Todo empezó con una reforma veraniega. Se echó abajo un muro de la farmacia de la calle Marqués de Pickman, y se impuso una pregunta inevitable: ¿Qué hacemos con todo este espacio? Manuel Machuca, farmacéutico y escritor, encontró la respuesta: «Como odio el tema de la parafarmacia, pensé en poner una librería. Pero descubrimos que resultaba muy complicado gestionar los permisos, así que optamos por una biblioteca de préstamos».
Una vez instaladas las correspondientes estanterías, comenzaron recogiendo donaciones de clientes y vecinos, y poniéndolas a disposición de los usuarios. «La acogida fue fantástica», explica Machuca. «Incluso hubo autores reconocidos que trajeron personalmente sus libros, como Rocío Hernández Triano, Paco Carrascal, María José Collado o Reyes García-Doncel. La editorial Anantes trajo todo su fondo literario, MacLein & Parker también trajo sus libros, y Felipe Benítez Reyes nos mandó unos cuentos».
A día de hoy, el saldo de todas estas desinteresadas aportaciones es de 230 títulos, que abastecen a medio centenar de usuarios. «Sabíamos que al principio iba a crear cierta extrañeza», evoca el impulsor de la idea. «No teníamos referencias, ni sabíamos de ninguna otra farmacia donde se hubiera probado algo parecido, pero me apetecía probar. Y de paso, era una modo de bloquear la posibilidad de usar ese espacio para vender determinadas cremas y productos similares. Cuando venían los comerciales, les mostraba la biblioteca y decía: mira, no tengo sitio para eso». En la farmacia también hay un espacio sobre alimentación sana, con un cestito de manzanas a disposición del que quiera tomarlas.
Machuca reconoce que no todo el mundo ha acogido la iniciativa con la misma satisfacción. Reconoce que «algunos compañeros han tenido recelos, piensan que les voy a robar clientes con esto, cuando es evidente que no van por ahí los tiros. Ganaría más dando otro uso a este rincón», admite.
Poesía, novela, ensayo, teatro. Clásicos, autores contemporáneos, infantiles, novela romántica. De todo hay en estos anaqueles sobre los cuales reposa una pizarra con la leyenda La salud empieza por la lectura. «Cada día que pasa soy más escépticos de los medicamentos», dice entre risas el farmacéutico sevillano, convencido de que una vida larga y saludable tiene mucho más que ver con otros enfoques, y no necesariamente con la química.«Está demostrado que la gente muere menos si tiene la familia cerca, amistad con los vecinos, buenas relaciones sociales y hábitos culturales», asevera. «No nos damos cuenta de que en el fondo hemos avanzado poco con las medicinas. Pero el bienestar social y moral es a veces más importante que los tratamientos». ¿Y la lectura? «Es abrirse al mundo, sacarte de ese yo, ese ensimismamiento en el que a veces estás sumido, olvidarte de los problemas, vivir otros mundos... Produce un gran bienestar, aunque a algunos les parezca cansado, y más en la gente joven».
¿Y los propios libros de Machuca? «Aquí están, hay amigos que vienen para leerlos de gorra», ríe. «Hasta me preguntan: oye, y el nuevo, ¿cuándo lo vas a poner aquí?».