Una caña perfecta rezaba el título de esta última convocatoria de la Barroca; pero no fue una invitación a una cerveza fresquita y echada con gracia, se refería a la caña que recorre y produce el sonido del clarinete y otros derivados cortesía del gran instrumentista Eric Hoeprich. El músico de Baltimore, que en 2015 hizo una curiosa reinterpretación de la Júpiter de Mozart en el seno del Femás, vino acompañado de una nutrida colección de instrumentos de la familia del clarinete, algunos de incalculable valor musicológico, con especial mención de los chalumeaux tenor y alto, para lo que hubo de echar mano de algunos compositores poco divulgados.
Johann Adolf Hasse compuso muchas óperas en época de transición entre el barroco y el clasicismo, y también obras como este Concerto en Fa mayor de tono bufo y desenfadado y estructura muy básica, en la que Hoeprich hizo sonar este instrumento antiguo precedente del clarinete, que aunque fácil de tocar exige altas dosis de expresividad para extraer el sonido suave y cálido que le caracteriza. La calidad compositiva aumentó con Christoph Graupner, prolífico compositor alemán de alto nivel inventivo, muy apreciado por la calidad gráfica de sus partituras manuscritas. Aquí Hoeprich exhibió agilidad y frescura, destacando sus movimientos lentos de considerable pureza lírica. Los valores seguros de Telemann y Mozart dejaron claro por qué unos autores no se olvidan mientras otros tienen que ser continuamente repescados. La pieza de Telemann resultó una notable demostración de fuerza, energía y precisión. Leo Rossi ofreció una eficaz réplica al violín, mientras Mercedes Ruiz y Alejandro Casal mantuvieron perfectamente el tipo como base armónica del conjunto.
En la segunda parte, donde seguimos disfrutando del formidable fagotista Eyal Streett, el clarinete y el corno di bassetto, una suerte de clarinete bajo de cuerpo curvado y un timbre más oscuro, expresaron la belleza de piezas de puro entretenimiento de Mozart o de mayor enjundia del compositor francés François Devienne, cuyo Trío en Do Mayor Op. 61 nº 1 fue la auténtica revelación de la noche, por su gracia y galanteo. En él Guillermo Peñalver lució mejor a la flauta que en el Hasse de apertura, más cálido y seguro, mientras Óscar Argüelles dominó el corno y el clarinete también en la pieza del hijo menor de Bach, Johann Christian, de estética inglesa especialmente por la intervención de una trompas que Rafael Mira y Vicente Giner controlaron de manera irregular, sin extraer de ellas un sonido suficientemente compacto y expansivo.
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Temporada 2016/2017 de la Orquesta Barroca de Sevilla. Solistas de la OBS. Eric Hoeprich, clarinete histórico. Programa: La caña perfecta (Concerto en Fa Mayor, de Hasse; Sonata à 4 TWV 43:F2, de Telemann; Trío GWV 2011 de Graupner; Divertimento KV439b, de Mozart; Trío Op. 61, de Devienne; Sinfonía en Si bemol Mayor W Blnc, de J.C. Bach). Espacio Turina, miércoles 14 de diciembre de 2016