-
Ramón Valencia presentará los carteles de la temporada 2022 recuperando los ritos interrumpidos por el covid. Foto: Toromedia
Vísperas recobradas
“Estos días azules y este sol de la infancia...” Los últimos versos de don Antonio Machado, el poeta exiliado en Colliure, garrapateados en un papel encontrado en su abrigo desportillado siempre retornan a la memoria en este tiempo de vísperas que nos conduce, ahora sí, a una normalidad más o menos aproximada. Restalla el sol, templan los días y la ciudad comienza a oler a esa primavera adelantada a la que sólo le falta la ansiada lluvia que remate campos, llene pantanos y eleve los pastos de las dehesas. Es ese tiempo de espera que se desboca definitivamente cuando la ceniza –como el covid- nos recuerda que polvo somos y en polvo nos convertiremos...
La perorata viene al pelo de la presentación de esos carteles que se han hecho esperar. La puesta de largo –impasible el ademán- llegará este mismo miércoles en el habitual, añoso y previsible acto que se celebra en el Salón de los Carteles para dar a conocer lo que, salvo sorpresa inesperada, ya es sabido. Pero este año hay algunos matices diferenciadores: los más avezados rastreadores de fechas, nombres y ganaderías han dejado el campo libre. En cualquier caso, los carteles que nos muestre Ramón Valencia en un par de días no diferirán demasiado de lo publicado en los portales especializados.
Eso sí, las combinaciones de toros y toreros irán por delante del célebre cuadro que encargan los maestrantes para anunciar la temporada. Años ha habido que su presentación se ha adelantado a la Navidad. En esta ocasión habrá que esperar a marzo –antes o después de la entrega de los premios taurinos y universitarios que concede la propia Maestranza- para conocer al autor y su obra, que engrosará la valiosa colección de arte contemporáneo iniciada en 1994 a instancias del recordado pintor y caballero maestrante Juan Maestre de León. Para qué vamos a negarlo: el cartel también servirá para cargar esas tintas que usted sabe. Pero eso también forma parte de las vísperas más entrañables de este tiempo; otra señal de normalidad recuperada...
Sevilla como estandarte
En espera de las definitivas declaraciones de Ramón Valencia, que deben poner negro sobre blanco los pormenores de las negociones con los protagonistas del abono, ya habíamos realizado un análisis de los carteles en el avance publicado el pasado viernes. Morante se erige en el actor principal e indiscutible del serial. Será el capítulo más relevante de un año en el que ya ha contratado más de ochenta corridas de toros y estaría dispuesto a alcanzar o rebasar esa ansiada meta del centenar de festejos espoleado por el recuerdo de uno de sus mayores referentes taurinos: Joselito El Gallo.
Para ello está dispuesto a doblar su presencia en la mayor parte de las ferias de la gran temporada y a pisar ruedos que, en otras circunstancias, no sería fácil ver a un torero de su talla y su caché. Pero se trata de segar los jaramagos de este solar abandonado en el que se ha convertido el toreo. La actitud del diestro de La Puebla tiene sus críticos pero no se le puede negar espíritu de verdadero compromiso con la fiesta que le ha dado fama y hacienda. Morante está dispuesto a asumir gestos que están lejos, lejísimos del tacticismo de otras figuras cargadas de trienios que se sostienen en las ferias por pura inercia –y ante la falta de un relevo más sólido y numeroso- a pesar del inevitable desgaste de tantos años en el machito. Y de muestra un botón: el matador cigarrero estoqueará los toros de Miura en Linares con motivo del 75 aniversario de la muerte de Manolete. Pues así es todo. Chapeau.
Apoteosis de la parafernalia taurina
Pero, más allá de los carteles, esta postrera semana de febrero muestra que todo se está animando; y de qué forma... Este mismo martes, sin ir más lejos, contará con la presentación de un valioso libro del que mañana daremos más detalles; la entrega de un vestido de torear al novillero Diego Bastos por parte de José Luis del Serranito; el ‘Mano a Mano’ de Cajasol con Curro Vázquez y Rubén Amón bajo la batuta de José Enrique Moreno... el miércoles a mediodía toda la atención estará en las palabras de Ramón Valencia pero la jornada se ampliará en clave taurina con la primera charla organizada para conmemorar el centenario de Pepe Luis Vázquez. Dos toreros sevillanos –Juan Ortega y Pablo Aguado- habrán sobre su grandiosa figura, moderados por Álvaro Acevedo, de nuevo en Cajasol.
No se vayan todavía que aún hay más: José María Garzón presenta este jueves el festejo de primavera en Morón y el sábado tocará elegir entre La Puebla del Río y Sanlúcar la Mayor. A mediodía se recuperan los célebres encierros aunque este año sin el concurso de Morante, su primer impulsor. Por la tarde, se celebra la novillada de promoción que coincide en hora pero no en lugar con la corrida de Sanlúcar que anuncia a Javier Jiménez, Lama de Góngora y José Ruiz Muñoz después de algunos años de sequía taurina.
Adiós a Joaquín Bernadó; misa de Iván Canorea
Nos marchamos ya, lamentando profundamente el fallecimiento de Joaquín Bernadó, maestro de toreros y seguramente el mejor matador que ha dado Cataluña. No hay que olvidar algunos datos que refresca Paco Aguado certificando todo lo que hemos cambiado: en 1983 fue reconocido con la Medalla de Oro de la ciudad de Barcelona. Se la impuso Pascual Maragall y aquel acto no faltó el mismísimo Jordi Pujol, de padre muy aficionado. Pocos años después se pondrían en marcha las primeras y más sibilinas normativas antitaurinas que empezaron a minar la fiesta. Se empezó prohibiendo las portátiles y se terminó clausurando la Monumental. Hablamos de una tierra que en otro tiempo, desde la maravillosa Barcelona, fue el centro del toreo.
Y si la semana pasada tuvimos que dar la mala noticia del fallecimiento de Iván Canorea Martín, en ésta nos hacemos eco de la eucaristía que la familia Canorea celebrará este miércoles, día 23 de febrero, a las 20.30 horas en la parroquia sevillana de Los Remedios por el eterno descanso de su alma. Descansen en paz.