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El estadio Giuseppe Meazza, escenario de la final. Tiene capacidad para casi 80.000 espectadores. / EDD
«Creo que vamos a conformar una plantilla muy competitiva, con muchos registros, para que el míster pueda utilizar distintos estilos y sistemas. Estamos muy volcados e ilusionados. Hay que pedir un poco de paciencia, pero tenemos que ser cautos, porque algunos de los nombres que barajamos necesitaran tiempo de cocción, pero si salen, será una plantilla muy bonita».
Las palabras pronunciadas por Monchi esta pasada semana reflejan lo que es un hecho: la enorme ilusión que el proyecto 2015-16 despierta en el sevillismo. Disputar la Liga de Campeones era el gran sueño de todos en los últimos años y este Sevilla de Unai Emery, bicampeón de la Europa League, se ha ganado a pulso ese derecho.
Por el momento, de los 32 equipos que disputarán la fase de grupos sólo se conocen el nombre de 22: Barcelona, Real Madrid, Atlético de Madrid, Chelsea, Manchester City, Arsenal, Bayern de Múnich, Wolfsburgo, Borussia Mönchengladbach, Juventus, Roma, Benfica, Oporto, París Saint-Germain, Olympique de Lyon, Zenit, PSV Eindhoven, Dinamo de Kiev, Gent, Galatasaray y Olympiacos. Los diez restantes saldrán de la fase de clasificación, que arranca el próximo día 30 y finalizará con los playoffs a finales de agosto.
Para el Sevilla, serán doce largos escalones los que le separen de la gran final, que en esta próxima edición del torneo albergará el emblemático estadio Giuseppe Meazza –también conocido como San Siro– de la ciudad italiana de Milán.
Doce largos escalones de los cuales la mitad corresponde a la fase de grupos. En cuestión de algo menos de tres meses, el Sevilla se jugará sus aspiraciones de clasificarse para octavos, una eliminatoria maldita en las dos participaciones anteriores, ya que en ambas fue donde cayó. Si el equipo de Emery supera la fase de grupos, tendría por delante tres rondas (una menos que en la Europa League) hasta la final. Palabras mayores, en cualquier caso, eso de hablar de final.
LA APUESTA DEFINITIVA. Dijo Monchi no hace mucho que hay que aprender del pasado para no cometer los mismos errores. Y en esa reflexión hay dos cuestiones fundamentales: el deseo de seguir contando con las estrellas del plantel y el de reforzarse con acierto. Algo, por obvio que sea, que no es nada fácil. Se ha marchado Aleix Vidal y jugadores como Bacca, Krychowiak, Vitolo o Gameiro tienen pretendientes. Pero ya lo dijo José Castro: «Quien quiera a uno de los primeros espadas, que pague el importe de su cláusula». Un pulso que puede ser duro pero que el club está dispuesto a ganar. Eso... y fichar bien. Kakuta, Konoplyanka... Nombres que ilusionan y que esta semana serán noticia. Todo para que la apuesta, histórica por ambiciosa, dé frutos.