Los Obispos del Sur de España consideran que la ley andaluza para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación del colectivo Lgtbi (lesbianas, gay, transgénero, bisexuales e intersexuales) «impone» a los ciudadanos una determinada visión moral y «asume todo el entramado lingüístico de la ideología de género que pretende eliminar los conceptos de varón y mujer», intentando «deconstruir el cuerpo humano, el matrimonio y la familia».
El colectivo se ha pronunciado de este modo en una nota de prensa con motivo de la CXXXIX Asamblea de los Obispos del Sur celebrada en Guadix (Granada) y ante la aprobación por el Parlamento andaluz de esta ley que les genera «muchos interrogantes» y que, según afirman, «excede con mucho su objetivo de combatir la discriminación».
El Parlamento aprobó a finales del pasado diciembre por unanimidad la proposición de ley presentada por el PSOE, Podemos e IU para garantizar los derechos, la igualdad de trato y no discriminación del colectivo Lgtbi , que entre otras novedades incluye a las familias monoparentales en su regulación. La norma implementa una serie de sanciones administrativas que pretenden garantizar los derechos Lgtbi en el ámbito de las administraciones públicas, el sistema educativo, sanitario y de la tercera edad, así como las empresas privadas.
En materia educativa, se refuerzan las medidas de lucha contra el acoso escolar por motivos de orientación o diversidad sexual. En el ámbito laboral, la principal novedad es la incorporación de criterios de igualdad de oportunidades en las convocatorias de ayudas y subvenciones de fomento del empleo.
Aunque los obispos consideran que «aparentemente persigue un fin bueno, como es el respeto a todas las personas independientemente de su condición y tendencia sexual», creen que esta ley puede dar lugar a la imposición a todos los ciudadanos andaluces de «una ideologizada visión concreta del hombre».
Así, censuran que «se imponga una antropología y una determinada visión moral, que es de hecho una amenaza para la vida familiar, la educación y el ejercicio de la medicina» y advierten de que «cuando un Estado quiere imponer una ideología cae en la injusticia y promueve el totalitarismo del pensamiento único».
Consideran que no son equiparables «realidades tan distintas como la homosexualidad, los estados intersexuales y la transexualidad, pues cada uno de estos estados requiere una consideración y una atención diferente» y se muestran preocupados con que se «quiera abordar el tratamiento médico defendiendo una medicina que responda exclusivamente al deseo subjetivo del paciente». En su comunicado, los obispos del sur hacen hincapié en que «ninguna institución tiene el derecho a imponer un tratamiento médico por razones ideológicas» y argumentan que «no es posible sustituir lo que biológica y constitutivamente se es por lo que libremente se decide ser, por aquello que se construye cultural y socialmente».
Concluyen afirmando que todas las personas, sea cual sea su orientación sexual, «merecen respeto y es justo evitar discriminaciones; pero esto no puede dar lugar a la promoción e imposición de ideas defendidas por la ideología de género» e invitan a «no permanecer pasivos ante el peligro» que a su juicio suponen los postulados de la mencionada ley para la libertad religiosa, de educación y de pensamiento.