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La afición del Sevilla se volcará una vez más con su equipo, esta vez en dos finales separadas por cuatro días. / Emilio Naranjo (Efe)
Quién iba a decir allá por el mes de septiembre, cuando las cosas empezaron mal, que el Sevilla despediría la temporada disputando dos finales frente a dos de los equipos con más historia del universo futbolístico. Quién iba a decir que aquel equipo, último de la clasificación transcurridas cuatro jornadas de Liga y farolillo rojo de Primera dos temporadas después, estaría hoy en día en boca de todos, un año más. El fútbol tiene estas cosas, aunque no ocurren por casualidad. A base de trabajo y de superar las carencias, el conjunto de Unai Emery vuelve a hacer disfrutar a su afición de ese camino del que siempre habla el técnico. Un camino que esta semana termina en lo que a la presente campaña se refiere. Y lo hace a través de una doble vía: la Europa League y la Copa del Rey, cuyas respectivas finales tendrán al Sevilla como aspirante a levantar el trofeo de campeón.
No será fácil. El Liverpool tiene ese gen que inculca su escudo y aunque no pasa por su mejor época, el efecto Jürgen Klopp es su mejor aval en estos momentos. Será una apasionante final en la que se darán cita menos sevillistas de los que desearían ir. Habrá mayoría de seguidores británicos en ese intento de conquistar un gran título tras años de sequía, pero sobra decir que el sevillismo nunca se queda atrás en lo que a animar y contagiar fuerza se refiere.
La marcha hacia tierras suizas ha comenzado ya para algunos, aunque será este martes cuando el grueso de los seguidores ponga rumbo a Basilea. Allí, la cita será en la Claraplatz (lugar elegido como fan zone) y, posteriormente, St. Jacob Park, estadio que el equipo de Emery ya conoce.
El miércoles se sabrá si el Sevilla conquista su quinto título en la Europa League y logra, en consecuencia, su pase a la Champions. Es, sin duda, el partido de la temporada para los de Emery.
Cuatro días después, otra final, la de la Copa del Rey, donde se enfrentará al vigente campeón de Liga. Un Barcelona plagado de superestrellas dispuesto a despedir la temporada con un nuevo título que palie en cierto modo el mal trago de no aspirar ya al de la Champions. Otro reto enorme para este Sevilla que irá a por todas.