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Pezzella: «Aspiramos a ser noticia, no un equipo del montón»

ENTREVISTA. El central argentino espera con ilusión su debut en la Liga española tras una década en River Plate y está dispuesto a ser el jefe de la defensa: «Fuera del campo soy callado, pero dentro tengo voz de mando. Para eso me trajeron».

20 ago 2015 / 19:40 h - Actualizado: 20 ago 2015 / 20:25 h.
"Real Betis","Pezzella"
  • Germán Pezzella posa en la ciudad deportiva tras el entrenamiento del miércoles / Inma Flores
    Germán Pezzella posa en la ciudad deportiva tras el entrenamiento del miércoles / Inma Flores

—¿Qué balance hace de su pretemporada?

—Al principio fue un poco más difícil, me costó acomodarme al horario y al descanso, pero me pude ordenar y ya estoy aclimatado. Vengo de diez años en el mismo club, donde la línea desde inferiores a Primera siempre es la misma, y hay que volver a empezar, adaptarse a una Liga nueva y un cuerpo técnico distinto que pide cosas diferentes. Es cuestión de ir captando ese mensaje y responder en la cancha.

—¿El fútbol sudamericano de verdad es más lento que el europeo?

—Sí, quizá allá las canchas no son tan rápidas y eso genera más pelota dividida, juego brusco o más trabado, se le dan más toques a la pelota individualmente... Acá es más sencillo jugar a dos toques por la velocidad que te pide el juego.

—¿Virtudes y defectos? Entre lo primero, ¿quizá buena técnica y sentido táctico?

—Es su opinión, bienvenida sea (ríe). No me gusta hablar de esto, aunque en esta posición se necesita un buen sentido táctico y ordenar a los compañeros desde atrás, porque uno ve todo lo que pasa en el terreno de juego.

—Estará deseoso de jugar en la Liga española, claro.

—Seguro. Se hizo largo el verano, y más para mí, que venía de veinte días de pretemporada en Argentina. Ahora trato de mantenerme tranquilo y tener la cabeza donde debe estar: en el juego.

—¿Qué temporada espera?

—Todos apuntamos a hacer una buena temporada, a ser noticia, por decirlo de alguna manera, y a que no seamos un equipo más del montón. Pero no enfocamos más allá del Villarreal. A medida que pasen los partidos veremos para qué estamos.

—¿Qué le parece el míster?

—No lo conocía, pero cuando estaba en Argentina tuve una comunicación telefónica con él y me transmitió su confianza. Aquí lo he conocido más en profundidad. Es un técnico trabajador que nos exige todos los días. Es la única fórmula para mejorar y conseguir cosas. Ojalá sea uno de los técnicos más importantes de mi carrera.

—¿Y el resto del equipo?

—Estando en Argentina investigué sobre el club, los compañeros... Hay un grupo bueno y se vive un ambiente lindo en los entrenamientos y los viajes. Estoy agradecido por cómo me recibieron, me sumaron como uno más.

—De lo que investigó, ¿qué le llamó la atención?

—Vi mucho sobre el club, el ascenso, las instalaciones... También hablé mucho con Eduardo Maciá, que me dio un pantallazo del club, su situación y su proyecto. Me sorprendieron mucho las instalaciones, el predio [la ciudad deportiva] tiene unas comodidades excelentes y el estadio también está muy lindo. Está todo dado para que hagamos las cosas bien.

—Y 40.000 socios.

—Una de las cosas que me contaron fue la gran convocatoria de la hinchada, la gente en los entrenamientos, en la calle... Vengo de un fútbol en el que se vive esa euforia en cada club y llegar a España de la misma manera es lindo. Uno va por la calle y la gente alienta, pide resultados, habla del derbi...

—¿De River desde chico?

—Desde chiquito.

—Y debutó con 19 años...

—Suelen debutar pronto los delanteros, que necesitan un punto de maduración menor que el que necesita un defensor. Los técnicos suelen apoyarse más en jugadores de experiencia para la defensa, pero por suerte otros compañeros y yo tuvimos mucha participación y nos ganamos un lugar.

—¿Fue siempre defensa?

—Desde siempre. Lo que llama la atención, y más en estos momentos con Messi y Cristiano, es imitar esos puestos, pero uno tiene que saber para lo que sirve.

—¿A quién ‘imita’ Pezzella?

—Me crie viendo al Ratón Ayala [ex del Valencia], era uno de los mejores. Hoy por hoy hay más grandes defensores.

—¿Da el salto a Europa en un buen momento?

—Viví muchas situaciones en Argentina, por ejemplo que el club bajó a Segunda el año en que debuté. Conseguimos que ascendiera. A los grandes siempre se les exige volver a pelear por cosas grandes y lo hicimos: ganamos títulos, jugué mucho... Llegó un momento en el que consideraba necesario el cambio.

—Desde luego está acostumbrado a vivir fuera de casa.

—Aprendí a ser independiente desde chico, a los 15 años me fui de casa y eso me hizo tener un grado de maduración mayor que un adolescente normal. Estar solo en una ciudad como Buenos Aires es complicado. Es un paso más para crecer, en lo profesional y en lo humano.

—¿Su madre le sigue llamando tres veces al día?

—(ríe) Ahora con los horarios se complica un poco, cuando se levantan ya estoy yéndome a dormir la siesta, pero nos mantenemos en contacto. Trataremos de que vengan lo más pronto posible. De momento estoy aquí con mi pareja y mi suegra.

—Y de chico no quería saber nada del fútbol, ¿no?

—Tenía 4 o 5 años y decía que no porque era bastante introvertido, pero desde el momento en que arranqué ya me decían en mi casa que no molestase más. Pateaba dentro de casa, en la entrada... Vivía pateando y rompiendo cosas (ríe).

—Maciá lo presentó como líder de la zaga. ¿Eso es compatible con la introversión?

—Mudarte a una ciudad y hacerte responsable por ti mismo a los 15 años te cambia la forma de ser, te lleva a crecer más de golpe. También soy diferente dentro de la cancha y fuera. Fuera soy más callado, no me gusta la exposición, no soy de entrevistas, pero en la cancha el puesto pide tener voz de mando, ordenar, comunicar a los compañeros qué está pasando por zonas que ellos no ven. Para eso me trajeron.

—Siendo central, su relación con el gol es curiosa...

—Se han dado situaciones extrañas en River, pero es bueno aportar en lo que sea, aunque mi principal labor es aportar en el área propia.

—¿Será capaz de discutirle el pichichi a Rubén y Molina?

—No (ríe). Ojalá que el pichichi de la Liga se lo lleven Rubén o Jorge. Nosotros trataremos de que Antonio [Adán] se lleve el premio de portero menos goleado.

—Cuente cómo fue ese gol a Boca Juniors (octubre 2014, 1-1). Un gran momento en su vida, ¿no?

—La verdad es que sí. Entré a falta de treinta minutos y de delantero centro. El técnico [Marcelo Gallardo] se la jugó. Perdíamos 1-0, un día de diluvio, no se podía jugar. Me llamó y pensé «para qué me va a poner, si soy defensor». Me dijo «andá, jugá de 9» y yo lo miré y le dije «¿está seguro?». Me dijo «jugá de 9, que vas a hacer un gol». Y la primera pelota entró. Muy extraño, pero muy lindo.

—Si hace lo mismo en el derbi de Sevilla...

—Ojalá. Son cosas cuya importancia le remarcan a uno cuando llega a la ciudad.

—Si aguantó la presión del Monumental, estará listo para el Camp Nou o el Bernabéu, ¿no?

—River siempre exige ganar. Gana un torneo, al día siguiente juega un amistoso y también hay que ganarlo. Aquí es igual, es un club de mucha repercusión y hay que hacerse cargo de las expectativas que se generan en la gente, estar a la altura. Uno viene acostumbrado, son años sabiendo que al primer traspié se genera el doble de presión. Trataremos de soportar la presión igual.

—Aquí ha venido a otra institución muy particular que vive una coyuntura inusual para lo que es un club de fútbol.

—Lo sé, pero confío en la gente que hoy por hoy está en el club. Cuando se interesaron por mí me contaron su proyecto para volver a colocarse bien en la Liga y subir escalón a escalón. En River me tocó vivir algo parecido: el club había quedado en una situación complicada y se fueron haciendo las cosas bien. Espero que acá también se puedan hacer.

—¿Se retirará en River?

—Sería lindo, pero uno no sabe lo que le depara la vida. Si uno quiere volver, debe estar en excelentes condiciones, por lo que el club pide.

—Usted ha dicho que duda entre poner un quiosco o convertirse en entrenador.

—(ríe) Me gusta la parte táctica, aprender de los entrenadores que voy teniendo, pero después de quince años de carrera quizá no quiera saber más nada. Se irá viendo.

—Y aspira a ser un buen jugador y una buena persona, según ha comentado también en alguna ocasión.

—Seguro. La carrera de futbolista son quince años y después hay una vida fuera de entrenamientos y partidos. Más allá de que uno apunte al máximo en lo que hace, es importante la parte humana. En Argentina a veces se considera al jugador por encima del resto. A mí no me gusta que me traten como algo especial por ser futbolista; solo hago lo que me sale. Hay personas que se dedican a otra cosa y lo hacen muy bien. No me gusta que se ponga al futbolista en un altar.