La noticia de la demanda de desahucio planteada contra La Carbonería por parte de la empresa Hotel de los Mercaderes S.L, ha dado lugar a un cierre de filas radical en el mundo de la cultura, que entiende como una catástrofe el posible cierre de este histórico espacio cultural.

«Ha sido la casa y el hilo conductor de la vanguardia y del pensamiento desde que nació», explica el cantautor Alfonso del Valle, quien debutó hace casi 20 años con un disco grabado en directo en este local y titulado precisamente En La Carbonería. Entre sus muros han crecido generaciones de músicos, poetas, pintores, fotógrafos, cineastas, políticos... Cerrar La Carbonería sería romper ese hilo con generaciones venideras, dejarlas sin raíz».

Asidua del emblemático espacio de la calle Levíes es también Isabel Escudero, escritora y compañera de quien fuera otro entrañable amigo de la casa, Agustín García Calvo. «Más de 40 años de las artes más hondas y puras de Andalucía, cante, baile, recitales, los poetas, y artistas más reconocidos internacionalmente han pasado por allí y se han ofrecido al público en esa casa de todos, en ese jardín de las delicias», así define La Carbonería. Una historia que ha sido posible «gracias al aliento y la perseverancia de su fundador, Paco Lira Medalla al Mérito Cultural de la Junta de Andalucía y de su digno continuador, Pisco Lira», su hijo, quien «sigue manteniendo el espíritu libre de la Carbonería para ofrecer las artes populares, dar voz al pueblo a través de los artistas que más honradamente lo sienten». «La Carbonería y sus flamencos han sido objeto de tesis doctorales de universidades internacionales, ¿hay quien dé mejor trigo? ¿Por qué segar esta siembra de más de 40 años?», concluye la autora.

Miles de actividades a lo largo de estos años, publicaciones, conciertos, exposiciones, recitales poéticos, acreditan a La Carbonería como un inagotable foco cultural en el corazón del barrio de San Bartolomé. «La Carbonería ha sido una editorial exquisita», destaca el escritor Vicente Luis Mora, «un refugio, un lugar de encuentro de la cultura para varias generaciones, una escena multi-artística, un espacio literario, un proyecto humilde y ambicioso a la vez de Francisco Lira y su padre y, ahora, un imaginario de resistencia. No sé que más necesita un recinto sevillano para que se lo preserve como otra joya más de su casco histórico, cultural y simbólico».

La noticia del posible desahucio ha trascendido fronteras. Desde Italia, el artista plástico Massimo Casagrande, uno de los muchos que han expuesto en las paredes de La Carbonería, afirma que «No quiero ni puedo creer que un espacio con una historia y un bagaje tan elevado pueda sucumbir a una orden así, con el visto bueno de la administración. ¿Por qué, qué hay debajo? ¿Especulación? El cierre sería un motivo de luto para todos».

«Es un referente mundial, en Estados Unidos, en Japón», alega Antonio Molina Flores, uno de los muchos representantes de la comunidad universitaria que arriman el hombro con La Carbonería. «Para quienes estudiamos en los 80 ha sido una cátedra paralela. Ver pasar por allí a Mairena, Camarón, Manuel gerena, Quintín Cabrera, Paco Ibáñez, Juan el Camas, Cózar detrás de las americanas... Y todo en un ambiente de naturalidad y confianza. Ha sido un espacio de vida, complementario del ámbito universitario y de aprendizaje».

La petición en la plataforma Change.org para evitar el desahucio, lanzada ayer, superaba en unas horas el millar de adhesiones. Cabe recordar que el Ayuntamiento de Sevilla en pleno respaldó en 2007 la propuesta de declaración de La Carbonería como Bien de Interés Cultural (BIC), lo que habría evitado la situación actual. Dicha propuesta se detuvo –y olvidó hasta hoy– en la Consejería de Cultura de la Junta.