Después de coquetear con la ficción en títulos como Moi Ivan, toi Abraham o Bailar hasta morir, la directora francesa Yolande Zauberman lleva tiempo reflejando a través del documental sus inquietudes en relación a sus orígenes hebreos, en películas como ¿Tendrías sexo con un árabe? y ahora este M que parafrasea al clásico de Fritz Lang M, el vampiro de Dusseldorf. Y es que precisamente la película con la que se presenta en la sección oficial del Festival de Cine Europeo de Sevilla, y con la que ganó el Premio especial del jurado en Locarno, toca un tema muy delicado e inquietante sobre depredadores sexuales en el seno de la comunidad judía más ortodoxa que existe, la que se concentra en Beni Brak, a escasos kilómetros de Tel Aviv. Buenas dosis de ingenio le habrá costado conseguir inmiscuirse en dicha comunidad tan hermética para contarnos la historia de un joven que fue víctima de abusos sexuales por parte de un rabino. No extraña que su acabado formal sea tan deficiente, por este motivo y por el hecho de que la realizadora no haya contado con un equipo de rodaje en condiciones, encargándose ella de todos los aspectos visuales y sonoros de la cinta, seguramente con el fin de pasar más desapercibida.
Eso hace que el film se resista a ser visto con interés y curiosidad, convirtiéndose para el sufrido espectador en un ejercicio de concentración y paciencia bastante considerable, y evidenciándose en su narrativa una fuerte tendencia a la reiteración, con lo que su discurso, valioso sin lugar a dudas, se agota rápidamente. Podría haber considerado la posibilidad de combinar todo lo rodado, posiblemente de forma clandestina, con testimonios más convencionales, materiales de archivo y algún recurso técnico y gráfico que hiciera al conjunto más atractivo. Puede que todo esto lo hubiera alejado del aspecto anti mainstream que posiblemente pretenda, pero que flaco favor le hace a su vocación divulgativa, haciendo su imprescindible mensaje mucho más accesible y por extensión más efectivo, como muy bien merece lo que se denuncia y lo sorprendente que resulta. Haría falta un cataclismo para empezar de cero y olvidarnos de las santas creencias y supersticiones que tanto daño han causado al ser humano; claro que volveríamos a tropezar con la misma piedra.
M (*)
Francia 2018 106 min.
Dirección Yolande Zauberman Documental Sección oficial