Andalucía sigue creciendo. Eso sí, ha puesto el freno al ritmo. El Producto Interior Bruto (PIB) andaluz repuntó entre abril y junio un 0,8 por ciento, similar a la mejoría que se experimentó en el primer trimestre del año. Echando la vista atrás un año, la comunidad creció un 2,9 por ciento, por encima de la subida interanual experimentada entre enero y marzo. Sin embargo, la economía andaluza sigue unos pasos por detrás que la del conjunto español, que en el segundo trimestre repuntó una décima más y que registró una mejora interanual del 3,1 por ciento.
Estos datos hacen «perceptible cierto techo en el crecimiento», aseguró ayer el profesor de Economía de la Universidad Pablo de Olavide Manuel Alejandro Hidalgo durante la presentación del informe Economía andaluza. Segundo trimestre de 2017, que elabora el Observatorio Económico de Andalucía (OEA) en colaboración con la citada universidad. Un tope que no necesariamente trae malas noticias, ya que Andalucía sigue creciendo aunque lo hace a un ritmo «más moderado», matizó.
En términos de demanda, el consumo privado fue uno de los factores determinantes para mantener este pulso. De hecho, según Hidalgo, repuntó por encima de lo esperado hasta situarse cerca del 3 por ciento interanual. La matriculación de vehículos es un ejemplo de cómo evoluciona el consumo, la compra de vehículos sigue creciendo mes a mes, aunque a un ritmo más moderado (un 5,2 por ciento frente al 10,2 del primer trimestre). Esta mayor confianza del consumidor se refleja en la creación de empleo en torno al comercio, hostelería y transporte, sobre todo en el mes de mayo.
El consumo público también progresa adecuadamente, según el informe. Es notable sobre todo en la inversión pública, que se ha dejado notar tanto en «una mayor ejecución presupuestaria como en la licitación», sostuvo el profesor. En 2016 la licitación en Andalucía tocó mínimos histórico, pero hasta junio de este año repuntaba hasta el 34,6 por ciento, por encima de la media nacional.
Sin embargo, hay una «nota discordante» en estos datos tan favorables: el de la balanza comercial. Aunque Andalucía sigue liderando las exportaciones (que crecieron en torno un 6-7 por ciento), los buenos resultados obtenidos por las ventas al exterior –este segundo trimestre principalmente en materia energética y extractiva– se ven empañados por un mayor crecimiento de importaciones, que creció sobre un 9 por ciento, según desgranó Hidalgo.
En el lado de la oferta, Hidalgo expuso que entre abril y junio se produjo un cambio de rol en la producción industrial: mientras que en el primer trimestre el sector agroindustrial mantenía el pulso de la economía andaluza, en el segundo la voz cantante la han llevado el sector energético y las actividades extractivas. La construcción también es clave y mantiene su crecimiento «lento pero sin pausa», lo que no sólo es palpable en el incremento de la obra pública, sino en el consumo de cemento y en la contratación.
Previsiones para el año
Se puede decir que 2017 será el año de un crecimiento estable en Andalucía. Según el presidente del Observatorio Económico de Andalucía, Francisco Ferraro, en este tercer trimestre que en breve se cerrará podría rondar un crecimiento intermensual del 0,8 por ciento. Un año en el que estiman el PIB andaluz crecerá sobre el 2,9 por ciento, una décima por encima del ejercicio anterior.
Los valores son positivos pero siguen estando por detrás de la media española. Una tendencia que se entiende «por la estructura productiva» de la comunidad, señala el informe. Andalucía depende en gran medida del turismo, y aunque los datos de visitantes y pernoctaciones son más que positivos, lo cierto es que el gasto en estos últimos meses se ha reducido. Además, como indicó Hidalgo, el empleo que genera esta actividad suele precario y de bajo salario. Por ello, los redactores del informe insisten en la necesidad de un cambio de modelo productivo. No obstante, Andalucía está en camino. Así lo demuestra la progresión de la inversión en capital humano, software o nuevas tecnologías entre otros –en su conjunto, intangibles– entre los años 1995 y 2013, que aun estando por detrás de la media española ha mostrado cierta mejoría.
En cuanto a la evolución de la economía del país, ésta dependerá del fortalecimiento del euro, de la inflación subyacente con respecto a otras economías europeas y del proceso secesionista catalán, comunidad que supone el 19 por ciento del PIB nacional.