Según el Diccionario de la RAE, la filología es la «ciencia que estudia una cultura tal como se manifiesta en su lengua y en su literatura, principalmente a través de los textos escritos»; «técnica que se aplica a los textos para reconstruirlos, fijarlos e interpretarlos», y, en definitiva, la propia «lingüística». Tres acepciones como tres soles para definir algo que se remonta nada menos que a la Grecia clásica. Sin embargo, si buscamos en el mismo diccionario el término ‘filólogo’ únicamente hallamos lo siguiente: «persona versada en filología». Una entrada algo pobre, ¿no? Especialmente para referirse a Lola Pons, cuya capacidad trasciende ese término. Heredera de María Moliner, Joan Corominas o Rafael Lapesa, y discípula aventajada del gran Manuel Ariza, sus clases en la Universidad de Sevilla van más allá del puro academicismo. Pocos profesores poseen el don de contagiar a sus alumnos la pasión por la materia que imparten, máxime cuando esta —Historia de la Lengua Española— es una de las asignaturas ‘hueso’ de la especialidad de Hispánica; Lola Pons no solo pertenece a ese selecto grupo, sino que lo extiende más allá de las aulas. Tras pasar por las universidades de Salamanca, Tübingen y Oxford e impartir conferencias en el Kings College de Londres o la Ca’Foscari de Venecia, su rostro ha comenzado a hacerse popular gracias a sus ‘talleres de español’ en el programa de La 2 La Aventura del Saber. Pero la cosa no queda ahí, pues a su faceta como profesora y divulgadora hay que añadir sus artículos en El País o sus colaboraciones en Canal Sur Radio y Radio Andalucía Información. En esta ocasión Lola nos trae la reedición de su exitoso libro de 2016 Una lengua muy larga, donde recopila más de cien historias relacionadas con el pasado y presente del español, de la forma más amena posible. Ampliado y rebautizado como Una lengua muy muy larga, los responsables de Arpa Editores han optado esta vez por la tapa dura, conscientes de su capacidad para convertirse en un clásico de nuestras bibliotecas. Entre sus páginas, que no necesariamente tienen que leerse en orden, los lectores encontrarán un sinfín de curiosidades relacionadas con nuestro idioma, pero también con la cultura y el imaginario popular. Como la enorme educadora que es, Lola Pons es capaz de comparar al Marqués de Santillana con el célebre maestro Yoda de La Guerra de las Galaxias, mientras nos pasea por la sección de muebles de IKEA y nos explica, de manera divertidísima, la curiosa etimología de sus extraños nombres. Asimismo es capaz de hablar tanto de los italianismos del español de América a través de Marco como de la vigencia del sufijo patrimonial -udo (barbudo, velludo...) poniendo como ejemplo a la eurovisiva Conchita Wurst. Su originalidad parece no tener límites, y prueba de ello es la convivencia pacífica de especímenes tales como el pequeño Nicolás, Raffaella Carrá o Jon Kortajarena junto a Lope de Vega, Juan de Valdés o San Isidoro. Pese a su férrea voluntad y compromiso panhispánicos (esto es, abierto a los hispanohablantes de todo el mundo), Lola no deja de recordarnos su estrecha vinculación con la ciudad de Sevilla, regalándonos instructivos pasajes como el dedicado a las torrijas de Semana Santa —en el mismo no falta la receta de su madre— o a la presencia del latín en la Feria de Abril. Dicho esto, si por algo destaca Una lengua muy muy larga es por su capacidad de conectar con un amplio espectro de personas, ya que sus capítulos son, a la par que ilustrativos, breves en extensión, y permiten acceder a ellos en cualquier lugar y circunstancia. Francisco Rico, de la Real Academia Española, ha dicho de este libro: «una combinación brillante de erudición y frescura. Lola Pons pone la historia de la lengua al alcance de cualquier lector». No seré yo quién le contradiga, pues además de admirador de su autora fui alumno de sobresaliente.

Calificación: Necesario.

Tipo de lectura: Curiosa e instructiva.

Tipo de lector: No estaría mal que todos nos acercásemos a este libro.

¿Dónde puede leerse?: Se puede llevar en la cartera y leer un par de páginas de vez en cuando.