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Los jugadores, celebrando uno de los goles. / Manuel Gómez -
La afición del Betis vibró con su equipo. / Manuel Gómez
Quinto en la tabla empatado a puntos con el Valencia (cuarto, en zona Champions) gracias a sus cuatro victorias en las seis jornadas disputadas hasta la fecha. Así anda el Betis, este nuevo Betis al que los rectores del club han dado esa vuelta de tuerca que tanto esperaba la afición: primero, con la llegada de un maestro de esto y con el sentimiento verdiblanco en la sangre como Lorenzo Serra Ferrer; segundo, apostando por un entrenador con un estilo de juego claro y atractivo como Quique Setién; y tercero, aportando mimbres de calidad, jugadores con calidad y hambre de éxitos, capaces –así lo están demostrando– de impregnarse de las ideas del técnico y ponerlas en práctica con resultados y hasta espectáculo.
Queda un mundo por delante, casi toda la temporada, pero este nuevo Betis invita a pensar que lo que todo el mundo está viendo no es un simple espejismo. La victoria del Bernabéu tiene continuidad con un nuevo triunfo, tan trabajado como merecido porque si ante el Real Madrid el conjunto verdiblanco dio la cara y terminó llevándose los tres puntos, este lunes supo jugar también sus bazas y salir ganador del campo.
A pesar de estar todavía en fase de ensamblaje, este Betis está demostrando, por encima de todo, ser un equipo serio como mínimo. Podrá salir vencedor o no, pero tiene orgullo y argumentos como para pensar que la campaña en curso puede reportarle alegrías.
Este Betis no ha tardado el ilusionar y de qué manera a la afición verdiblanca, una afición que esperaba un giro de tuerca por parte del club tras muchos bandazos y, por fin, lo está viendo. Que le quiten lo bailao a este equipo liderado por un técnico con personalidad y capacidad y al que los futbolistas respetan profundamente. Y ese respeto sólo se gana a veces con trabajo y seriedad.
Nadie sabe lo que dará de sí esta temporada, pero, sin duda, el Betis camina por la senda adecuada. Por fin. Esa senda que sigue deparando victorias e ilusiona a la afición, volcada en el Benito Villamarín convirtiendo un lunes en un auténtico día de fiesta.