Quien conozca la literatura del escritor argentino Antonio di Benedetto sabrá que Zama es su novela más célebre y reconocida. En ella cuenta, en una prosa muy cuidada y en cierto modo arcaica, las desventuras de un oficial del rey español en tierras del sur de América en el barroco tardío. Su perfil de hombre justo y equilibrado en un mundo donde lo que prima es la mediocridad, no le provocan más que fracasos profesionales y sentimentales, debiendo refugiarse en la búsqueda de un enemigo de leyenda para recuperar la dignidad injustamente perdida. Lucrecia Martel, que se dio a conocer hace casi dos décadas por la muy valorada La ciénaga, redunda también en esta ocasión en un estilo narrativo austero, sin preguntas ni respuestas, desnudo de artificios, juicios de valor y explicaciones, mientras en el apartado estético opta por una preciosista puesta en escena que se resuelve en fotogramas de alcance pictórico. El apartado musical lo resuelve de forma algo anacrónica pero muy intencionada, con una selección de los mayores éxitos de los míticos Indios Tabajaras. El resultado es un trabajo impecable en el apartado artístico pero soporífero en términos generales en cuanto a planificación dramática y ritmo narrativo, a pesar de lo cual logra captar nuestra atención e interesarnos por este personaje de suerte frustrada, que lamentablemente se repite constantemente en un mundo en el que los de su categoría son sistemáticamente despreciados y marginados.

Zama **

S. oficial. Argentina-España-Francia-México-Brasil-USA-Holanda 2017 115 min.

Dirección: Lucrecia Martel Intérpretes: Daniel Giménez Cacho, Mattheus Nachtergaele, Juan Minujín, Lola Dueñas