Vísperas de mucho, días de nada

El lujoso aperitivo de la enésima reaparición estelar de José Tomás se resolvió con una corrida vacía de Zalduendo en la que, ésa es la verdad, no pasó nada de nada

28 jun 2018 / 23:06 h - Actualizado: 29 jun 2018 / 00:02 h.
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  • El Juli cortó dos orejas en su primer toro. / J. Ragel (Efe)
    El Juli cortó dos orejas en su primer toro. / J. Ragel (Efe)

Ya había habido toros en la víspera, agraciados por el poderoso imán prestado por José Tomás, definitivo reclamo de esta Feria Real que ha abarrotado hoteles y restaurantes y ha disparado la reventa. Pero el primer plato del banquete llegaba aparejado al nombre de Morante y, evidentemente, al de El Juli y Roca Rey. Los tres diestros habían hecho el paseíllo reconvertidos en teloneros de la enésima reaparición estelar del diestro de Galapagar, imán indiscutible de esta feria organizada por Pepe Garzón que ha marcado el día y la hora de la última venida. ¿Habrá segundo pase? Pues no tenemos ni idea...

El primero, un ejemplar hondo y un punto blando, no permitió demasiadas florituras capoteras. Morante lo probó por ambos pitones mientras el viento flameaba la muleta. El bicho, parado en la raya, no quiso ni uno. Ni por arriba ni por abajo. Su matador, tampoco. Dejó media lagartijera mientras la gente se enfadaba de mentirijillas. Hubo que esperar al cuarto, un animal que salió después de la eterna merienda y desengañó a su matador después de pasar por el peto. Hubo apuntes, probaturas... pero el toro había pedido la cuenta antes de tiempo. Habrá que aguardar a mejor ocasión. Los milagros, ya se sabe, no son demasiado cotidianos.

El Juli, muy jaleado, marcó mejor la media que las verónicas de recibo y, especialmente, el quite posterior. Soler lo bordó con los palos y el madrileño se apresuró a brindarlo mientras arreciaba el viento de Poniente. La faena rompió de verdad toreando en redondo, muy reunido, en una labor que encontró su mejor trazo en el lado natural. El personal valoró más los muletazos cambiados del final de una labor culminada con la habitual estocada a capón, que cobró en todo lo alto. Las dos orejas se antojaron un punto bizcochonas. Le quedaba el quinto, un ejemplar distraído en los engaños y sin ningún contenido en la muleta que terminó de sentenciar el signo de la corrida. El propio Juli ya había cortado esos dos trofeos pero allí no había pasado nada de nada.

Era el turno del auténtico paladín de la temporada, el joven diestro peruano Andrés Roca Rey, que templó con el capote al remiso y rajado jandillón que salió en tercer lugar. Costó colocarle los palos pero rompió efímeramente en los ceñidos banderazos del matador limeño. No hubo más: al bicho le costó un mundo seguir la muleta y protestó, hasta desarmar dos veces, la muleta de Roca. Se puso allí de verdad. Pero había poco que rascar. Tampoco se iba a dejar el sexto, un zambombo frenado en los capotes que colmó la paciencia del público. Desentendido de todo y de todos, se le picó a trompicones mientras se encendían las luces. A esas alturas ya se rebasaban las dos horas de un espectáculo que, en realidad, no había llegado a ser tal. Roca brindó al público pensando que aún podía cambiar las tornas pero, desgraciadamente, tampoco pudo ser. Este viernes es el turno de Tomás. Se lo vamos a contar.

PLAZA DE TOROS DE LAS PALOMAS

Ganado: Se lidiaron seis toros de Zalduendo, correctamente presentados en líneas generales. El primero no pasó de soso y blando; noble y potable el segundo; remiso el tercero; aplomado el cuarto; vacíos de todo quinto y sexto.

Matadores: Morante de la Puebla , de plomo y oro, bronca y silencio.

Julián López ‘El Juli’, de marino y oro, dos orejas y ovación.

Andrés Roca Rey, de ‘after eight’ y oro, palmas y silencio.

Incidencias: La plaza se llenó hasta la bandera en tarde fresca y ventosa