La situación en Europa es muy complicada y lo que ha ocurrido en las últimas semanas es sólo el pico de una crisis que se viene formando hace muchos años. Varios países de Medio Oriente, principalmente Siria e Irak, viven en un estado de constante guerra, donde diario hay bombardeos o ataques y pensar en llevar una vida estable en esas circunstancias es imposible. Por otro lado, en África, como todos sabemos, las hambrunas y la pobreza extrema también llevan a la gente a estado de desesperación y auxilio. Estos factores, entre muchos otros, hacen que miles de personas quieran huir de su país para buscar una mejor vida y donde mejor que en el vecino continente de primer mundo: Europa. Vivir en Europa con muy bajos recursos, sigue siendo mucho mejor que vivir en sus países de nacimiento.

De hecho los países europeos se reunirán de urgencia el próximo 14 de septiembre para tratar de encontrar respuestas inmediatas a lo que califican de «situación sin precedentes» por la «llegada excepcional» de inmigrantes y demandantes de asilo político.

El anuncio del consejo extraordinario de los ministros europeos de Interior y Justicia fue realizado por la presidencia luxemburguesa de turno, que atendió de esta forma el llamamiento realizado hoy previamente por Francia, Alemania y Reino Unido.

Un inmigrante es la persona que reside en un país en el cual no ha nacido. Cualquier individuo que encaje en esta descripción –incluyendo a residentes permanentes legales, ciudadanos naturalizados, e indocumentados- es inmigrante.

Un refugiado, es un inmigrante que escapa de su país de origen porque ha sufrido o tiene miedo justificado de persecución, violencia y guerra, basado en su raza, religión, nacionalidad, opinión política, o algún grupo social en particular. Desde 1951, existen leyes internacionales que guían a la protección y reubicación de aquellos que escapan de la violencia. Los desplazados internos, en cambio, no han cruzado una frontera internacional pero, por algún motivo, se han ido de sus hogares.