No está hecho para este Sevilla, pero...

El equipo de Emery se encomienda al milagro en un grupo que le viene grande. Por ganas que puso, cayó víctima de sus propias carencias y del mejor City

04 nov 2015 / 00:05 h - Actualizado: 04 nov 2015 / 09:04 h.
"Sevilla FC","Unai Emery"
  • Los jugadores del Sevilla, conjurándose. / Manuel Gómez
    Los jugadores del Sevilla, conjurándose. / Manuel Gómez
  • Jesús Navas agradece el cariño que le demostró la afición. / Manuel Gómez
    Jesús Navas agradece el cariño que le demostró la afición. / Manuel Gómez
  • Krychowiak, retorciéndose sobre el césped. Se dejó la piel el polaco. 7 Manuel Gómez
    Krychowiak, retorciéndose sobre el césped. Se dejó la piel el polaco. 7 Manuel Gómez

Toda la expectación generada por la presencia del Sevilla en la Liga de Campeones ha chocado de frente con la pobre fase de grupos que está realizando hasta el momento el equipo de Unai Emery. Tan pobre que lo tiene contra las cuerdas y sólo una proeza (ganar al Borussia en Alemania y la Juventus en casa) unida a otro resultado favorable (que los italianos no ganen al City) le permitiría acceder a la siguiente ronda.

Ni siquiera el hecho de jugarse la vida en el Sánchez-Pizjuán, ante su afición, donde no perdía un partido europeo desde no se sabe cuándo, le sirvió. Este Sevilla no está para superar un grupo como éste, el de la muerte, confirmado como tal para su desgracia.

El Manchester City demostró que está llamado a llegar lejos si juega a este nivel, altísimo. Le faltan algunas de sus grandes estrellas pero tiene tantas en su plantilla que no le impide brillar tanto como este martes. Espectacular el partido del equipo de Manuel Pellegrini, derrochando potencial físico, talento, ideas claras y una capacidad ofensiva demoledora. Tres goles y ocasiones como para firmar un resultado escandaloso.

Fue, en definitiva, un mal adversario ante el que jugarse la vida. Ya lo dijo Emery: el Sevilla no va a ganar la Champions. Y no le faltaba razón. Lo que ni el técnico ni nadie esperaba es ver un Sevilla que pasara con más pena que gloria por esta fase de grupos. Un Sevilla con tremendos errores individuales ante el City y sin capacidad para exprimir esos recursos llamados a marcar diferencias pero que, por una cosa u otra, aparecen un día sí y otro no... Y así es imposible.

Fue, en definitiva, ese Sevilla que estamos viendo a lo largo de la presente campaña: un equipo que paga carísimo su fragilidad defensiva, lo cual contribuyó a que el City se diese un paseo por el Sánchez-Pizjuán, especialmente en la primera parte. Por mucho orgullo que sacaron los jugadores de Emery, fueron incapaces de dar la vuelta a un partido que tenían perdido al descanso.

Ahora, sólo queda esperar y, sobre todo, ser más realistas que nunca. El pésimo encuentro en el campo de la Juventus, el mal resultado cosechado en el Etihad pese a ofrecer ese día un alto nivel y la derrota de ayer han dejado el pase a la siguiente ronda encomendado al milagro.

Siendo realistas, quizá lo mejor sea pensar en la Europa League, que ni siquiera está asegurada en estos momentos en el mano a mano con el Borussia Mönchengladbach. No será fácil, porque el conjunto alemán ha cambiado para bien. Justo lo que debe hacer de una vez por todas el de Emery. Siendo soñadores, ¿por qué no esperar la carambola?

Con algo de suerte, al Sevilla le podría haber tocado otro grupo en el que no estuviesen el actual subcampeón de Europa y el líder de la Premier, candidato al título si mantiene este fútbol que hizo en el Sánchez-Pizjuán, donde sólo la casta de Krychowiak y las ganas de ver a Immobile levantaron aplausos de una afición decepcionada. Sólo queda luchar y esperar.

GRAN AMBIENTE Y CLIMA CORDIAL. Los lamentables incidentes ocurridos en la víspera del partido fueron lo único que manchó el duelo entre el Sevilla y el Manchester City. Se trató, al menos hasta el cierre de esta edición impresa, de un hecho aislado, ya que ayer ambas aficiones vivieron un ambiente de cordialidad. De hecho, fue habitual ver a seguidores de los dos equipos departir con total normalidad por la calle o en los establecimientos en los que coincidieron. Todo ello con un importante dispositivo de seguridad para evitar nuevos incidentes en un partido de alto riesgo.