Una torpeza, señor Castro

Las últimas declaraciones del presidente del Sevilla en torno a la venta de Krychowiak no fueron afortunadas

02 jul 2016 / 17:21 h - Actualizado: 02 jul 2016 / 21:53 h.
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  • El presidente del Sevilla FC, en su despacho, durante una entrevista. / Foto: Manuel Gómez.
    El presidente del Sevilla FC, en su despacho, durante una entrevista. / Foto: Manuel Gómez.

l final de la temporada trajo consigo nuevas alegrías a Nervión: la disputa de las dos finales, la imagen de solvencia y competitividad propias de un campeón, la admiración de muchos y, por qué no decirlo, la envidia de otros. Todo esto sin olvidar lo más importante: más plata para una vitrina que sigue teniendo que ser ampliada año a año por méritos propios. Pero no es lo único que deja el saldo de un curso deportivo donde han pasado otras cosas.

Y es que ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre. La crisis interna sufrida esta temporada ha provocado un desgaste importante que tarde o temprano tenía que dar la cara. Y vaya si la dio. El primero en dar el paso fue Monchi. Su no salida previo amago dejó a las claras que lo que pasa ahí dentro genera una factura demasiado elevada a la hora de pagar. Sólo hay que ver el descrédito al que fue sometido el hombre cuya gestión ha dado mayor gloria a la entidad y que no es otro que el director deportivo.

Pero la cosa no queda aquí. Unai Emery aprovechó el rebufo dejado por Monchi y no se lo pensó un segundo al ser llamado por el jeque. Se marchó, de forma «irrevocable» según la nota que los abogados del entonces entrenador del Sevilla enviaron al club. No ha sido fácil tampoco la gestión de este entuerto. Como dijo hace unas horas el presidente, «las negociaciones son así y cada cual mira por lo suyo...». Fabuloso. Ese es el discurso de un presidente convencido y comprometido. Pero encierra algo de torpeza. Superó de forma sobresaliente los envites del ya exentrenador de su equipo, pero a la hora de hablar de determinadas negociaciones, el patinazo fue escandaloso y la repercusión aún mayor. Pepe Castro estuvo poco hábil cuando intentó explicar la situación de Krychowiak y las negociaciones mantenidas con el PSG: «Usted está dando rodeos, deje que yo le explique, a ver si soy lo suficientemente claro. El Sevilla no venderá a Krychowiak por la cláusula, si es que se vende...». ¡Toma ya!

Permítame, señor Castro, decirle que estuvo francamente desatinado en esa afirmación. En medio de la negociación y lo que es peor, en el contexto de la misma. Con un club que se ha llevado a su entrenador, le ha birlado jugadores «por diez minutos» y se lo pone imposible para fichar a uno de sus suplentes como en su día fue Kevin Gameiro, sus declaraciones obedecen a una torpeza infinita. De rozar los 40 millones por el polaco, el marco de la negociación se rebaja a una cantidad cercana a los 30. Suma nada despreciable, todo hay que decirlo. Otra gran gestión de venta que no por innecesaria se puede tirar a la basura. Hasta ahí de acuerdo. Pero convendrá conmigo en que podía haber sido bastante más. Así al menos lo esperaba usted también.

Probablemente tenga algo que ver que el nuevo entrenador no cuente con él para el esbozo de sus argumentos, es posible que haya mejores futbolistas en el mercado para esa demarcación. Pero también es cierto que no es una cuestión económica ni en París, ni tampoco en Sevilla. Y ahora es cuando alguno dirá que los franceses nunca superaron la cifra de la venta pactada o que esta fue una promesa al jugador. Argumentos sólidos si así lo quiere el lector. Pero siempre quedará la duda de qué hubiese pasado si la actitud hubiese sido otra. A Dios gracias, no son novatos en este tipo de gestiones y a buen seguro que en el futuro hay más. Aprenda de ello, y no se achante más.