Llevan varios meses hablando y escribiendo sobre el artículo 155 de la Constitución Española del 78. La discusión en tertulias y textos escritos en medios de comunicación no conoce límites. No hay tertuliano, escritora o vecina que no tenga opinión sobre susodicho apartado. Definitivamente, será el artículo que nos conduzca al paraíso, el que nos haga comulgar con el nirvana, el que alivie nuestras penas y nos aporte la felicidad plena. Si porque para nuestros responsables políticos la carta magna sólo dispone de este artículo. Curiosamente se han olvidado del resto, en especial de uno que va mucho antes del 155, concretamente el 35, el que dice literalmente: “Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacer se discriminación por razón de sexo”. Y uno se pregunta si el olvido de este y del resto de artículos es intencionado. También me pregunto, si es posible volcarse hasta lo inimaginable con medios y recursos para aplicar el 155 y poner tanto empeño, cómo es que no les ocurre lo mismo con el resto del articulado?
Viene a cuento este preámbulo porque nuestra vecina Portugal padece de idéntico mal. Responsables políticos empeñados en salvaguardar privilegios de unos pocos, bancos y sistema financiero en detrimento de su ciudadanía, de su gente.
La productora portuguesa Terratreme, compuesta por un singular equipo que trabaja en modo de colectivo audiovisual es la responsable de A fábrica de nada. La película arranca con el primer texto de los créditos en el que se afirma; “Una película de João Matos, Leonor Noivo, Luisa Homem, Pedro Pinho y Tiago Hespanha”, es decir, todos los miembros de la productora son quienes firman la película como colectivo, después leeremos: realizada por Pedro Pinho. En ella cuenta como a un grupo de personas a las que después de muchos años se las quiere despedir de su trabajo en una fábrica de ascensores. Empieza con el desmantelamiento de la fábrica, sigue con la falsa promesa de la indemnización y continúa con la desaparición de los patronos. El grupo pasa de la incredulidad a los conflictos personales y finalmente a la toma de conciencia: necesitan organizarse y hacer algo. Optan por quedarse en el trabajo para fabricar nada, su presencia basta para realizar un ejercicio de resistencia colectiva. Lo que vemos es algo más que un análisis de las estrategias que utiliza el sistema capitalista para su supervivencia, y al que se pliegan gobiernos e instituciones públicas, y que este grupo creativo con esta densa película quiere visibilizar. Quieren concienciar y reivindicar conceptos como solidaridad, trabajo en equipo y conciencia social. No es poco ante tanto discurso hueco y manipulador.
A fábrica de nada ***
Portugal 2017 177 min.
Dirección Pedro Pinho Intérpretes José Smith Vargas, Carla Galvao, Njamy Sebastiao, Joaquin Bichana Martins, Daniele Incalcaterra.
Drama. Sección oficial