El fútbol mundial lleva desde hace años en una transición paulatina hacia una nueva era, la protagonizada por grupos de inversión multimillonarios dispuestos a comprar clubes para hacer negocio y obtener éxitos deportivos al máximo nivel. Mientras en Inglaterra son cada vez menos clubes los que está libres de magnates asiáticos o estadounidenses, en Francia se anuncia un nuevo desembarco chino en el Olympique de Lyon –el PSG ya lleva tiempo en manos de Qatar Investment Authority–, y en España el Valencia está patas arriba por la gestión de Peter Lim, en Málaga aún andan recuperándose del fiestón inicial de Abdullah Bin Nasser Al-Thani y la llegada del grupo Wanda al Atlético llena de sombras el futuro del club colchonero, que ya ha actualizado el escudo y jugará a partir de septiembre en el estadio Wanda Metropolitano, entre otras cosas.

El Sevilla, por ahora, es uno de los clubes punteros de Europa que se salva de este mercadeo. Y no por falta de oportunidades, pues no deja de ser uno de los caramelos más apetitosos. El propio presidente del Sevilla, José Castro, insistía este miércoles en la Cadena COPE en que «desde hace más de un año hay empresas interesándose por el Sevilla, es normal y es un orgullo. Escuchamos a todo el mundo». Ya avisó en términos parecidos en una entrevista con este periódico a finales de 2015.

Castro, por ahora, no dice más de manera pública, es decir, no aclara si llegado el momento, ante una oferta formal y poderosa en lo económico, estaría dispuesto a poner el Sevilla en manos extranjeras. Una cuestión que deja intranquila a buena parte del sevillismo –en una encuesta realizada por este periódico casi un 70% se muestra reacio a la llegada de un grupo extranjero a la dirigencia del club–. «Este tema no es nuevo, viene de lejos y siempre nos ha preocupado, pero hasta ahora estamos tranquilos porque vemos que no se vende a pesar de los contactos, de los que tenemos constancia desde hace mucho tiempo», explica Jorge Jiménez, presidente de la Asociación de Pequeños Accionistas. Y tiene razón: existen contactos, desde antes del pasado verano y por parte de varios miembros del consejo de administración del club, con un grupo con gran poder adquisitivo proveniente de China. Contactos que hasta ahora no han llegado a nada pero que no se descarta que fructifiquen en el futuro. Desde Voz del Sevillismo, otra agrupación de pequeños accionistas, se pide que los dirigentes aclaren este asunto, recordando que lo que desean es «un Sevilla de los sevillistas».

Sin embargo, comprar el Sevilla no es tan fácil: quien quiera más del 50% de la tarta necesita convencer –comprar– a los tres grandes grupos accionariales: la familia Del Nido (incluyendo las acciones a nombre de Jesús León y Gómez Millán sumarían en torno al 27%), la familia Carrión (un 15% más o menos controla el expresidente) y Sevillistas de Nervión (otro 15%). Con que uno de esos grupos no acceda a la hipotética venta, nadie podría hacerse con el control del club nervionense de manera total, aunque sí parcial y con poder de decisión. La pregunta del millón, para esos tres grupos sobre todo, sigue en el aire y sin responder: ¿Está en venta el Sevilla FC?