Desde Butarque se ve Getafe

El Sevilla puede sacar conclusiones positivas para Leganés pese al empate

28 ene 2018 / 21:12 h - Actualizado: 28 ene 2018 / 22:43 h.
"Sevilla FC","Sergio Rico","Muriel","Vincenzo Montella"
  • Correa celebra con Muriel el tanto de éste ante el Getafe. / Efe
    Correa celebra con Muriel el tanto de éste ante el Getafe. / Efe

Nueve kilómetros mal contados son los que separan Getafe de Leganés, dos ciudades al sur de Madrid cuyos equipos se van a cruzar en el camino del Sevilla en sólo tres días. Tan cerca está Leganés de Getafe que desde la parte alta del Municipal Butarque se puede ver el Coliseum Alfonso Pérez. Y más cercanos se hacen los dos equipos por su plan en los terrenos de juego. El de este domingo bien pudo ser un ensayo general (con la importancia de los puntos en juego en la Liga) de cara a la trascendental cita del miércoles en la Copa del Rey. Ya sabe el Sevilla lo difícil que va a ser meterle mano al equipo de Asier Garitano, que defiende como mínimo igual de bien que el correosísimo Getafe de José Bordalás.

Es más, pudo ser un escenario calcado al que se le presentaría en la vuelta en Nervión al Sevilla si no da la talla en la ida y se vuelve en desventaja. Es menester, pues, que Montella tenga prevista la vigilancia extrema que le harán a Banega, las ayudas del rival para cerrar las bandas a Correa y Sarabia y el peligro del Leganés si el equipo nervionense comete muchos errores no forzados. El de Sergio Rico, si es que lo es, lo pagó caro ante un equipo que sólo había pisado el área sevillista un par de veces. Bloqueó bien el Getafe muchas de las ideas sevillistas en ataque, como lo hará el Leganés, de ahí que este 1-1 que no fue victoria de milagro encierre más buenas noticias de las que pueda parecer.

Más allá del resultado, Montella ha dado claramente con la tecla. El Sevilla vuelve a ser un equipo. Es más, un gran equipo capaz de saber cocinar el partido ante un rival tan desagradable como este Getafe ultradefensivo. Tiró de paciencia, inteligencia y calidad y sólo esa desgracia en la última jugada desbarató lo que hubiera sido un justo triunfo. Velocidad y calidad en los metros finales y solidez sin balón, una fórmula para grabarla con fuego en la piel de los jugadores. Son argumentos suficientes como para que la frustración de este empate no perturbe el recto camino emprendido y que debe tener continuidad en Leganés, cita más clave que la de este fin de semana, por mucho que se escapen las opciones de remontar hacia los puestos Champions. Jugando así, el Sevilla perderá muy poco.