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Monchi habla con Reyes en uno de los últimos entrenamientos. / Manuel Gómez
La actividad es frenética en el Sevilla, concentrado en varios frentes antes de iniciar la pretemporada dentro de menos de un mes. Uno de ellos abarca las renovaciones. Conseguida la de Unai Emery y encarrilada la de Monchi –el director deportivo, no obstante, tiene contrato hasta 2017–, la de José Antonio Reyes acapara gran parte de los esfuerzos de la dirección deportiva. Las posturas están definidas desde hace meses. El club le ofreció una temporada más al utrerano y una reducción sensible de sus emolumentos, circunstancia que, como se publicó en este periódico, no agradó nada al jugador, que pide ser mejor valorado no sólo en lo económico sino en la duración del nuevo contrato.
Reyes se quiere quedar y el Sevilla que se quede. La principal diferencia es que desde el club entienden que su rendimiento puede ser el adecuado si el jugador se ve en la obligación de rendir a tope constantemente para evitar un posible acomodamiento con un contrato más largo. Así lo entiende también Unai Emery, que está dispuesto a que Reyes siga en el equipo. El utrerano, resignado a tener que bajarse el sueldo, quiere un gesto de complicidad por parte del Sevilla en el sentido de ofrecerle al menos dos años fijos de contrato en lugar de una renovación anual en función de su rendimiento.
Las reuniones se han sucedido tras la disputa de la final de la Europa League en Varsovia. El representante del jugador se reunió con Monchi el pasado viernes y en las últimas horas se han producido más contactos. En el entorno de ambas partes insisten en hablar de optimismo de cara a un final feliz en la negociación, aunque los días vayan pasando y no se anuncie la continuidad de uno de los mejores jugadores de la plantilla