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El sol de Poniente se escapa de los graderíos maestrantes el pasado domingo. Foto: Rubén Melero
Observatorio Taurino
La hermosa fotografía de Rubén Melero –taurino de pro y centinela de la Puerta de Carmona- resume por sí sola el crepúsculo de la propia temporada. El sol de Poniente ya se derrama más allá de los cerros de Santa Brígida y el año taurino, cargado de acontecimientos si hablamos en clave hispalense, empieza a inscribirse en la mejor historia de la plaza de la Maestranza. No tardaremos en resumirla y analizarla en esta misma pantalla. Y la campaña, siguiendo el camino abierto por la Hermandad de la Macarena en 2018, concluyó con un nuevo festival, en esta ocasión para engrosar la bolsa social de la Hermandad del Rocío de Triana y la Fundación Alalá.
El festejo no falló en el ambiente –es un poner: convendría tomar nota de la exquisita decoración para festejos como el del Domingo de Resurrección- ni el respaldo del inconfundible universo humano que rodea a ambas entidades pero en el aspecto taurino –el hombre propone y Dios dispone- los resultados no estuvieron a la misma altura por más que Fermín Bohórquez y Miguel Báez ‘Litri’ echaran el resto en la organización del evento.
Pero el festejo sí sirvió para constatar que el novillero Mariscal Ruiz quiere y puede ser torero y que Borja Jiménez ha alcanzado un excelente nivel que le debe colocar en otra órbita. En cualquier caso no nos resistimos a hacer un apunte para el futuro del evento: ¿por qué no buscar una novillada bonita, de ésas de antes, que propiciara otro resultado? Pues ahí lo dejamos...

Manuel Díaz se tiró de espontáneo en el novillo de su padre en Madrid en 1986. Foto: Botán
De Cordobés a Cordobés
Cambiamos de palo, recordando otro de los acontecimientos de esa jornada dominical, la del 15 de octubre, que cerró un intenso puente taurino y marcó el ocaso de la gran temporada al abrigo de la Virgen del Pilar –en Zaragoza- y San Lucas, en Jaén. Si en una se renovaba el magisterio único de Diego Ventura, en la capital del Santo Reino se verificaba una retirada que trascendía de su mera importancia taurina. Manuel Díaz González, El Cordobés en los carteles, dejaba el toreo después de treinta años de alternativa, dos prótesis de cadera y muy distintas etapas profesionales que le llevaron desde el reinado del tercer circuito –estrella del rentabilísimo cartel de los llamados toreros mediáticos- a una indisimulada decadencia apuntalada en el indiscutible atractivo de su propia historia personal.

EL CORDOBÉS CORTA COLETA MANUEL DÍAZ Tauroemoción
Dos toreros de distinta época y un mismo apodo, este domingo en Jaén. Foto: Tauroemoción
El encuentro con su famoso padre, demorado 55 años, vivió este domingo otro capítulo que restaña tantos tiempos perdidos. Fue Manuel Benítez, el gran Cordobés, el encargado de cortar la simbólica coleta poniendo ante el objetivo la imagen de mayor fuerza mediática de la jornada. 37 años antes, en el festival del Nevado del Ruiz, había logrado retratarse con su progenitor de una forma muy distinta. Era la segunda vez que una cámara los encuadraba juntos.
Unos años antes, siendo un niño aún, había sido fotografiado sonriente, recibiendo un premio en el Círculo Taurino de Córdoba. La paternidad era un secreto a voces. En 1986 lo hizo después de saltar de espontáneo para llamar la atención de su padre, de todo el mundo taurino, cuando no tenía donde caerse muerto. Pasó el tiempo y no cesó el esfuerzo por recuperar su identidad y alcanzar la gloria. Manuel Díaz, como su galáctico padre, acabó consiguiendo una vida y una hacienda gracias al toro. Le faltaba el abrazo definitivo de su progenitor, que llegó el pasado mes de febrero. Este 15 de octubre –no se podía demorar más- llegó la retirada, a tiempo para que el viejo Renco le cortara la coleta. Aún queda mucho tiempo por recuperar.
Más cosas que contar
La jornada dominical brindó otros titulares, como la presentación con picadores del menudo novillero charro Marco Pérez- Su precocidad taurina, unida a una menudez corporal que debe tener fecha de caducidad, ya le habían convertido en un auténtico fenómeno que puede presumir de haber cortado un rabo en la mismísima plaza de la Maestranza. El verdadero camino comienza ahora, delante del utrero y vestido de luces. Pero el terreno de la exhibición debe quedar atrás. Bien está el cuidado debut de Istres. También tiene un pase la prescindible mixta que servirá para presentarse en España.
A partir de ahí tendrá que competir con sus iguales, delante de otro ganado para calibrar las verdaderas posibilidades de un torero que podría dar muchas alegrías. El caso de Manuel Román, precipitado por los suyos en una mejorable presentación en la plaza de los Califas, está cercano y ha enseñado ciertos pasos prescindibles. Pero juntos, más cuajados como toreros y hombres, podrían hacer una pareja muy atractiva. Toca salir de ciertas zonas de confort.
Vamos bajando el periscopio, anotando el excelente fin de temporada de la ganadería de Juan Pedro Domecq en Jaén y Zaragoza, guinda de una notable campaña que certifica la recuperación de una gran ganadería que no se ha librado de un extenso bache. Sí, se acabó el año, una temporada extraña que debe mover las líneas de frente en 2024. Unos se fueron, otros tuvieron que cortar, no pocos mantuvieron el tipo y hay quién sacó la cabeza de la trinchera dispuesto a dar guerra. Detrás hay un ancho pelotón. Toca recapitular.