Desde el primer día se viene comprobando: el nuevo Sevilla de Jorge Sampaoli es una auténtica locura. Busca un fútbol de posesión, de presión en campo contrario, de ataque total... pero esa filosofía no se está viendo reflejada sobre el césped en la medida en que el técnico la pregona. El propio Sampaoli reconoce que todavía falta mucho para que sus jugadores asimilen sus ideas y las lleven a la práctica. No hace falta decir que todo proyecto necesita tiempo y éste no va a ser una excepción, pero aquí tiempo hay poco.

¿Será capaz el técnico argentino de implantar el fútbol que quiere? El listón está muy alto y nadie puede pasar este hecho por alto ni parece dispuesto a bajarlo. A Unai Emery, entrenador leyenda en la historia del Sevilla, se le exigió que el equipo ganara y ganara partidos en la recta final del campeonato con el equipo asfixiado tras clasificarse para disputar la final de la Europa League y la de la Copa del Rey. La exigencia debe existir siempre, sí; la exigencia desmedida, mejor no, porque lo único que hace es convertirse en una incómoda losa con la que convivir.

A Sampaoli y a este Sevilla hay que seguir exigiéndole, por supuesto. Y habrá que hacerlo recordando que la afición no está dispuesta a ver cualquier cosa, que se pregona una filosofía y por ahora cuesta verla.

El Sevilla ganó el derbi y dio una gran alegría a su afición, aunque ésta sabe que el equipo sigue jugando al filo de la navaja, tan capaz de asediar al adversario como de volverse loco y regalar una y otra vez la pelota y sufrir lo indecible. Hay que abrocharse los cinturones con este Sevilla porque todavía le falta para ser ése que quiere su entrenador y, hasta entonces, da la sensación de que seguirá jugando poniendo a prueba el corazón de los sevillistas.

Lo bueno para el Sevilla de Sampaoli es que sigue caminando al tiempo que suma puntos: 11 ya en el campeonato, lo que le sitúa provisionalmente en el segundo puesto de la clasificación, por detrás del Real Madrid. Si a sus tres victorias y dos empates se suma el empate logrado en el campo de la Juventus, el Sevilla no conoce la derrota desde que cayó ante el Barcelona en la Supercopa. ¿Lo puede hacer mejor? Sin duda. ¿Hay que exirle más? Sí. ¿Está ganándose un voto de confianza? Los resultados dicen que .