«En mi cabeza hay mucho ruido y mucho silencio»

Músico de extremos estéticos, Ferran Fages lleva años en la militancia de la música experimental e improvisada. Ahora comparte inquietudes con el pianista Alejandro Rojas-Marcos

26 abr 2018 / 17:35 h - Actualizado: 26 abr 2018 / 17:57 h.
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  • El improvisador y guitarrista Ferran Fages.
    El improvisador y guitarrista Ferran Fages.

La trayectoria de Ferran Fages (Barcelona, 1974) siempre ha evolucionado a contramano de una academia que, históricamente, ha dado la espalda a la improvisación y la experimentación electroacústica. Volcado durante años en la investigación sobre el ruido en proyectos como Cremaster y Atolón, recientemente ha virado el foco de atención hacia el trabajo indagativo a partir de su instrumento, la guitarra eléctrica, y la composición. El próximo jueves, 3 de mayo, se presentará en el escenario del Auditorio del Conservatorio Francisco Guerrero de Sevilla con Alejandro Rojas-Marcos.

¿Cómo es el trabajo que desarrolla junto con el pianista Alejandro Rojas-Marcos?

Nos encontramos en 2012 en Barcelona y desde entonces hemos venido viéndonos en varias ocasiones. Ahora vamos a grabar un disco porque nos conocemos bastante bien; será un trabajo que no estará alejado de la sesión de improvisación que plantearemos en Sevilla el próximo 3 de mayo. Él aportará el piano preparado y yo la guitarra eléctrica, sin más, sin efectos. La utilizo a partir de una afinación específica e investigo con las cuerdas, los armónicos, la resonancia y el propio timbre del instrumento. Diría que es un ámbito sonoro bastante contemplativo. Es interesante para nosotros y pensamos que también para el público porque el encuentro entre la guitarra eléctrica y el piano es difícil a nivel tímbrico, que es donde centramos la exploración.

Partió de la experimentación con el ruido (en el proyecto Cremaster) y ahora parece más tentado por el silencio...

Practico los dos extremos y me gusta que sea así. Cremaster, en efecto, ha sido el polo mas ruidista, con electrónica. Y desde hace ya años también me muevo en unos tonos más minimalistas, contemplativos si se quiere. A finales de año voy a publicar un disco con Wandelweiser, una composición para guitarra eléctrica, con muchos espacios y silencios. No me gusta encasillarme, en mi cabeza hay mucho ruido y mucho silencio.

¿Por qué ese alejamiento de la música electrónica?

Después de 15 años cultivándola necesitaba potenciar más mi instrumento, que es la guitarra, con la que empecé cuando era adolescente. También ha sido por una cuestión estrictamente de oído, el ruido y la música electrónica me estaban empezando a perjudicar a nivel físico.

¿En qué momento también le tentó la idea de la composición?

El ruido vino de la práctica de la improvisación y la parte más silente llegó de la mano de la composición. Y en algún momento los caminos se cruzaron. Cuando empecé a trabajar la improvisación me interesó explorar el ruido de una forma intuitiva y cuando comencé a componer me lo planteé desde una perspectiva cruda, de cómo se produce el sonido, de cómo hacer zooms a ciertos sonidos, alumbrado de ese modo piezas que diría... son menos violentas.

Lo que también viene siendo, en su caso, una fusión de lo académico y lo experimental.

Sí. Hace unos días toqué en el Ensems de Valencia, un festival de música contemporánea académica que se ha abierto a la improvisación y lo experimental. Es bueno que mundos diferentes se encuentren porque las escenas cerradas tienden a involucionar. Hoy día los festivales más interesantes son aquellos que programan desde una perspectiva abierta, es un síntoma de cómo funciona la sociedad. Esto es práctica común en Francia y Alemania desde hace años, donde lo compuesto y lo improvisado van de la mano.

También podemos hablar de un renacer del circuito de la música experimental en España.

Los festivales de música contemporánea se han abierto, eso ha sido lo fundamental. Porque lo otro, los circuitos sin dinero de música experimental siempre han existido y existirán. En cualquier ciudad española hay gente entusiasta dispuesta a hacer cosas. Luego hay otro fenómeno, y es que en este país parece que se ha descubierto ahora el arte sonoro, y por ahí se están colando cosas que encuentran rápida justificación desde el mundo académico, ese que históricamente siempre había rechazado todo lo que provenía de fuera de él.

STEVE REICH SUENA A LO GRANDE EN EL CIMUCC DE SEVILLA

Traspasar el umbral de los diez años no es sencillo para ningún evento cultural. Más mérito hay que añadir cuando se trata del Ciclo de Música Contemporánea de los Conservatorios de Sevilla (Cimucc), que está celebrando estos días su edición número 13 con la coordinación de la pianista y profesora del Conservatorio Francisco Guerrero, Noelia Sierra. El ciclo comenzó el pasado 9 de abril con el Ensemble del citado centro formativo bajo la dirección de Camilio Irizo. Esta próxima semana, el día 3 a las 19.00 horas, será el turno del improvisador Ferran Fages y el pianista Alejandro Rojas-Marcos, que propondrán una inusual sesión sonora de consecuencias imprevisibles en la que se encontrarán dos instrumentos tradicionalmente enfrentados o, como mínimo, casi nunca puestos a dialogar como son el piano y la guitarra eléctrica. La atención se desplazará del Conservatorio al Espacio Turina el domingo 6 de mayo cuando ProyectoeLe interprete, por vez primera en Sevilla, la Music for 18 musicians, de Steve Reich, composición seminal de la música minimalista escrita en 1974 y, seguramente, una de las obras más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Se trata de una creación rítmicamente apabullante y militantemente repetitiva que demanda una escucha activa del auditor si es que este quiere que se le revelen los infinitos matices que atesora una página que constituye, con toda seguridad, uno de los retos instrumentales más importantes a los que se ha enfrentado en su historia la formación sevillana.

Un concierto de alumnos (8 de mayo), otro de inscritos en el aula de saxofón (9) y, finalmente, un concierto de profesores (día 10) cerrará la (esforzada) programación de este año. Todos los conciertos son de entrada gratuita y comienzan a las 19.00 horas salvo el que se llevará a cabo en la Sala Turina el día 6, que arrancará a las 20.30 horas y cuyas entradas tienen un precio único de 10 euros (que puede adquirir aquí).