Uno, dos y tres: tres toreros sevillanos en el redondel...

La terna formada por Morante de la Puebla, Juan Ortega y Pablo Aguado –anunciada para despachar un encierro de Juan Pedro Domecq- abre la temporada taurina en Sevilla

16 abr 2022 / 10:14 h - Actualizado: 16 abr 2022 / 10:25 h.
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El cartel ya ha hecho fortuna en las ferias y es, indiscutiblemente, la fachada más brillante del abono que se inicia este Domingo de Resurrección recuperando aquella normalidad perdida en marzo de 2020. Hay que recordar que la empresa Pagés fue la primera en anunciar juntos los nombres de Morante, Juan Ortega y Pablo Aguado –que este mismo Sábado Santo habrán toreado en la reinauguración de la plaza de toros de La Línea- pero las hadas o los hados han querido que la plaza de toros de Sevilla sea, finalmente, una de las últimas en poder dar ese cartel en el alborear de este tercer año de pandemia –no sabemos aún si triunfal- que abre la puerta a la ansiada normalidad.

Conviene rebobinar: Valencia había programado a los tres tenores del palo hispalense en la tarde del 24 de abril de 2021 después de una temporada, la de 2020, en la que el coso del Baratillo permaneció en barbecho por dictado del dichoso virus. No hace falta recordar que el frustrado ciclo de primavera acabó enredado en un viaje a ninguna parte en el que la Junta de Andalucía también sacó billetes. Agua pasada que, dicen, no mueve molino. Ya hace un año pero parece que han pasado mil...

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Tocaba reaccionar y el famoso cartel, íntegro en toreros y ganado, fue trasladado con el resto de las combinaciones previstas a esa excepcional Feria de San Miguel que acabó siendo la primera gran feria de la era pos covid. Pero tampoco iba a poder ser... La rodilla de Pablo Aguado se rompió en el primer festejo –alternando con Morante y Roca- y el esperado concertino volvió a aplazarse mientras se recomponían los platos rotos dejando el presunto acontecimiento en mano a mano entre Ortega y Morante, que ya habían mantenido su primer vis a vis el 12 de octubre del año anterior en Córdoba.

Dos debutantes pascuales...

Nunca es tarde si la dicha es buena... Será el primer Domingo de Resurrección para Pablo Aguado y Juan Ortega. En el caso del primero, ya se había ganado con creces el honor en la Feria de Abril de 2020. Pero los vericuetos de la política taurina acabaron desplazándole del lujoso festejo pascual –Talavante ocupó su puesto natural junto a Morante y Roca- mientras Valencia dictaba el titular de la presentación de las combinaciones: “¿Por qué no Garcigrande?”. Quedaba poco para que un minúsculo bichito cambiara nuestras vidas, nos confinara en nuestras casas y lo enviara todo al garete. Pablo, ya lo hemos dicho, sí estuvo presente en la inauguración de la temporada excepcional de 2021. Pero aún no había sentado plaza en ese Domingo de Resurrección que, más allá de su significado específicamente taurino, es uno de los grandes acontecimientos sociales y culturales que se celebran en este país que aún se llama España.

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Ortega también tenía que haber toreado en Sevilla en 2020. Su nombre figuraba en un cartel de oportunidades solapado en la preferia sin demasiado ruido. Pero la vida taurina del matador sevillano, que empezaba a contar en el interés de los aficionados más enterados, iba a dispararse por completo a raíz de aquella tarde agosteña de 2020, televisada desde Linares, que le sacó del sótano. Después llegó el mentado mano a mano con Morante de Córdoba pero, sobre todo, un excepcional faenón otoñal en Jaén que sería el mejor de aquella extraña y breve temporada, la primera del covid. Al año siguiente, en 2021, ya estaba en el disparadero y se le presentaron tres tardes en Sevilla que, mudadas al otoño, le convirtieron en otro de los sucesos de San Miguel. Sin terminar de amarrar un triunfo rotundo, la excelsa calidad de su capote y los fogonazos clasicistas de su muleta encandilaron al aficionado. Se le espera con ilusión.

Y Morante...

Dejamos a Morante para el final: el diestro de La Puebla es el emblema indiscutible de la tarde de Resurrección, de toda la Feria, del abono completo, de la mismísima temporada 2022 que ya no puede entenderse sin su empeño personal por pisar todo tipo de ruedos alternando con compañeros que habrían sido impensables con las estrategias al uso. El eco de su faenón sanmiguelino –que reventó todos los premios- sigue resonando en el recuerdo del aficionado. Aquel día, más allá de la emoción artística y dramática que marcó su labor, también fijó los límites de su reino advirtiendo a los jóvenes aspirantes de quién es el cetro del toreo sevillano.

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Pero la irrupción de estos toreros ha venido bien al diestro cigarrero. Nadie mejor que él para dar fachada a esa revolución de los clásicos que, de una u otra forma, tomó espíritu generacional a raíz de la irrupción de Pablo Aguado, el 10 de mayo de 2019. El triunfo de Pablo implicó una reivindicación de una manera de concebir e interpretar que ha cambiado hasta los gustos de los públicos. Pero hay que advertir que Morante había llegado a su cita otoñal en la Maestranza ungido como primer actor de la temporada en el colofón de un año de prodigios. Ni más ni menos: el diestro de La Puebla se había echado el toreo a la espalda combinando capacidad, responsabilidad y calidad en la que seguramente ha sido, hasta ahora, la mejor campaña de su vida.

Morante va a celebrar en 2022 su XXV aniversario de alternativa. La tomó en Burgos, lejos de esa plaza de la Maestranza en la que no siempre encontró la sintonía necesaria para contratarse. Pero todo eso es agua pasada como demuestran los seis compromisos adquiridos por la empresa Pagés que le convierten en columna vertebral del abono. Ese compromiso con la profesión le llevará a doblar su presencia en muchas plazas y ferias para rebasar el centenar de corridas para emular a Gallito, su gran referente taurino. Han pasado tres años largos, una nefasta pandemia, desde que el pasodoble ‘Maestranza’ sonó por última vez en la tarde de Resurrección. Pero todo vuelve a estar en su lugar. La suerte está echada. Vuelve la Fiesta...