Aromas de Viernes de Dolores de antaño

La Hermandad de la Sed celebró su cincuentenario con una salida extraordinaria que recordó a las primeras estampas de la corporación de Nervión.

Juanmi Vega @Juanmivegar /
29 sep 2019 / 10:44 h - Actualizado: 29 sep 2019 / 06:00 h.
"Nervión","La Sed","San Bernardo","Viernes de Dolores"
  • Fotos de Jesús Barrera
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Ya no venden pavos en Marqués de Pickman en Nochebuena. Los comercios de antaño, la mayoría, han desaparecido y los locales han sucumbido a la llamada de oriente. Para llegar a El Toboso hay que ir a Toledo y aún con todos estos cambios y sabiendo que ayer fue sábado, volvimos a vivir un Viernes de Dolores de antaño.

La hermandad de la Sed celebró su medio siglo con una salida extraordinaria por su barrio, por las calles que no puede transitar los Miércoles Santo cuando pone rumbo a la Catedral.

Volvió a visitar la antigua cárcel, convertida ahora en centro cultural del barrio. Volvieron los niños de San Bernardo, que ahora gastan canas y tienen que cruzar el puente todos los miércoles y los vecinos de Los Pajaritos y Amate pudieron venir en Metro. Incluso sonidos de Cádiz llegaron al barrio de Nervión.

Ayer la fiesta no se vivió entorno a un balón y a un estadio. El protagonista era sólo uno y no once.

El júbilo de la celebración se vio empañado por la ausencia de quien fue capaz de convertir la madera en vida. Sus herramientas se encontraban en el monte en el que estaba posado el Cristo de la Sed y Álvarez Duarte tenía un sitio privilegiado en el balcón de la vida eterna.

Ayer se le dio agua a los sedientos y esperanza a los enfermos. La visita a San Juan de Dios, que tenía preparada una alfombra de sal por la que el Cristo pisó, fue como un oasis en el desierto para los que más lo necesitan.

Ya no hay presos en La Ranilla, pero cada vez hay más vecinos que necesitan contemplar el rostro del Cristo para sentir la liberación de sus pecados.

Nadie tuvo sed a pesar de los más de treinta grados que azotaron los primeros compases de la salida.

Nervión volvió a ser víspera. Volvieron las imágenes en blanco y negro convertidas en HD. Regresaron sus antiguos vecinos, y el barrio recuperó la esencia de los años 80, aunque ya no vendan pavos en Marqués de Pickman en Nochebuena.