Los empleados de Lopera mantienen «total confianza» en él

Guillermo Molina asegura que «si hay administración desleal y delito societario, que venga Dios y lo vea». Teresa González y Ana María Ruiz aseguran que no conocían nada de lo que firmaban.

13 jun 2017 / 11:16 h - Actualizado: 13 jun 2017 / 14:44 h.
"Fútbol","Manuel Ruiz de Lopera"
  • Panorámica de la sala donde se celebra el juicio, durante la declaración de ayer de Lopera. / Jesús Barrera
    Panorámica de la sala donde se celebra el juicio, durante la declaración de ayer de Lopera. / Jesús Barrera

El juicio contra Manuel Ruiz de Lopera y otros siete acusados se ha reanudado este martes en la Audiencia Provincial con las declaraciones de Guillermo Molina, Teresa González y Ana María Ruiz, que constaban como administradores de algunas de las empresas del expresidente del Betis. La sesión se ha alimentado sólo de las preguntas de sus respectivos abogados, todos del mismo bufete que defiende a Lopera, y sus palabras no han deparado ninguna sorpresa. Todos confiaban en su jefe, no detectaron ningún afán de perjudicar al Betis o sacar provecho de la gestión del club y mantienen una confianza «total» en él. «Si hay administración desleal y delito societario, que venga Dios y lo vea», ha llegado a decir Molina.

El administrador de Tegasa ha intentado explicar en un momento dado de su comparecencia a qué se refería cuando habló de «empresas pantalla» en su declaración ante la fiscal. «Se trata de interponer algo entre el Betis y terceros. Es una sociedad instrumental para que nos dejasen ganar el tiempo necesario para arreglar los problemas del club. «Fue un acuerdo muy beneficioso porque le dio soporte financiero, que nunca lo ha tenido por su cuenta el Betis. Nadie en España arriesgó tanto su patrimonio como Lopera», ha asegurado.

La abogada de Molina, Encarnación Molino, también ha preguntado a su cliente si Lopera pagó la multa que le impuso el Juzgado de lo Penal 10 por un delito fiscal con su patrimonio o el del Betis. «Se le puso una multa de 1,8 millones de euros que tranquilamente se podía haber pasado al club porque era en beneficio del Betis lo que se había hecho. No tenía más que convocar al consejo, pero la pagó él», ha contestado.

También ha intentado aclarar por qué Lopera arregló el inmueble de la plaza Antonio Martelo: «Como estábamos haciendo las obras del estadio y la segunda fase cogía la parte de Preferencia, que sería la más engorrosa porque allí están las oficinas, para trasladar las oficinas a otro edificio se pensó en el de la plaza Antonio Martelo, que tiene unos 1.200 metros cuadrados por planta. Se hizo un proyecto y se acondicionó todo para el Betis. En las mesas de madera estaba serigrafiado el escudo del Betis. El club no soportó esas obras. No llega el procedimiento, ni la parte del convenio, y se queda allí. El inmueble a día de hoy sigue tal cual, sin posibilidad de arrendamiento y con el costo añadido de que toda la decoración interior hay que quitarla», ha lamentado.

Molina, además, ha señalado que Lopera avaló con su dinero «absolutamente todos los fichajes extranjeros y los de aquí, excepcionalmente, cuando eran compras de muchos millones, como Oliveira, que eran 1.000 millones de pesetas».

Cuestionado por el posible enriquecimiento de Lopera y sus sociedades a costa del Betis, Molina ha sido tajante: «Nunca, para qué si pueden tener 150 millones cuando quieran. En el 92, el Betis tenía fondos negativos de 150 millones de pesetas. En 2008 eran positivos de 47 millones de euros, que en España sólo lo tenían el Madrid y el Barcelona», ha recalcado. El saldo de Tegasa y Encadesa tras su relación con el Betis, sin embargo, ha ido a peor, según el empleado de Lopera: «Han pasado a tener pérdidas absolutas y fondos negativos, más cuantiosos a día de hoy porque tenemos una inspección de Hacienda y una deuda de 3 millones».

Después de Molina ha sido el turno de Teresa González , que constó como administradora de Tegasa y Frigimueble y socia fundadora de Encadesa. Sin embargo, preguntada por si conocía que lo había sido o que había ejercido como tal, sus respuestas siempre han sido las mismas: «No», «para nada» y «no me acuerdo». Teresa ha reconocido que sólo tiene el graduado escolar y que mantiene una relación de amistad con Lopera «desde los años 50». Ana María Ruiz, por su parte, conoce a Lopera desde 1980, pero en su caso también firmaba lo que le decían porque tenía «total confianza» en el empresario.