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2009, el año de Mariano Rajoy

Mariano Rajoy comienza 2009 con un pie en el optimismo y el otro en la cautela, ilusionado ante el que puede ser su año y temeroso de que acabe en fracaso. Todo ello, por las tres próximas citas electorales, pues en el PP muchos saben que si el balance es pobre, el prestigio del líder caerá.

el 15 sep 2009 / 20:47 h.

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Mariano Rajoy comienza 2009 con un pie en el optimismo y el otro en la cautela, ilusionado ante el que puede ser su año y temeroso de que acabe en fracaso. Todo ello, por las tres próximas citas electorales, pues en el PP muchos saben que si el balance es pobre, el prestigio del líder caerá.

En ese conflicto de estados de ánimo vivirá el presidente de los populares hasta el resultado de las elecciones europeas, según señalaron a Efe dirigentes y diputados del partido que prefieren el anonimato. Dirigentes y parlamentarios que en su cabeza manejan varias hipótesis y un sinfín de condicionales, y al menos una conclusión clara: cuando acabe junio, Rajoy será un barco a ritmo de crucero o un globo deshinchado.

Tras el Congreso nacional de Valencia, el presidente del PP decidió dar la vuelta a la estrategia política del partido bajo una premisa que resume un miembro de la dirección: "En estos tiempos, para que ganemos unas generales, tiene que conseguir que le vote gente que nunca antes lo ha hecho y eso supone moderar el discurso, recurrir a la prudencia, que son valores que la sociedad ve muy bien". Un diputado bien posicionado en Génova corrobora que la diferencia que puso por medio el PSOE en las generales sólo puede menguar si el PP se instala en la moderación.

Con esa actitud, y con el llamado sector crítico dudando entre afilar las garras o acomodarse en la tregua, el PP se enfrenta a las elecciones gallegas, vascas (ambas el 1 de marzo) y a las europeas. La mayoría del partido aguarda con ilusión estos tres desafíos porque cree que el partido avanza por el buen camino, y arrincona las encuestas que apuntan al deterioro de la imagen de Rajoy porque el desgaste, gracias a la crisis, mermará sobre todo las aspiraciones del PSOE.

Un diputado más escéptico supedita el triunfo o fracaso de los envites electorales al margen de victoria en las europeas: bajo la certeza de que el PP ganará, explica que si la diferencia es exigua, Rajoy tendrá muchos problemas, pero si es amplia, los tendrá Zapatero.

En Galicia, casi todos los dirigentes populares consultados creen que la mayoría absoluta está difícil, aunque no imposible, ya que aprecian en los últimos sondeos que el voto urbano poco a poco se decanta a su favor. No obstante, la población rural, caladero del voto tradicional, está más paralizada de momento.

El 12% de los electores gallegos vive en el exterior, así que se trata de un voto fundamental, incluso decisivo, pues puede dar la victoria a un partido o a otro, o proporcionar al PP el escaño que necesita para una hipotética mayoría absoluta. Para asegurarse la fiabilidad de ese voto, los populares han pedido la reforma del modelo, pero el PSOE se ha negado.

Mientras tanto, en el País Vasco, el nuevo presidente de partido, Antonio Basagoiti, ha cargado de optimismo las aspiraciones de los populares, y ello gracias al proceso de reforma del mensaje: el PP ambiciona la presencia en las instituciones vascas, pero sin confundir sus premisas de siempre. Un miembro de la Ejecutiva Nacional ofrece este análisis: "El objetivo es sumar más que Aralar, EA y EB juntos, porque si esto se logra, el PSOE, en caso de que gane, se verá obligado a elegir entre el PNV o nosotros. Si es verdad que quiere cambio, Patxi López debe optar por el PP".

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