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A favor de los titiriteros

Titiritero es el insulto de moda. Lo pronuncian con el odio asomado entre los labios, faltando el respeto a la magia de dar vida a una marioneta...

el 14 sep 2009 / 23:49 h.

Titiritero es el insulto de moda. Lo pronuncian con el odio asomado entre los labios, faltando el respeto a la magia de dar vida a una marioneta, como si manejar unos hilos y un muñeco degradara el talento de un intérprete, de un productor, del encargado del maquillaje y de los efectos especiales. Titiritero, e incorporan a aquellos que posan sobre alfombras de colores, pero también a quienes se hipotecan para tirar con su documental, con su cortometraje.

Se escuchaba titiritero en los días previos a los Goya, y su eco resuena cuando se aluden a las bajas cifras de recaudación del cine patrio durante 2007, o cuando algún kamikaze de las comparaciones odiosas minusvalora La soledad porque la han visto cuatro gatos, frente a esa afrenta a la propiedad intelectual que es El orfanato.

Reciben demasiadas subvenciones, protestan más que trabajan? Las susceptibilidades se esfuerzan por topar con los motivos más variopintos: todo sea por quejarse. Joyas como la película de Jaime Rosales u tantas otras cintas minoritarias, no saltarían del papel al celuloide de no ser por las ayudas oficiales; dudo que los espectadores más indignados, aquellos del titiritero sempiterno, compren su entrada para ver estas películas.

Y cualquier persona, empleada del cine o de los laboratorios químicos, tiene derecho a reivindicar lo que le apetezca, y utilizar para ello los medios de los que disponga. Por ejemplo: la alusión de Alberto San Juan a la Conferencia Episcopal estuvo fuera de lugar, por muy en desacuerdo que yo esté con las actitudes obispales; sin embargo, e igual que valoramos las novelas de Cela por el texto y no por el autor, Perogrullo dicta que un actor, un director o un guionista alcanzan la celebridad -y la mantienen- por su trabajo, y no por sus palabras. Por eso, porque la lógica dicta separar vida y obra, y porque disfruté Mataharis -qué injusto el desprecio académico-, Oviedo Express o Concursante, yo aplaudo a los titiriteros, y les deseo -por nuestro bien- larga vida.

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