Pepe Luis Vázquez: de celeste y oro

El gran maestro de San Bernardo se hizo matador en la plaza de la Real Maestranza el día de la Virgen de los Reyes de 1940. Hoy se cumplen 80 años de la efeméride

15 ago 2020 / 09:54 h - Actualizado: 15 ago 2020 / 09:58 h.
"Toros"
  • Imagen juvenil de Pepe Luis Vázquez
    Imagen juvenil de Pepe Luis Vázquez

España andaba estrenando una paz llena de matices. Los cañones y los fusiles ya habían enmudecido pero el país arrasado encaraba una larga y dura posguerra que iba a tener uno de sus mejores escapes en “los alamares, las sedas y los oros, la sangre de los toros y el humo de los altares”. La cita machadiana -fallecido en febrero de 1939- nos sirve para pintar el aguafuerte costumbrista en el que se movía aquel mozo rubio del barrio de San Bernardo, hijo de un empleado del mismo matadero en el que haría sus primeros pinitos taurinos.

El frente había permanecido lejos de Sevilla durante casi toda la contienda. La guerra -intensa, cruel y breve- se había reducido a la sangrienta toma de posiciones de los primeros días del alzamiento, que se saldó con el control absoluto de la ciudad por parte del general Queipo de Llano. La evolución del mapa bélico se seguía por periódicos y radios y algunos de los llamados a filas no regresaban... Es en ese ambiente agridulce en el que daba sus primeros pasos un jovencísimo aspirante a torero que empezaba a hacerse su ambiente en el taurino barrio de San Bernardo.

Pepe Luis Vázquez: de celeste y oro
El futuro ‘Sócrates de San Bernardo’ se probó con dos becerros en la plaza de la Maestranza en mayo de 1937.

Prueba de fuego

Pero había que probar al chaval. Su gente se las apañó para que estoqueara dos reses a puerta cerrada en la mismísima plaza de la Maestranza. Pepe Luis demostró estar a la altura de las circunstancias ante un puñado de privilegiados que presenciaron aquel breve festejo iniciático. Las viejas fotografías retratan al rubio torerillo vestido con añeja guayabera blanca lidiando con suficiencia a un becerrón de Miura en mayo de 1937. El debut no tardó: se vistió de luces por primera vez el 18 de julio de aquel mismo año en Algeciras y, sin solución de continuidad, se organizó su presentación formal en Sevilla en una nocturna veraniega que no dejó demasiado recuerdo.

Pero Pepe Luis volvió a anunciarse sin picadores en la plaza de la Maestranza el 29 de mayo del año siguiente. Formó un auténtico alboroto que hizo olvidar los rigores de la guerra. Sólo una semana después volvió a hacer el paseíllo en el ruedo baratillero como novillero con picadores logrando acabar el papel. Se lió el capote entre un tal Calderón y un mozo cordobés largo y un punto tristón que acabaría marcando aquella época. Se llamaba Manolete y sería el futuro contrapunto del sevillano. Pepe Luis había logrado instalarse en el imaginario hispalense y llegó a torear seis novilladas en Sevilla aquel año. En uno de esos festejos -había cortado una pata- le llevaron a hombros a su casa de la calle Campamento. Cuatro novilladas maestrantes cumplió en 1939 y aún toreó tres más en la temporada de 1940. Había llegado el momento de convertirse en matador...

El doctorado

Pepe Luis llegó a su alternativa con un ambientazo impresionante. La plaza se llenó aquel lejano y caluroso 15 de agosto de 1940, hace ochenta años justos. Pepe Bienvenida le cedió el toro ‘Sabihondo’, marcado con el hierro de Curro Chica, en presencia de Gitanillo de Triana. El nuevo matador, que vestía un flamante terno celeste y oro de la sevillana sastrería de Mandredi, logró dar una vuelta al ruedo después de estoquear el toro de la alternativa. Fue despedido con una fuerte ovación que le obligó a salir al tercio tras despenar al sexto.

Pepe Luis Vázquez: de celeste y oro
Himmler, jefe supremo de las SS nazis, presidió la corrida de la confirmación de alternativa de Pepe Luis Vázquez en octubre de 1940.

Pero aún habría que esperar un par de meses para anotar el primer triunfo resonante de Pepe Luis como matador de alternativa en Sevilla. Fue el 29 de septiembre; en la corrida de la feria de San Miguel. El joven diestro cortó dos orejas a un encierro de Enriqueta de la Cova en las barbas de Luis Fuentes Bejarano y de su propio padrino de alternativa, Pepe Bienvenida.

No quiso -o no pudo- esperar demasiado para confirmar su doctorado: el 20 de octubre volvió a recibir los trastos de matador en la plaza de Las Ventas de manos de Marcial Lalanda -que andando el tiempo sería su apoderado- y en presencia de Rafael Ortega ‘Gallito’, sobrino de Joselito. Hay terreno para la anécdota: la corrida se había organizado en honor y gloria de Heinrich Himmler, jefe supremo de las siniestras SS alemanas al que, paradójicamente, le repugnó el espectáculo. El otoño madrileño se encargó de zanjar el asunto y obligó a suspender el festejo al tercer toro por efectos de la lluvia. Ésa, seguramente, es otra historia...