caído pero fulminante. Lo mejor estaba por llegar: fue su faena al sexto, un toro al que había que dejar marchar a su aire, casi acompañarle, para que el asunto fluyera. Así lo supo ver Curro, que lo cuajó de verdad en una faena rítmica y artística, de excelente composición y la medida justa en la que el matador de Linares se gustó y gustó a sus paisanos. La cosa caminaba hacia el doble trofeo pero el espadazo corto y tendido pudo enfriar los ánimos en los últimos momentos. No importó: el trofeo volvía a subrayar su gran tarde. Lo celebró saliendo a hombros junto a Rafaelillo mientras Morante era despedido con injustos pitos. El gesto, pese a todo, queda ahí. Otros ni lo pensaron.

FICHA DEL FESTEJO

Ganado: Se lidiaron toros de Miura, muy desigualmente presentados. El encierro fue remendado con un ejemplar de Núñez del Cuvillo que saltó en cuarto lugar, aplomado pero manejable. Dentro de los titulares hubo un lote imposible formado por segundo y quinto. El primero fue tan blando como noble; el tercero desarrolló complicaciones pero tuvo teclas que tocar y el sexto, a su aire, resultó potable.

Matadores: Rafaelillo, de negro y oro, oreja y oreja

Morante de la Puebla, de azul de Prusia y oro, bronca y bronca

Curro Díaz, de corinto y oro, oreja y oreja

Incidencias: La plaza registró dos tercios de entrada en tarde muy calurosa en la que se conmemoraba el LXXV aniversario de la cogida mortal de Manuel Rodríguez ‘Manolete’.