Pablo Aguado escoge a Curro Vázquez

El diestro sevillano, que ha retomado el hilo de la temporada americana, refuerza su equipo de apoderamiento con la entrada del matador de Linares

19 nov 2019 / 12:34 h - Actualizado: 19 nov 2019 / 13:45 h.
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Era una de las comidillas del invierno taurino. ¿Habría cambios en el equipo profesional de Pablo Aguado? La presencia de Curro Vázquez –que ya es el nuevo mentor oficial del torero sevillano- había comenzado a ser una constante a la vez que avanzaba la temporada y coincidía en no pocos carteles con Cayetano Rivera Ordóñez, sobrino político del veterano diestro de Linares al que ha apoderado desde que decidiera abrazar la profesión con casi treinta años cumplidos.

En realidad todo queda en casa; o en familia. Los asuntos profesionales de Pablo Aguado ya estaban en manos de Antonio y Fran Vázquez, hermano y sobrino respectivamente de Curro. Le apoderaban –con el puntual apoyo de Simón Casas- desde la temporada 2016. Habían sucedido al francés Luisito y el sevillano Enrique Peña, primeros mentores del incipiente torero. Con los Vázquez concluyó su etapa como novillero con caballos y con ellos, a su vez, alcanzó la alternativa en la plaza de la Maestranza en la feria de San Miguel de 2017, fecha final de un doctorado que también se había contemplado para la Feria de Abril de aquel mismo año. A partir de ahí, ésa es la verdad, los contratos no proliferaron aunque el nombre de Pablo Aguado mantenía un crédito ilimitado entre los aficionados. En esos momentos, la plaza de Las Ventas constituyó uno de los apoyos fundamentales para apuntalar el primer lanzamiento del joven valor sevillano aunque todo iba a cambiar en 2019...

Antes y después del 10 de mayo

El año comenzó con rumores de ruptura. De hecho, Aguado había llegado a apalabrar un nuevo apoderamiento que quedó en agua de borrajas. La entrada en la feria de Fallas le animó a dejar las cosas como estaban. Volvió a llevarse un trofeo en el mismo ciclo que contempló la gravísima lesión de rodilla de Enrique Ponce. Ese percance iba a abrirle la puerta de la sustitución del valenciano en Morón a finales de marzo. La corrida se había preparado por y para la reaparición de Jesulín pero todo el mundo salió hablando del sustituto. El joven matador sevillano indultó al toro ‘Toledano’, un gran ejemplar de El Torero que le permitió enseñar sus mejores registros. El boca a boca hizo el resto. Lo mejor, una vez más, estaba por llegar...

Aún pasaría por un pueblo de Francia antes de recalar de nuevo en la plaza de Las Ventas, la tarde del Domingo de Resurrección, junto a Juan Ortega y David Galván. La combinación había caído de pie entre los aficionados aunque el juego de los toros de El Torero no estuvo a la altura de las circunstancias. Y llegó el 10 de mayo, anunciado en la plaza de la Maestranza. Hizo el paseíllo entre Morante y Roca Rey. Era el cartel estelar de la Feria. Dos toros, veinte muletazos, cinco minutos, cuatro orejas y una Puerta del Príncipe bastaron para poner boca abajo el toreo. Pablo había entrado en la plaza con aura de torero con futuro. Salió convertido en figura. Hubo un indiscutible antes y después de ese Viernes de Farolillos que ya figura en los anales del propio coso maestrante. La naturalidad, el minimalismo, el sentido del ritmo y la medida, su rabioso clasicismo se vivieron con sentido restaurador. Roca Rey, que sacó toda su artillería, salió bufando. No volvieron a verse en una puerta de cuadrillas.

Sólo unos días después llegaría aquella faena del ‘silencio’ en San Isidro y, ya entrado el verano, el descomunal zambombazo de las Colombinas que volvió a llenar de gasolina hasta los topes el depósito de sus crecientes partidarios. Aún pudieron contemplarlo en toda plenitud en el sobrero que le regaló Morante en la Goyesca de Ronda, a la que acudió a sustituir a Roca Rey después de reorganizar su contrato en la feria de Palencia.

Entre América...y Sevilla

Aguado ha volado de nuevo a tierras americanas después de una breve estancia en Sevilla. Ya había impactado en su debut en Juriquilla –la Olivenza azteca- aunque las cosas encallaron con la espada en su posterior compromiso de Aguascalientes. En su agenda americana no hay demasiados compromisos –tampoco ha querido prodigarse más- aunque hay dos tardes que brillan con luz propia: la primera es su debut como matador de toros en el bicentenario coso limeño de Acho, que celebra en los domingos de otoño su tradicional feria del Señor de los Milagros. Aguado está anunciado en ese escenario trascendental el próximo domingo compartiendo cartel –ojo al dato- con Cayetano. Cierra la terna el diestro local Joaquín Galdós. Aún le espera su confirmación mexicana, el primero de diciembre y en una corrida de ocho toros. Pablo recibirá los trastos del oficio de manos de Enrique Ponce, su padrino en España. La combinación de matadores se completa con los nombres de los toreros aztecas Fabián Barba y Joselito Adame, que oficiarán de testigos.

Después llegará el momento de preparar las estrategias para la temporada española. En las quinielas, los dimes y diretes de los aficionados ya se encuentra su inclusión –debería ser indisctutible- en la nómina de la lujosa corrida del Domingo de Resurrección sevillano. Es una cuestión de prestigio y hasta de jerarquía. Ramón Valencia, empresario del coso maestrante, no lo tendrá fácil. Recientemente ha renovado su compromiso con Roca Rey que también hará valer sus galones para entrar en ese cartel que ya se ha dado por hecho en la calle: los dos nuevos gallos del corral –uno no quiere ver al otro ni en pintura- pastoreados por Morante de la Puebla. Pues ya veremos...