151 años vendiendo ‘puntillas’

La Escurriura es uno de los comercios más antiguos de Lebrija que comenzó despachando un poco de todo hasta que pasó a ser exclusivamente una ferretería. Pronto abrirá una sucursal.

el 01 ene 2014 / 22:00 h.

La Escurriura Quedan muy pocos negocios en la provincia de Sevilla que se puedan vanagloriar de tener una historia a sus espaldas de 151 años. Éste es el caso de la ferretería lebrijana La Escurriura, ubicada en pleno centro de la localidad. Aunque en la actualidad su actividad se centra en la venta de productos relacionados con el metal, cacharros de cocina, cerraduras, herramientas y tuercas, en sus inicios en este establecimiento se podía adquirir prácticamente de todo, desde comida hasta calzado, “algo que era habitual en un comercio de 1862 y que además nació en un pueblo”, explicó el gerente de esta ferretería, Francisco Javier Pacheco, tataranieto de la persona que tuvo la osadía de embarcarse en este negocio, José García. Este emprendedor del siglo XIX colgó su azada para inaugurar una tienda, “en la que el trabajo también era duro porque se abría con las claras del día y se cerraba ya de noche”, explicó Pacheco. La tienda luego pasó a manos del hijo del fundador del negocio, que no tuvo descendencia, hasta que la tienda la heredó una sobrina que se casó con un comerciante de encajes de Las Cabezas de San Juan, Francisco Hermoso, que fue, según relató el actual gerente de La Escurriura, la persona que en los años 20 logró que este comercio fuese uno de los más punteros de Lebrija. Con los años, el establecimiento lo heredaron sus hijos, “mis tíos, hasta que yo les compré el negocio”. Francisco Javier Pacheco está al frente del establecimiento desde hace 25 años y es el que decidió especializar su negocio al optar por reconvertir la tienda en una ferretería. “Cuando adquirí el establecimiento se vendían desde colonias hasta hilos, pero ya estaba más centrado en los productos de ferretería, por lo que yo opté por potenciarlo”, aclaró. Una característica de La Escurriura es que en ella no se encuentran productos chinos, “porque son de baja calidad y ahora la única fórmula válida para mantener a la clientela es ofrecer buenos artículos y tener un excelente servicio al cliente”. A pesar de la crisis que sufren todos los sectores, Pacheco, al igual que su tatarabuelo, es un emprendedor y no se amedrenta con nada, por lo que ya tiene previsto abrir una sucursal de La Escurriura en otro punto del municipio. Eso sí, la plantilla no crecerá. Él y sus cuatro empleados se distribuirán en los dos establecimientos, “porque ahora no se vende mucho”. Entre sus artículos estrella se encuentran las cerraduras, debido a que esta ferretería tiene un servicio de cerrajería 24 horas. Pero además de ayudar a mantener la casa segura, Pacheco también vende productos muy específicos que son prácticamente imposible hallar en una gran superficie. Entre estos artículos se encuentran aretes de cerdo, remaches de golpe o puntillas de óxido para tiradores, entre otras cosas. Otra singularidad de este negocio es que nunca se ha preocupado de tener en su cartera de clientes a grandes empresas. “Nos dedicamos al pequeño comprador porque es más fiel y genera menos problemas”, asegura. La Escurriura desde que nació hasta la actualidad ha cambiado considerablemente tanto en su filosofía de negocio como en su estética. “Hace aproximadamente 15 años reformé los 80 metros cuadrados de la tienda. Se modernizó todo”, manifiesta Pacheco, aunque para mantener vivo en la memoria los orígenes de la ferretería se decidió conservar la tapa del mostrador, que es de caoba cubana. Con este pedigree la Asociación de Pequeños y Medianos Empresarios y el Ayuntamiento de Lebrija acordaron homenajear a este establecimiento con motivo de la VI edición de la Feria del Stock y Oportunidades 2013, que se celebró a mediados de noviembre. Los compañeros de Pacheco reconocieron con este acto el trabajo, dedicación y esfuerzo del gerente de La Escurriura, que, por su parte, agradeció el detalle. Francisco Javier Pacheco asegura que espera que estos 151 años que lleva abierta la ferretería sólo sean una pequeña parte de la historia que aún queda por escribir de La Escurriura. Como ejemplo de que el negocio tiene futuro, a pesar de la recesión, reitera que abrirá una nueva tienda, un poco más espaciosa que la original, para así prestar servicio en otros barrios de Lebrija.

  • 1