Un ultimátum de 24 horas. Un día. Es el plazo con el que cuenta American International Group (AIG), la que hasta hace muy poco tiempo era la mayor aseguradora del mundo por valor de mercado, para salvarse de la quiebra y provocar una nueva hecatombe en los mercados financieros.
Es el tiempo estimado ayer por el gobernador del estado de Nueva York, David Paterson, para que la compañía resuelva sus problemas. Y es que la aseguradora busca desesperadamente una inyección de capital con la que evitar convertirse en la siguiente víctima de la crisis. En lo que va de año, las acciones de la firma han perdido un 91,83% de su valor. Sólo el pasado lunes, retrocedió un 61% y ayer sus títulos moderaron sus pérdidas, aunque llegaron a dejarse un 73,7% de su valor en el parqué de Wall Street.
Tal es la situación que la Reserva Federal estadounidense (Fed) ha contratado los servicios del banco de inversión Morgan Stanley para estudiar fórmulas que ayuden a reflotar la empresa, que ha visto en los últimos días cómo las agencias de rating Moody's y Fitch rebajaban sus calificaciones crediticias, lo que ha provocado la urgencia de que AIG recaude 14.500 millones antes de hoy para cubrir sus obligaciones.
Ya el pasado lunes, la aseguradora recibió del Gobierno una ayuda de 20.000 millones de dólares con los que solventar, de momento, sus problemas de liquidez.
