Pablo Aguado mereció la excursión

El flamante diestro sevillano confirmó las buenas vibraciones de su actuación en la Feria de Abril y marcó la diferencia en un entretenido festejo coral que encalló en la taquilla

01 may 2018 / 19:51 h - Actualizado: 01 may 2018 / 23:07 h.
"Toros"
  • Imagen coral de los actuantes y los responsables de la Fundación Padre Leonardo antes del comienzo del festejo benéfico celebrado ayer. / Reportaje gráfico: Pepe Morán
    Imagen coral de los actuantes y los responsables de la Fundación Padre Leonardo antes del comienzo del festejo benéfico celebrado ayer. / Reportaje gráfico: Pepe Morán
  • Pablo Aguado mereció la excursión

Ésa era la buena noticia: Aguado volvía a enseñar su excelente concepto del toreo marcando la diferencia en un variado festejo en el que acompañó la climatología y el buen juego global de un combo ganadero abierto en hierros, pelos y hechuras que permitió que los seis actuantes, de una u otra forma, pudieran dar lo mejor de sí mismos. Dejaremos aparte la visible marejada previa y la tibia respuesta del público a un festejo que tenía un loable destino: recabar fondos para la fundación Padre Leonardo Castillo. Pero lo de Pablo es otra historia y merece toda la atención: por su carácter de torero nuevo, por sus formas clásicas y naturales y, especialmente, por la proyección que anuncia. El joven matador sevillano justificó con creces la breve excursión al solar de los Guzmanes en una mañana de nubes amenazantes que acabó convirtiéndose en un breve anticipo de la primavera que se resiste a romper.

Aguado tuvo delante un nobilísimo colorao salpicado de Rocío de la Cámara que le permitió enseñar de cabo a rabo esa personalidad diferenciada y ese infrecuente toreo templado y natural que ha puesto en alerta a los buenos aficionados. Lo de Sevilla no fue casualidad. Tampoco el excelente toreo zurdo, enhebrado a la clase del novillo del Cortijo de la Sierra, que administró en series largas y sedosas, cosidas con remates torerísimos -en la memoria queda un natural ayudado o un original muletazo cambiado por bajo- y grandiosos pases de pecho. Hablando en plata: Pablo se hartó de torear y lo hizo con una elegancia personal que no se aprende. Hay que seguir pendientes de su evolución. Aguado no se parece a nadie y está dispuesto a ser torero con todo lo que ello conlleva. En horabuena.

Pero el festival, excesivo en el metraje -comenzó con retraso y se rebozó en pausas y más pausas- también permitió comprobar el gran estado de sitio y de forma de Manuel Escribano, que cuajó con capote y muleta a un buen ejemplar de Buenavista al que trazó una gran faena estructurada en series largas, templadas y muy bien trazadas. Manuel se mostró fresco, firme y hasta imaginativo en las series finales culminando su labor con un espadazo trasero que validó las dos orejas.

También hay que anotar la labor, de gran fondo técnico, de Finito de Córdoba, elegante y un punto envarado con un utrero de Fuente Ymbro de exigente y humillada embestida. Menos suerte tuvo Lama de Góngora con el ejemplar de mayor presencia del envío. Fue un torete cuajado y hondo de la ganadería de los Domínguez Camacho que acusó un fortísimo puyazo. Ahí quedaron, como un esbozo de su nuevo ser y estar, retazos de temple y despaciosidad, apuntes de belleza que no pudieron ir a más cuando el toro, desangrado, pidió la cuenta.

Carbonell, que toreaba en casa, también cuajó una entonada y variada faena entre la felicidad de la parroquia y Jiménez, el prometedor novillero ecijano, gustó y se gustó en una faena desmayada y esperanzadora

Plaza de toros de La Algaba

Ganado: Se lidiaron, por este orden, sendos ejemplares de: Fuente Ymbro, exigente y humillador; Buenavista, de muy buen juego; Villamarta, noble y de gran duración; Domínguez Camacho, derrengado; Rocío de la Cámara, nobilísimo, se le dio la vuelta al ruedo póstuma; el sexto fue un novillo de Los Millares, que también sirvió

Actuantes: Finito de Córdoba, dos orejas

Manuel Escribano, dos orejas

Manuel Carbonell, dos orejas

Lama de Góngora, dos orejas

Pablo Aguado, dos orejas y rabo

El novillero Ángel Jiménez , dos orejas

Incidencias: La plaza registró un cuarto de entrada en mañana de sol radiante y nuebes pasajeras. El festejo se había organizado a beneficio de la fundación Padre Leonardo