Europa siempre vale la pena

En su mejor momento no ya de esta temporada sino del último lustro, a tres puntos de igualar su mejor marca histórica en una Liga de veinte equipos (los 62 de la legendaria 2004-05, con Lorenzo Serra Ferrer en el banquillo y no en los despachos), el Betis y los béticos se frotan las manos de ilusión pensando en la campaña que viene, que será la de su retorno a las competiciones continentales. La emoción tendrá que alternar con la exigencia, porque el equipo de Quique Setién se enfrentará a tres retos distintos, pero Europa siempre vale la pena, se mire como se mire. Y no son pocas las ventajas, deportivas y económicas, que reporta a quien disfruta de ella, por no hablar de la imagen y la repercusión internacional, con lo que eso supone para el negocio.

Lo primero es lo más mundano, por llamarlo de algún modo. Mientras esté vivo en la Liga Europa, el Betis (a priori; que se lo digan al Athletic este año) dejará atrás esos viernes y lunes de Liga que tanto ha frecuentado en los últimos tiempos. Sólo esta temporada ha jugado dieciocho encuentros entre semana. La mala noticia será para la televisión en abierto si sigue transmitiendo choques de Primera.

Deportivamente hablando, a la espera de conocer su ubicación exacta en la clasificación de la Liga para saber si irá de cabeza a la fase de grupos (en caso de ser quinto o sexto) o tendrá que afrontar tres rondas previas (si es séptimo), lo que ya se puede predecir es que el Betis empezará a jugar la Copa del Rey en los dieciseisavos de final. Es decir, como todos los equipos de Primera y como le ocurrió en esta misma campaña, pero con una diferencia: su primer rival será un Tercera o un Segunda B y la vuelta se disputará en el Villamarín.

Sin olvidar que el Betis resultará ahora muy atrayente para muchos futbolistas, también hay que dedicar un capítulo aparte al dinero. Jugar en Europa equivale a obtener más ingresos económicos, tanto de la UEFA como de las televisiones. El reparto de la temporada 2018-19 todavía está por decidir, pero he aquí los datos de la 2017-18, explicados por la UEFA en agosto del año pasado. Cada club que disputó la fase de grupos tuvo 2,6 millones de euros garantizados más 360.000 por victoria y 120.000 por empate. Para el campeón y el subcampeón de cada grupo también hubo otro bonus: 600.000 y 300.000 euros, respectivamente. Los clasificados para dieciseisavos cobraron otros 500.000; los que llegaron a los octavos, 750.000; los cuartofinalistas, 1 millón; y los semifinalistas, 1,6 millones cada uno. Por último, el campeón se llevará otros 6,5 millones y el subcampeón, 3,5 millones. En el mejor de los casos, el campeón podría obtener la friolera de 15,71 millones de euros... sin contar el llamado market pool, que está relacionado con las audiencias televisivas.

Si el Betis acabase la Liga en la séptima plaza y se viese abocado a jugar tres rondas previas, también obtendría cierto beneficio de esos encuentros en caso de ir superándolos. Los baremos de la 2017-18 han sido los siguientes: por jugar la Q2, 225.000 euros; por jugar la Q3, 235.000; y por alcanzar el play off, 245.000. Eso sí, los que traspasaron este último trámite y se clasificaron para la fase de grupos no cobraron esa cantidad por solidaridad (y porque tenían garantizados los ya referidos 2,6 millones).

El pasaporte europeo también significará para el Betis una buena ganancia de puntos de cara a su coeficiente europeo, muy mermado por estos años de ausencia en el concierto continental. De hecho, hasta ahora se beneficia más del coeficiente de la Liga española, el más alto de Europa: 38,747. A día de hoy, el Betis ocupa el puesto 72º en el ranking de la UEFA gracias a los 12 puntos que acumuló por su participación en la Copa de la UEFA 2013-14 (se miden los cinco años anteriores). En el ranking de la última década, por ejemplo, ocupa el 76º puesto. Si se clasificase directamente para la fase de grupos, el club se aseguraría tres puntos más y cada victoria en esa liguilla (son seis partidos) también le otorgaría otros dos, mientras que cada empate da uno.