Agencias
Tras un intento fallido de llevar el caso a juicio, un juzgado de Sevilla celebrará finalmente la vista oral por el derrumbe de una fachada en Bustos Tavera en el que murió una estudiante de 25 años en 1999. El proceso será el 24 de abril, y en él el fiscal pedirá un año de cárcel para dos arquitectas y un aparejador responsables de la obra.
Después de más de diez años de procedimientos judiciales, el caso del derrumbe de un muro en la calle Bustos Tavera, cerca de Santa Catalina, tiene fecha de juicio: será el próximo 24 de abril. La vista se celebrará en el juzgado penal 2 de Sevilla una década después de aquel 6 de abril de 1999, cuando la caída repentina de una casa deteriorada sepultó a una joven estudiante del Conservatorio de Música, de 25 años, que pasaba por la calle.
La Fiscalía de Sevilla solicitará para los procesados un año de cárcel por un supuesto delito de homicidio por imprudencia grave, porque incurrieron en una "falta de previsión y cautela" en el bloque que estaba siendo rehabilitado.
El céntrico edificio histórico, que databa del siglo XVIII y gozaba de protección urbanística parcial, se estaba rehabilitando para construir 24 viviendas de lujo, para las que se pensaba realizar toda la parte interior de nueva planta y conservar la totalidad de la fachada y los muros de carga.
Según el fiscal del caso, los imputados "no tuvieron en cuenta las deficiencias del muro que constituía la fachada" cuando en octubre de 1998 comenzaron las obras de rehabilitación. El fiscal pide para los tres imputados, junto a la pena de un año de cárcel, el pago de 120.202 euros de indemnización a los padres de la víctima, que residía en Barcelona. Durante su declaración en la fase de instrucción, las dos arquitectas aseguraron haber cumplido "rigurosamente" todas las medidas de seguridad, que además había supervisado la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento hispalense.
Las dos arquitectas alegaron que Urbanismo no les había exigido que se añadiese ni modificase nada al proyecto inicial que habían presentado, y precisaron que justamente cuando se estaban ejecutando las medidas previstas en el proyecto de seguridad ocurrió el siniestro. El peritaje oficial sobre el derrumbe determinó que la fachada se cayó por su estado de "abandono, ruina y falta de mantenimiento" y por su antigüedad, que motivó su "desmoronamiento y disgregación debido al agotamiento de su resistencia".
La fachada se derrumbó a media tarde del 6 de abril de 1999 y en un principio se pensó que no había víctimas, pero el cadáver de la joven estudiante catalana de 25 años fue localizado ocho horas después, en las labores de desescombro que realizaban los efectivos del cuerpo municipal de Bomberos.
