Observatorio taurino

¿Qué pasará con las primeras ferias del calendario taurino?

El circo mediático montado en torno a la herencia de Paquirri ha eclipsado los movimientos de trastienda para poder reabrir los grandes escenarios taurinos en 2021

23 nov 2020 / 12:39 h - Actualizado: 23 nov 2020 / 12:43 h.
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Líneas rojas: 50 % del aforo

El tiempo sigue pasando. Ya son más de ocho meses sumidos en este estado que no sabemos si es de excepción pero desde luego sí que es excepcional. La explosión vírica que siguió a las improcedentes manifestaciones del 8 de marzo –ya ha llovido desde entonces- coincidió con el precalentamiento de la temporada 2020, que apenas había dictado sus primeros capítulos en Valdemorillo, Illescas y Olivenza. No hace falta ni recordarlo: sin solución de continuidad se cancelaron las Fallas, la Magdalena de Castellón y la Feria de Abril mientras que los carteles isidriles quedaban guardados en la chistera de monsieur Casas para entretenimiento de los conejos que allí vivaquean.

A partir de ahí, la gran patronal –léase ANOET- decidió meterse en el rincón más remoto de la trinchera mientras llovían los obuses. ¿Qué les vamos a contar a estas alturas? Posiblemente nadie podía atisbar en ese momento que el dichoso bichito había llegado para quedarse pero, unos por otros, la temporada quedó en blanco nuclear en los principales escenarios del toreo mientras se hablaba de porcentajes de aforo, normativas, estados de alarma, desescaladas, la ridícula “nueva normalidad” y la biblia en pasta. En medio de esa jungla, otros gestores taurinos mostraron que se podía nadar en medio de las dificultades.

En esa tesitura los grandes podrían haber vuelto a conjurarse para revocar el modus operandi de este año nefasto que ya alcanza su desembocadura. Hay que dar toros. No queda otra y así parece haberse asumido. Pero para levantar la persiana de esas plazas grandes se habría marcado una línea roja para intentar cuadrar los números. Se trata de poder vender el 50% del aforo. Así lo habrían hecho saber los Valencia, Matilla y Lloret -al frente de las empresas de Sevilla, Castellón y Valencia- a las respectivas administraciones autonómicas en recentísimas reuniones presenciales y telemáticas. Todo dependerá de la evolución de la pandemia en los próximos meses... En cualquier caso, no se trataría de una temporada, feria o un abono al uso aunque el dato, la voluntad o intención de dar toros, permite albergar algunas esperanzas. Hay que iniciar desde ya esa transición taurina hacia la verdadera normalidad, que aún tardará en llegar mientras los políticos siguen a lo suyo. Ésa es otra...

¿Qué pasará con las primeras ferias del calendario taurino?
Francisco Rivera ‘Paquirri’ falleció el 26 de septiembre de 1984 después de dar un supremo ejemplo de entereza, dignidad y hombría.

Había una vez... ¡Un circo!

Es el que han organizado los de siempre a raíz de la interesada ruptura mediática del tal Kiko Rivera y su muy famosa madre, la tonadillera Isabel Pantoja. No hace falta nombrar la cadena televisiva que ha montado la lona y ha prestado a su plantilla de payasos para poner en pie este vergonzoso espectáculo que gira en torno a esa célebre finca de Medina Sidonia llamada Cantora. El telón de fondo sigue siendo la herencia de un grandioso torero y los efectos personales –ha desvelado su tercer hijo- que aún permanecerían en una misteriosa estancia de la celebérrima casa sin ser entregados a sus legítimos propietarios: los hermanos Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez.

Toda esa basura televisiva no ocuparía ni una línea de este Observatorio Taurino si no fuera por la constante alusión a la gran figura que fue: un tío de una vez que se llamó Francisco Rivera Pérez. Se anunciaba Paquirri en los carteles; nació en una choza de Zahara de los Atunes y su determinación vital fue convertirse en figura del toreo. Lo consiguió y además se hizo rico. A vuelta de sí mismo, los vericuetos del toreo le llevaron a aceptar un compromiso amable e intrascendente, en un ruedo menor, donde estaba escrito su destino. Y allí, con la cámara de Antonio Salmoral dando fe, enseñó que se puede morir siendo un hombre, con todas las letras. En estos tiempos en la que esa palabra ha perdido casi todos sus sentidos conviene invocar su memoria y esa suprema lección de dignidad. ¡Ya está bien!

¿Qué pasará con las primeras ferias del calendario taurino?
El libro ‘Joselito El Gallo, rey de los toreros’ fue presentado el pasado martes en el Salón Colón del Ayuntamiento de Sevilla.

Otros asuntos que tratar

En la semana taurina que se hubo otros asuntos que, directa o indirectamente, atañen al universo del toreo. Podríamos empezar por el acuerdo suscrito entre populares y ‘voxianos’ para poner en pie los presupuestos generales de Andalucía. Los de VOX retiraron la enmienda a la totalidad gracias a la inclusión en las cuentas de las correspondientes partidas de ayudas a las ganaderías bravas y al fomento de las escuelas taurinas. Esos guiños a las tradiciones y el agro andaluz se extiende a la promoción de la caza. Pues enhorabuena.

Pero el espectro sociopolítico siguió cerca del planeta de los toros. El Ayuntamiento de Sevilla, sin ir más lejos, abrió el Salón Colón para presentar el libro ‘Joselito El Gallo, rey de los toreros’ del escritor, periodista e investigador Paco Aguado. El acto se enmarcaba dentro del programa de actos del centenario de la muerte del grandioso torero de Gelves que han cocinado, al alimón, la Hermandad de la Macarena y la cátedra Sánchez Mejías de la Hispalense. Pero el evento tenía una significación especial al celebrarse donde se celebró y bajo la presidencia de un alcalde socialista como Juan Espadas que supo estar a la altura de las circunstancias.

Pero el acto dio para más y permitió reconciliar definitivamente la figura de Joselito con la Real Maestranza de Caballería. Santiago de León, su teniente de Hermano Mayor, despejó cualquier duda: “Esas cosas pasaron a la historia...”, señaló don Santiago. Pues pelillos a la mar, aunque haya pasado un siglo entero. Por cierto el monumento de Gallito, modelado por Manuel Martín Nieto y fundido en bronce en unos talleres de Madrid, será inaugurado el día 12 de diciembre delante de la basílica de la Macarena, sólo unos días antes de que la Esperanza baje al encuentro de los suyos y del torero que tanto la quiso.

Esperanza es la que no debe faltar en estos tiempos, más allá de los mensajes catastrofistas de algunos de los nuestros. Sólo así podremos seguir capeando este temporal: poniendo buena cara al mal tiempo. La propia comisión organizadora del centenario de Joselito ha sabido verlo así, hablando ya de ese “100+1” para extender los actos programados a 2021 con permiso de los vaivenes de la pandemia. No queda demasiado sitio para recordar que este domingo finalizó la llamada ‘Gira de Reconstrucción’ organizada por la Fundación del Toro de Lidia. Lo dejamos en el tintero para la semana que viene.