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Correa celebra su tanto a Las Palmas. / Efe
Uno de los detalles que suele acompañar a los equipos destinados a estar a arriba en la clasificación es que reducen y cortan rápido sus crisis de resultados. Y en la dimensión en la que se mueve este Sevilla una crisis es estar dos partidos seguidos sin ganar, los que pasó ante el Espanyol y el Villarreal. Tan cierto como que en ambas ocasiones hubo excusas para no elevar a alarmante el dato de un punto logrado de seis en juego. Del mismo modo, la forma en la que el Sevilla venció en Las Palmas otorga mucho valor al triunfo: sin brillar también sabe ganar. Más que importante a tenor de que lo ha conseguido en varios partidos esta temporada.
El Sevilla desvirgó el estadio de Gran Canaria con más pinta de emerismo que de amateurismo. La máxima expresión fue la jugada del gol: patadón de Sergio Rico, asistencia de cabeza de Iborra al primer toque y carrera del Tucu Correa, que finalizó rápido y con determinación. Un gol, además, que vuelve a encumbrar a Jorge Sampaoli como gran lector de partidos y eficaz con las sustituciones, pues tanto el asistente como el goleador acababan de entrar al terreno de juego. Se impuso el Sevilla no sólo a las fases de gran dominio de Las Palmas, sino a su tremenda falta de pegada que le venía acompañando desde el domingo pasado ante el Villarreal. Otro detalle que suele acompañar a los equipos destinados a estar arriba.
Excelente forma de encarar el próximo mes de competición, clave para los sevillistas con la eliminatoria de la Champions League ante el Leicester City y un derbi ante el Betis que sigue siendo importante pese a las diferencias entre ambos equipos. Por eso y porque el vestuario nervionense sigue empeñado en demostrar que puede seguir el ritmo de los dos equipos grandes.
Tanto si lo consigue como si su destino es luchar con el Atlético de Madrid por la tercera plaza en la Liga, Sampaoli tiene un escudo protector llamado Sergio Rico. Si cuando el canterano no estaba todavía cuajado para la élite se destacaba la importancia de un buen portero, ahora que sí lo está y que sus intervenciones son decisivas partido tras partido queda aún más demostrado. No fue el de ayer el único partido soberbio del portero sevillista, capaz de sostener al equipo cuando la defensa está cogida con alfileres. Si encima Sampaoli tiene respuesta desde el banquillo ante el evidente bajón del Mudo Vázquez y Nasri, quiere decir que este Sevilla aún tiene Correa. ~