Economía

30-J, un ejercicio de catarsis patronal

Los empresarios sustentan su rosario de demandas con una imagen de unidad.

el 30 jun 2011 / 20:45 h.

Una pegatina verde en la solapa aclaraba quién pertenecía al movimiento de los empresarios indignados. Sonreía Juan Rosell cuando le preguntaron por la similitud con el movimiento del 15-M y el objetivo común de visibilizar su indignación. "Ni mucho menos".

Pero el distintivo verde con el lema 30-J La empresa como solución invitaba a un ejercicio de catarsis colectiva del que los asistentes se marcharon con el orgullo de ser empresarios y el convencimiento de que, sin ellos, no hay salida de la crisis.

El encuentro ideado por Santiago Herrero -"que puede que algunos no entiendan y piensen que carece de sentido", planteó algún ponente- consiguió el objetivo que se había marcado: dar la imagen de unidad empresarial y una inyección de fuerzas renovadas.

"No nos reunimos para lamentarnos, sino para hacer una llamada de esperanza en el futuro", proclamó Herrero en su discurso. Y, cada cual, lo interpretó a su manera. Para José Prado, de la rama de construcción de Málaga, sirvió para "reencontrarnos, saber quiénes somos, qué representamos, qué esperamos de las administraciones y qué aportamos a la sociedad".

Satisfacción no disimulada en la CEA. Ni una de las 3.000 sillas colocadas en el pabellón 2 de Fibes quedó libre. Superaron los 3.500 asistentes. Ni las altas temperaturas echaron atrás a los autobuses fletados desde todas las provincias andaluzas y a los representantes llegados de Madrid, Ceuta, Melilla, el País Vasco y Barcelona. Presencia también de miembros de la judicatura y de la universidad. Ni rastro de sindicatos ni políticos, inmersos en el segundo día de debate del Estado de la Comunidad.

En principio, un formato complicado para participar -trece intervenciones comprimidas en un espacio de dos horas, que irremediablemente se alargó-, aspecto solventado por la organización gracias a la posibilidad de que los presentes pudieran interactuar a través del envío de SMS y de tweet (mensajes en la red social Twitter) que se podían compartir y visionar en el momento.

Un alivio para descargar concentración entre ponencia y ponencia y también para los asistentes, muchos de los cuales estuvieron a ratos pendientes de sus móviles y de que las pantallas instaladas recogieran sus mensajes. Muchos contra la morosidad pública, otros tantos de ánimo para tirar hacia adelante. Para los más tímidos, otra opción. Una dirección de e-mail a la que dirigir sus propuestas, que -compromiso- serán tenidas en cuenta.

Consenso, aplausos y un deseo unánime: instaurar este encuentro "histórico" como una cita a repetir una vez al año.

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