Todos a hombros en la redención de Juan Pedro Domecq

Perera, Roca, Miranda y los toros de Lo Álvaro propiciaron un gran espectáculo más allá del discutido y discutible indulto del cuarto en el cierre de las segundas Colombinas del covid

04 ago 2021 / 13:30 h - Actualizado: 04 ago 2021 / 13:34 h.
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  • Fotos: Arjona
    Fotos: Arjona

Las Colombinas del segundo año del covid ya son historia. La plaza de la Merced -que estrenaba nuevo patrón- puede presumir de haberse mantenido fiel a su compromiso con la fiesta y sus fechas tradicionales en este tiempo incierto de tantas puertas cerradas. Pero el ciclo choquero no ha faltado. Eso sí: el guión de la historia no siempre es el que -de una forma u otra- habíamos preconcebido. Si en la primera corrida de toros habían decepcionado los esperadísimos 'torrestrellas', en la última del serial onubense convencieron y triunfaron esos 'juampedros' de los que nada se esperaba. Cosas del toreo, que nos enseña una y otra vez que casi nada puede estar previsto.

Otra historia distinta es el uso y abuso de los indultos, convertidos en un pasaje festivo más -o en un premio al matador- en la tauromaquia del siglo XXI. ¿Hay que aceptar el tema por la vía de los hechos consumados? Al menos merece una discusión que, en cualquier caso, no debe empañar la dimensión del gran triunfo de Miguel Ángel Perera, que hace tiempo que lleva en la maleta las llaves del coso de la Vega Larga. Pero vamos por partes...

El diestro extremeño ya se había templado a la verónica al parar al primero, que dejó crudo en el caballo. A partir de ahí todo comenzó a fluir: en el quite por Chicuelo; en el buen tercio de banderillas y en una faena que tuvo que tirar de pulso en las primeras series para ayudar al toro a romper hacia delante. No estaba sobrado de fuerzas el animal pero Perera supo extraerle un puñado de buenos naturales antes de que se agotara la gasolina. La estocada final validó el trofeo. Se iban a cortar seis más...

Cuando salió el cuarto la cosa ya estaba lanzada. No faltó ese quite explosivo y variado en el platillo de la plaza que puso la olla a hervir. A partir de ahí el entusiasmo empezó a crecer hasta que el presidente, espoleado por el matador, decretó el perdón de la vida de un ejemplar llamado 'Vitoreado', marcado con el número 28 y el hierro de Parladé. La faena había comenzado por el lado derecho pero entró en cierto bajón argumental por el izquierdo a la vez que el toro, de alguna forma, perdía un punto el celo. No iba a importar: Perera buscó esa distancia corta en la que navega a todo trapo y formó un lío gordo. El público comenzó a pedir el indulto mientras el palco apremiaba al matador para que estoqueara al animal. Este siguió toreando, subiendo los decibelios, hasta que salió el pañuelo naranja. El toro iba a regresar vivo a los corrales pero no iba a faltar el mosqueo final de Perera, que recibió dos orejas simbólicas que se negó a pasear. Faltaba el rabo. Ya pasó en su momento en otra plaza, con otro torero. Ganas de historias...

Pero la corrida ya había explotado desde la salida del segundo. Roca desplegó todas las velas con un segundo al que exprimió desde el primer lance. El comienzo de faena fue explosivo, con las dos rodillas en tierra y ligando en redondo y con profundidad cada muletazo. El público se metió en harina desde el primer instante mientras el trasteo crecía sobre ambas manos. Eso sí: cuando tomó la zurda había echado el freno. Un inoportuno desarme también cortó la faena. Fue el momento de acortar distancias y enroscarse el toro. Con la estocada también cayeron las orejas. Había vuelto la 'roca'. Al quinto lo recibió con lances suaves. La faena comenzó con muletazos por alto antes de gustarse, sometiendo siempre, a su enemigo. El peruano volvía a imponer su ley, apurando al máximo la embestida en los terrenos de cercanías.

David de Miranda toreó muy bien a la verónica al tercero, sobresaliendo los lances por el lado derecho. También se lució en un quite por saltilleras de gran quietud. Brindó al público, que le animó con esas inconfundibles palmas a compás por Huelva. El comienzo de faena fue vibrante, dictando pases cambiados y quietud máxima. Pero al animal le iba a faltar fondo en el toreo fundamental. El diestro de Trigueros no dejó de intentarlo todo hasta arrancarle una oreja. Pero aún le quedaba el sexto, al que cuajó un emocionante quite por tafalleras en el que brilló su pasmoso valor. Sereno y quieto como un ciprés, inició la faena por estatuarios antes de llevar con pulso y temple la embestida en tres series diestras ligadas que llegaron al tendido. Por el lado izquierdo el toro fue otra cosa. Aún así le sacó una última tanda, mató de estocada y se ganó una oreja, séptima de una tarde triunfal que concluyó con la terna a hombros.

FICHA DEL FESTEJO

Ganado: se lidiaron cinco toros de Juan Pedro Domecq, bien presentados y de juego variado. El cuarto fue un toro de Parladé que fue indultado.

Matadores: Miguel Ángel Perera, de corinto y oro, oreja y dos orejas simbólicas tras aviso que no quiso pasear al no concedérsele el rabo.

Roca Rey, de blanco y plata, dos orejas y ovación tras petición.

David de Miranda, de azul Rey y oro, oreja y oreja.

Incidencias: se colgó el cartel de 'no hay billetes' sobre el aforo previsto del 50 % de la plaza. Saludaron en banderillas Santiago Ambel, Curro Javier y Vicente Herrera.