Refugiados: el futuro tras la frontera

Sesenta millones de personas que huyen: un mundo de desplazados. Guerras, persecuciones y violaciones de derechos humanos son las razones fundamentales que generan las principales bolsas de refugiados del planeta

18 abr 2016 / 17:21 h - Actualizado: 18 abr 2016 / 17:35 h.
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  • Un refugiado protesta en Idomeni, Su cartel dice: ‘Sobrevivimos a la guerra, pero me hacéis desear que no hubiera sido así’. / Efe
    Un refugiado protesta en Idomeni, Su cartel dice: ‘Sobrevivimos a la guerra, pero me hacéis desear que no hubiera sido así’. / Efe
  • Campamento El Doret, enero de 2008. Unos 10.000 keniatas fueron desplazados debido a la violencia en el país. / Efe
    Campamento El Doret, enero de 2008. Unos 10.000 keniatas fueron desplazados debido a la violencia en el país. / Efe

La tradición judeocristiana está plagada de bellos ejemplos que sirven de contexto a un primitivo pero universal principio de asilo. En el Antiguo Testamento: «No oprimas al extranjero pues vosotros fuisteis extranjeros en Egipto y ya sabéis lo que es vivir en otro país» (Éxodo 23:9). «Si un esclavo huye de su amo y pide a vosotros asilo, no lo entreguéis a su antiguo dueño. Dejadlo que se quede a vivir con vosotros en la ciudad que más le guste y en el lugar que él escoja y nadie deberá molestarlo» (Deuteronomio 23: 16-17). El mismo Jesucristo nace como extranjero sin techo en un pesebre de Belén y su familia es propiamente una familia refugiada, pues se vio obligada a huir a Egipto buscando protección contra la persecución y matanza de Herodes.

Igualmente, la era musulmana también comienza con un exilio, la Hégira. Tras recibir la revelación divina, Mahoma comienza a predicar en su ciudad natal, La Meca, pero sus ideas son consideradas subversivas, por lo que debe huir con sus seguidores y refugiarse en un primer momento en Abisinia y luego en Medina. Todavía hoy reposan sus restos en esta ciudad que le dio asilo.

A finales del siglo XIII, Dante Alighieri fue acusado de corrupción en Florencia, en el seno de la lucha entre los partidarios del Papa y los del emperador. Confiscados sus bienes y condenado a ser quemado vivo, comenzó un exilio que duró hasta su muerte en Ravena, en 1321.

Y en el lejano oriente, Sun Wen, considerado el fundador de la República de China, vivió desde su juventud exiliado en Hong Kong y en Japón huyendo de la persecución de la dinastía manchú que gobernaba su país.

A pesar de ser un problema tan antiguo como la humanidad, como podemos ver, y de que las leyes internacionales hace décadas que reconocieron el derecho al asilo de quienes huyen de países en conflicto, en los últimos meses estamos asistiendo al espectáculo más ignominioso de negación de auxilio que imaginarse pudiera en la civilizada Europa.

Hace un mes que los Veintiocho y Turquía firmaron el acuerdo que certifica el giro bochornoso de la política de acogida del Viejo Continente: a cambio de una sustanciosa ayuda económica (6.000 millones de euros hasta 2018), de facilitar la tramitación de visados para los turcos que desean viajar a Europa y de la promesa de reabrir el proceso de adhesión de Turquía a la UE, el acuerdo permite devolver a Turquía a todos los migrantes (incluidos los refugiados) que arriben a las costas griegas. La intención, según las autoridades comunitarias, es cerrar la vía del Egeo (por la que el año pasado llegaron a Europa alrededor de 900.000 personas) para la entrada de migrantes y acelerar paralelamente el proceso de acogida de unos 72.000 demandantes de asilo que ya se encuentran en territorio europeo.

Además de que este acuerdo expeditivo no es ni aproximadamente una solución al problema y de que no hará sino aumentar de forma infame el desamparo de los migrantes, la presión en las fronteras ahora cerradas está provocando situaciones vergonzantes por las cargas con pelotas de goma, gases lacrimógenos y granadas aturdidoras protagonizadas por las fuerzas antidisturbios macedonias contra los refugiados en el campo de Idomeni (Grecia) que reclaman la reapertura de las fronteras de los Balcanes.

Europa, tierra prometida de quienes huyen de la guerra en Siria y de la miseria, la violencia y la represión en Afganistán, Irak o el África subsahariana, concita la atención mundial por su respuesta a esto que se ha dado en llamar la crisis de los refugiados. Pero el drama de quienes se ven obligados a abandonar sus hogares y huir con lo puesto buscando refugio en tierra extraña es un fenómeno universal: hace un año, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunció que los desplazamientos forzosos en el mundo habían afectado ya a 51,2 millones de personas, un nivel nunca alcanzado desde la Segunda Guerra Mundial. Doce meses después, esta cifra ha llegado a la impresionante cantidad de 59,5 millones, con un aumento de 8,3 millones de personas. Más de la mitad de ellos son niños y nueve de cada diez son acogidos por países pobres o en vías de desarrollo.

Si desglosamos esa cifra de 59,5 millones de personas desplazadas forzosamente, 19,5 millones son refugiados (14,4 millones bajo el mandato de ACNUR y 5,1 millones registrados por el UNRWA, que es la agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en Oriente Próximo), 38,2 millones son desplazados internos (grupos perseguidos que abandonaron sus lugares de origen pero que permanecen en el país sin atravesar ninguna frontera) y 1,8 son solicitantes de asilo en otros países. A continuación vamos a tratar de detallar los principales conflictos activos (a excepción del palestino) que han dado lugar a los desplazamientos masivos de población a lo largo y ancho de todo el planeta.

SIRIA

Se ha convertido en el primer país de origen de refugiados del mundo, superando a Afganistán, que ocupó este puesto durante más de tres décadas. Con casi 4 millones de refugiados en 107 países y en torno a 7,6 millones de personas desplazadas dentro del país, los sirios constituyen la mayor población desplazada del mundo. Como media, según ACNUR, uno de cada cuatro refugiados es sirio, y el 95 por ciento de ellos se encuentran en los países vecinos (Turquía, Líbano, Jordania, Irak y Egipto). La guerra en Siria enfrenta a diversas facciones de raíz étnico-religiosa y tuvo su origen en las revueltas de la primavera árabe, reprimidas violentamente por el dictador Bashar al Asad. Una parte del Ejército se reveló contra el gobierno e intentó derrocarlo. Aprovechando el clima de guerra civil, grupos integristas (Estado Islámico y Al Qaeda) entraron en el país desde Irak y otras minorías (kurdos , turcomanos...) se levantaron para controlar sus zonas de influencia. El resultado: un pequeño país donde todos luchan contra todos bajo los bombardeos de la coalición internacional.

AFGANISTÁN

Desde el anuncio del repliegue de las tropas de las potencias internacionales, la escalada de violencia se ha intensificado. Las fuerzas talibanes, con bastante apoyo en las zonas rurales, acrecientan su ofensiva para recuperar el país. Los afganos son el segundo grupo de refugiados (2,6 millones de personas) bajo la protección de ACNUR. Pakistán e Irán, sus principales países de acogida (el 95 por ciento del total de refugiados).

SOMALIA

El tercer puesto lo siguen ocupando los somalíes, con alrededor de 1,11 millones de personas. Se han ralentizado las llegadas a gran escala a Kenia y Etiopía que se produjeron durante años, pero estos dos países y Yemen continúan siendo los lugares principales de acogida.

SomalIa lleva un cuarto de siglo en guerra. Una coalición de movimientos militares derrocó el régimen de Siad Barre en 1991 y a continuación rompió su alianza para fragmentarse en una serie de grupos étnicos que se disputan el poder de forma sanguinaria. El país, de facto sin Estado, se halla dividido en múltiples regiones controladas por diferentes líderes o señores de la guerra.

SUDÁN-SUDÁN DEL SUR

El número de refugiados sudaneses (666.000) permanece relativamente estable desde hace años. En cambio, el estallido de violencia en Sudán del Sur desencadenó un nuevo flujo de refugiados (616.000) hacia los países vecinos, principalmente Etiopía, Uganda, Sudán y Kenia.

Los conflictos tribales del sur de Sudán y, desde su independencia, de Sudán del Sur, se suceden entre las tribus nómadas a causa de la escasez de recursos (agua potable, tierra fértil y ganado).

CONGO

Uganda, Burundi y Kenia acogen al más de medio millón de refugiados congoleños, la cifra más alta desde el inicio del conflicto. No se trata simplemente de una guerra entre etnias como suele simplificarse intencionadamente o no. El conflicto que tiene lugar especialmente en el este del país (las regiones de los Kivus) implica a una decena de países de la región de los Grandes Lagos (Ruanda, Uganda, Burundi...) a diversas naciones desarrolladas (Francia y EEUU...) y a empresas multinacionales, vinculadas especialmente con la explotación de recursos naturales como el coltán, imprescindible para la imparable industria tecnológica. Esto ha llevado a considerar este conflicto como la primera guerra mundial africana.

BIRMANIA

La última crisis en el sudeste asiático la protagonizaron hace meses los refugiados de la etnia rohingya, de religión musulmana, sistemáticamente perseguidos por las autoridades birmanas, una persecución que no ha cesado tras la disolución de la Junta Militar. Miles de ellos vagaron hacinados en barcos inmundos en el mar de Andamán en busca de refugio mientras los países de la zona se negaban a acogerlos. Un alto porcentaje de su población (alrededor de 479.000 personas según ACNUR) vive hoy fuera de Birmania, en campos de refugiados principalmente en países vecinos como Malasia e Indonesia.

REPÚBLICA CENTROAFRICANA

La cifra de refugiados de la República Centroafricana ha ido creciendo hasta los 412.000 según el informe de ACNUR, acogidos principalmente por el vecino Camerún. El presente conflicto en la República Centroafricana enfrenta a la coalición rebelde Seleka y al Ejército gubernamental. Muchos de los insurrectos son excombatientes de la guerra civil de 2004 que acusan al presidente François Bozizé de incumplir los tratados de paz que firmaron en 2007. Los rebeldes controlan algunas de las mayores ciudades en el centro y este del país.

IRAK

ACNUR contabiliza 369.900 personas refugiadas, sobre todo en Siria, Alemania (41.200), Irán y Jordania. El 5 de junio de 2014 las fuerzas del Estado Islámico, junto con militares suníes leales a la antigua dictadura de Sadam Husein y tribus antigubernamentales, tomaron la segunda ciudad más importante de Irak, Mosul. El progresivo avance de los insurgentes sunitas ha puesto en evidencia la debilidad del Gobierno y el Ejército iraquí para frenar al grupo, que tiene como objetivo llegar a la capital, Bagdad . El Estado Islámico de Irak y Siria, también conocido como Daesh, es el resultado de la fusión de Estado Islámico, la rama iraquí de Al Qaeda, y el grupo yihadista sirio Frente al Nusra. Es una de las organizaciones islamistas más radicales de Oriente Medio y tiene como objetivo erigir un estado confesional sunita en una región situada entre Siria e Irak.

ERITREA

La dictadura de Isaías Afewerki, –un estalinista made in África, como lo definen las agencias de noticias– ha convertido el país en una gigantesca prisión donde las detenciones arbitrarias de cualquier sospechoso de disidencia son la norma. Los prisioneros no suelen conocer las razones de su arresto y pocos o ninguno de ellos son sometidos a juicio. Otra de las razones que impulsan a muchas personas a huir del país es el servicio militar obligatorio, que tiene una duración indefinida y que puede prolongarse durante una década. Con 363.100 refugiados, Eritrea ocupa el décimo puesto de los principales países de origen. La cifra sigue aumentando cada año desde 2008, cuando se calculaba que el número de refugiados eritreos no llegaba a los 190.000. Las llegadas son continuas a Etiopía y Sudán.

POR DEFINICIÓN

La Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados, define a un refugiado como la persona que «debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentra fuera del país de su nacionalidad y no puede o no quiere acogerse a la protección de tal país o no quiere regresar a él a causa de dichos temores...». Pese a ello, este término se sigue usando mal y con frecuencia de manera contradictoria. A menudo se confunde a los refugiados con las personas que emigran por razones económicas (emigrantes por motivos económicos) y con grupos de perseguidos que permanecen dentro del país sin atravesar ninguna frontera (los desplazados internos).

DERECHOS DE LOS REFUGIADOS

La prohibición de la repatriación forzosa de los refugiados es uno de los principios claves del Derecho Internacional del Refugio. En su artículo 33 se dice que ningún estado «podrá, por expulsión o devolución, poner en modo alguno a un refugiado en las fronteras de los territorios donde su vida o su libertad peligre por causa de su raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social, o de sus opiniones políticas». Algunos solicitantes de asilo son detenidos apenas ingresan, durante el proceso de asilo o mientras esperan ser deportados. Es posible que dichos solicitantes hayan sido víctimas de encarcelamiento y tortura en el país del que han huido; por lo tanto, las consecuencias de una detención pueden ser particularmente graves, y originar una muy fuerte tensión emocional y psicológica.

El artículo 31 de la Convención de los Refugiados dice que no se debe penalizar a los refugiados por haber entrado a un país de modo ilegal si vienen directamente de un sitio en el que estaban en peligro y se han presentado ante las autoridades. Por lo tanto, los solicitantes de asilo no deben ser detenidos por estar en posesión de papeles de identidad o documentos de viaje falsos.

Los artículos 12 al 30 de la Convención de los Refugiados especifican los derechos que les corresponden a los individuos una vez que han sido reconocidos como refugiados en los términos de la Convención: todos deben ser provistos de papeles de identidad y documentos de viaje que les permitan salir del país. Los refugiados deben recibir el mismo trato que los nacionales en distintos derechos, entre ellos el acceso a la justicia, a la educación, a la salud y a la seguridad social.